Tras el endurecimiento de las políticas migratorias por parte del ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, la migración procedente de Túnez elige España y parte de esta corriente migratoria lo trata de hacer por las
oficinas de asilo situadas en las fronteras de Ceuta y Melilla. Según un estudio publicado esta semana por el Foro Tunecino por los Derechos Sociales y Económicos (FTDES), 425 han elegido España como puerta de entrada en lo que va de 2019, lo que supone casi la mitad del total de tunecinos que han llegado a Europa (1.019). Una cifra en evidente alza si se compara con los 518 migrantes tunecinos que entraron en territorio español en todo 2018. Según el Gobierno español, un total de 2.964 lo hicieron el año pasado por los puestos fronterizos de Ceuta (567) y Melilla (2.397), principales puntos de acceso de los tunecinos que deciden huir de la crisis en su país. No obstante, según datos facilitados por CEAR a principios de año,
solo 348 personas, indiferentemente de su origen, solicitaron asilo en Ceuta. Este dato refleja que, a pesar de que el número de tunecinos llegados a la ciudad fue alto, una minoría ejerció su derecho a protección internacional en nuestra ciudad. España crece como el destino más atractivo para los inmigrantes irregulares tunecinos, inducidos por las severas políticas de expulsión del gobierno italiano, un país más cercano por historia y geografía. Uno de los motivos es el factor económico y la relación legal entre los dos Estados, más segura en la actualidad que la que mantiene con Italia. "Por primera vez hemos observado que los tunecinos optan cada vez más por España, es más barato y además no hay repatriación porque no existen acuerdos bilaterales entre los dos países", explica a Efe el portavoz de FTDES, Romdhane Ben Amor. En su opinión, las rutas migratorias son flexibles y se adaptan a la situación socioeconómica y de seguridad de la región. "Si van a Lampedusa -a 160 kilómetros de distancia- saben que la repatriación será directa por lo que ahora se dirigen a la costa de Sicilia, pero ésta exige más dinero, así que acceden a España a través de Marruecos", precisa. "Desde Túnez la partida es más cara porque es más segura y conlleva menos peligros que desde Libia", explica Ben Amor en su despacho. Las cifras de la agencia europea de control de fronteras externas Frontex son similares y constatan la tendencia de que España fue con 56.844 llegadas irregulares en 2018 el primer puerto de llegada a Europa y lo seguirá siendo durante este año.
El perfil de los migrados
"Según los estudios, el 55 % de los jóvenes aspiran a emigrar y un 31 % está dispuesto a hacerlo de manera irregular. Por otro lado, miles de jóvenes abandonan el país de manera regular, son sobre todo médicos, ingenieros y universitarios", destaca Ben Amor. "Mientras que antes eran jóvenes sin estudios durante los últimos años hemos observado que hay cada vez más tunecinos con estudios universitarios, con trabajos precarios, más mujeres e incluso familias", apunta. Y menores acompañados, un perfil que crece con preocupación: "en 2018 el 35 % de los migrantes eran menores", subraya Ben Amor. El responsable advierte, además, de que al contrario de lo que afirman algunos políticos en Europa, Túnez no es un "puerto seguro" y no puede convertirse en una "plataforma" de migrantes ya que no dispone de una ley de asilo. A ello se suma una situación económica y social "delicada", la falta de reacción del Gobierno tunecino y su política de silencio ante las presiones de la Unión Europea, critica el portavoz del FTDES. Según las ONG, desde la llamada "revolución de los Jazmines", que en 2011 acabó con la dictadura de Zinedin el Abedin ben Ali y dio inicio a las llamadas "primaveras árabes", unos 27.000 tunecinos han abandonado su país.