Pensaba en las viandas y me derretía. Observaba el plato vacío y me imaginaba un buen argumento gastronómico.
Mi mente quería tener en sus papilas aquello que tenía fuera de su órbita.
Pero algo encontraba en medio. Era el vacío que me embargaba de aquello que ilusionaba y me daba largas a unos instantes donde el éxtasis de poder probar aquellas delicatessen me había realzado al séptimo cielo.
Pero aquí en la tierra había quedado con esas restricciones a buscar un lugar donde pueda quedar paralizado mi instinto y un menú diario, haga que mi fantasía quede ahí. En ese lugar donde todos van para no ensuciar los platos y que le pongan por delante algo que pueda quitar el "gusanillo" de nuestras queridas " tripas", que desean tomar ese bocado.
¡Ay hija mía!. ¿Dónde te encuentras? Que me has dejado en esta ola de pérdidas de pasos y que sudo como un gimnasta cuando mis ideas son contrarias al talento de perder o dar un paso.
Aliado del autobús o de un colega que me lleve en la "guagua" para no tener desgaste de mis pobres músculos.
Atento al intelecto de un cafre que piensa en el postre, que se acerque y me llene de una buena tajada de sandía.
Que maravilla de esa fruta, que fresquita da ganas de meterse en la mar y estar allí durante horas, siempre y cuando no tenga que moverme y desgastarme en el deporte del placer de nadar.
Pienso en los versos que el Universo me presenta delante mía y si es posible que me lo dicte, vaya ser que se me olvide y meta la pata al transcribirlo.
Y las olas hacen que suba la marea y yo estoy allí, en la orilla y sintiendo como las cosquillas del Sol me invitan a refugiarme en las pocas sombras que veo a mi alrededor y vuelva con pasos lentos hacia mi casa que es donde me encuentro mejor, rodeado de mi ordenador y de mi mundo productivo, donde estoy mucho mejor.
Aquí mis inventos y los molinos de viento me dan ese fresquito tranquilizador y las ganas de no pensar tantas cosas malas que me han hecho sudar y para eso está el día, para no dejar que me moje mis vestiduras y dar un consejo de envergadura: "Solo salir cuando la fresquita se vea venir y comprobar que llevo buen líquido, para no deshidratarme".