En su despedida, el segundo jefe de la Comandancia animó a los militares a seguir esforzándose para mejorar su preparación con la mirada puesta en las gestas de sus predecesores.
El segundo jefe de la Comandancia General, Ricardo Guillén Bayón, se despidió ayer de Ceuta con un discurso en el que mostró su satisfacción por el trabajo desarrollado durante el tiempo que ha permanecido en el cargo. "Han sido dos años exigentes en instrucción técnica y de combate tras los que puedo afirmar que sois un poco mejores cada día, como nuestra inclusión en la fuerza conjunta y la reanudación de la participación en misiones internacionales demuestran". En los próximos días, Ricardo Guillén Bayón viajará a Salamanca, donde ha sido destinado, para tomar posesión del cargo de jefe de Mando de Ingenieros del Ejército de Tierra.
Ayer, debido a la amenaza de lluvia, el acto de despedida se desarrolló en el interior del pabellón polideportivo Teniente Menzidábal. Allí tuvo lugar una parada militar que estuvo presidida por el comandante general de Ceuta, Javier Sancho Sifre, y a la que asistieron autoridades de la Ciudad Autónoma y de otras instituciones. Tras rendir honores y pasar revista a la tropa, Guillén Bayón se despidió del estandarte y pronunció su discurso en presencia de los jefes y comisiones de las unidades, centros y organismos de la plaza. A todos ellos y a los militares que le escuchaban en formación les recordó la responsabilidad que conlleva formar parte de las unidades en las que están integrados. "Sé que tenéis muy claro que ser herederos de héroes también supone una gran deuda que no se paga mediante la realización de actos periódicos, más o menos emotivos, que tratan de recordar sus gestas. No era eso por lo que lucharon y murieron", subrayó, "sois muy conscientes de vuestra responsabilidad añadida en seguir trabajando, seguir perfeccionando técnicas y procedimientos, de velar por que el prestigio de vuestras unidades no sea sólo una herencia pasada sino un valor real y actual". No obstante, expresó su confianza en el trabajo realizado. "Podéis estar tranquilos y orgullosos, podéis estar seguros de que con vuestro espíritu, sentido del deber y buen hacer no tenemos nada que temer, somos dignos herederos de nuestros mayores y como ellos, seguiremos trabajando allá donde España lo demande", dijo. En este sentido, les recordó que cuando así se requiera, deberán enfrentarse a retos que serán muy diferentes a los que tuvieron que hacer frente sus antecesores, "quizá menos intensos y épicos que aquéllos, pero, sin embargo, mucho más exigentes en otros aspectos".
Guillén Bayón animó a los militares que forman parte de las distintas unidades destinadas en Ceuta a seguir trabajando con la dedicación e intensidad que han venido haciendo. Y señaló que esa profesionalidad "se manifiesta en el inquebrantable sentido del deber, que nos obliga a cumplir hasta las últimas consecuencias las obligaciones que voluntariamente hemos contraído con nuestra patria. Sabéis que en esto no hay excusa, hemos elegido ser soldados de España, sólo nos queda tratar de ser los mejores, los más esforzados, los más leales, los más eficaces".
El hasta ahora segundo jefe de la Comandancia también tuvo unas palabras de reconocimiento para la unidad de servicios, cuyo trabajo "callado y abnegado" y horas de dedicación han hecho posible, "a pesar de los importantes recortes económicos sufridos, que el resto de unidades hayan podido mantener su calidad de vida y dedicarse a sus misiones principales de preparación". Agradeció a sus componentes su esfuerzo y señaló que gracias a ellos "ha sido fácil ser jefe de una base tan compleja".
Valores tradicionales
Anteriormente, Guillén Bayón había señalado que "a los valores tradicionales de disciplina, abnegación, lealtad, compromiso, el valor físico y moral que siguen plenamente vigentes, hay que añadir la creciente importancia de la iniciativa a todos los niveles y de la responsabilidad e inteligencia necesaria para entender el entorno en que nos movemos en cada momento, actuando siempre de forma intachable y acorde con el objetivo final de cada operación".
En este sentido, antes de finalizar su discurso, tuvo unas palabras de recuerdo para los militares españoles desplegados en distintas partes del mundo. Destacó el trabajo llevado a cabo por los efectivos que en la actualidad están destacados en misiones en Irak, El Líbano, la República Centroafricana, Afganistán y Somalia. "Aunque pocos en números, como elementos individuales hoy materializan la auténtica razón de ser del soldado: ir a donde se le manda, trabajar y luchar donde va y ganar donde lucha", subrayó. A todos ellos les deseó éxito en sus misiones "y un feliz regreso a casa", al igual que a los militares que tengan "la fortuna" de participar en la próxima misión en Mali, "de donde volveréis a dejar bien alto el nombre de vuestra unidad, del Ejército y de España", dijo.
Con anterioridad, Guillén Bayón había asegurado que con su acto de besar la bandera del Regimiento de Ingenieros número 7 no pretendía despedirse sino que era una prueba de su compromiso y unión a la Comandancia General de Ceuta. "No os quepa duda de que desde el Mando de Ingenieros del Ejército de Tierra o donde el futuro me lleve, seguiré pendiente de vosotros. Me alegraré de los éxitos que sin duda lograréis. Y si alguna vez las cosas no salen como debieran, podréis contar con mi apoyo y comprensión", aseguró.
Sus palabras resonaron en el polideportivo Teniente Mendizábal ante los efectivos de una compañía mixta compuesta por una sección de Regimiento de Ingenieros nº7, otra del Regimiento Montesa nº3 y una tercera del Batallón del Cuartel General. También escucharon su discurso los miembros de una compañía del 2º Tercio de la Legión y una batería de Regimiento de Artillería Mixto nº 30.
La parada militar contó con la participación de la Banda de Guerra Mixta de la Comandancia General y de la Unidad de Música del Batallón del Cuartel General.
Al acabar su alocución, Ricardo Guillén Bayón se despidió de los jefes de las unidades con los que ha desarrollado su actividad durante los dos años que ha permanecido destinado en Ceuta como segundo jefe de la Comandancia.
Antes de finalizar el acto, se llevó a cabo el habitual y emotivo homenaje a todos aquéllos que dieron su vida por España.
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