Este año confieso que no he sido fiel a estar contigo en esa tradición del traslado de nuestro Cristo del Medinaceli del Príncipe hasta la Casa del antiguo Cuartel de Automovilismo.
Esos momentos que solo hace falta y observar, ver, escuchar, sentir, ese fervor que se palpa en todos los rincones de esa pequeña Iglesia de Ildefonso, donde estás guardado de las inclemencias del tiempo y del vandalismo de las calles.
Es allí cuando te vamos a ver una vez al año y salimos con otros aires, cargados de una espiritualidad, que solo es vista por los que vamos con ese grosor de devoción, crítico, ya que al intentar ser científico caemos en un vacío, donde solo lo obvio es esencial para salir airoso de un modelo único en el universo. Ser un hombre o mujer que está ahí delante de su Cristo que tanto quiere, ama y sabe que El también nos da de la mano en ese humbral del amor hacia sus devotos y fervientes seguidores.
Y con esa complicidad se ve los detalles de esa bonita silueta, y todos, y cada uno, de las piezas que han sido engarzadas en ese pequeño palio, donde las flores van llegando y son puestas poco a poco, para que sus admiradores vean que ese presente ha sido admitido y agradecido por su Padre Protector el Cristo de Medinaceli.
Y cuando se escucha que en tal paso ya no hay gente para poder sacar a los mismos, es de cumplido recibimiento escuchar que aquí hay de sobra y si hace falta más de uno se pondría allí abajo para poder pasear a nuestro Señor.
Fe y complicidad se sigue viendo en este emotivo acto, donde todos somos cómplices de una salida procesional de nuestro más grande entre los grandes de nuestra querida Semana Santa Caballa.
Se observan a esas promesas que acompañan a su Señor, que dan escolta dentro de una señal de admiración y con su Promesa de ir detrás de nuestro Cristo, se ven los instantes donde esa interrelación entre esa figura sagrada y un simple mortal, con nuestro Dios han valido para poder ver un ápice de Sanación para algún miembro de nuestra familia.
Son muchos los casos y por ello siguen despacio, a su Señor descalzos, tapados sus ojos con vendas, sin hablar, llevando algún peso tanto a sus espaldas, como en sus pies, y por último con ese amor por ser seguidor de un hombre que nos está regalando un apice de los que nos faltaba, ganas de ser tocados por la bondad de nuestro Señor Cristo Medinaceli .
Y entre medio de rezos, admiración, reconocimiento de lo hecho por ese Señor, están los actos de fe y reconocimiento como por ejemplo la puesta en libertad de algún preso, que antes de hacía en la antigua prisión de Los Rosales, allí un pobre hombre que estaba en cautividad era puesto en libertad gracias a la intercesión de nuestro Señor Medinaceli.
Y por todos los rincones de las calles donde transita se observa esas ganas de ver a su Señor para acompañarlo y no dejarlo solo hasta su lugar de reposo, donde es la fiesta grande, donde los grandes artistas del cante lo esperan y dan con su arte un gran colorido de musicalidad al Señor Medinaceli que con su gran bondad agradece todo lo que le puedan ofrecer de sus devotos, como por ejemplo esa cabellera que seguro habréis observado que cada año es ofrecida por alguien que ha ofrecido este presente por un favor que le ha dado nuestro Señor Medinaceli. Muchas gracias por tus favores y que conste que soy un fiel servidor tuyo.
Hoy he llorado.
Al ver emocionado.
A nuestro Dios
Esa recreación.
Hecha por un escultor.
Que puso su amor.
Y nosotros confiamos.
En esa lindo destello.
De una imaginación.
Que es nuestro Dios
No por serlo.
Sino por ser una foto.
De un algo.
Que nunca se ha visto.
Y le tenemos devoción.
Y es nuestra luz.
Hacia un Cielo.
Que se iluminó.
Al ser presentado.
Nuestro Señor del Medinaceli.