Cuando oí el segundo disparo y el tercero y te sentí gruñir, no sé si de furia o de dolor, ya estaba segura de que tus amenazas de que me matarías y te matarías, se habían cumplido, y solo pensé en ellos , en esos hijos que me sembraste en el vientre y que ahora me has arrebatado.
Me lo dijeron las vecinas, me lo dijeron mis amigas y hasta mi familia, que te dejara, pero yo te quería, y no somos los gitanos, los que dejamos a los nuestros y menos , una gitana a su marido.
Las ropas sucias se lavan en casa y las lagrimas duelen menos si nadie te las ve, me decía una y otra vez, pero solo me engañaba, porque me las veían mis hijos , al volver del colegio y se las comían y se las llevaban encima y ahora las llevarán por siempre, pesada lacra, sin tener casa , ni madre que vele por ellos, hombro seguro y firme, en donde llorar y pedir refugio.
¿Qué será de mis niños ahora?, ¿Que será de ellos?¿ Quién los recogerá- como yo- en mi casa?, ¿Quién les castigara, cuando se porten mal, quién les premiara con un beso o quién les hará la comida y les esperará, en la puerta del colegio?.
La familia es lo que tiene, que se hace de una amalgama de gente, que no tiene nada que ver y un día glorioso, con el sol en todo lo alto del cielo, ves que todos son hilos de la misma madeja…Eso, al menos, pensábamos nosotros , cuando nos fugamos con la oposición de nuestros dos clanes, tan separados y enfrentados, con los que creíamos que podríamos, pero que no hemos podido , porque las cuentas pasadas se pagan y ahora las pagarán nuestros hijos.
No me importa ser un numero más en una cuenta- inacabable- de mujeres , que mueren a manos de sus maridos, no me importa que me lloren , ni que me marquen, no me importa el cielo, ni el infierno , porque no he hecho otra cosa en mi vida que quererte, respetarte y cuidar y dar mi vida por mis hijos, pero ella me vio, tu hija y mi hija, me vio, antes de estar muerta y mis ojos no se cerraron , para verla a ella por última vez e implorarle que cuidara de sus hermanos, que no se desunieran, pero… ¿podrá ser eso, porque quién cargará con una ancla tan lastrada como la de cinco hijos?, ¿quién?... ¿ tu familia o la mía?, quién olvidará que a demás de hijos míos , también son tuyos o tuyos y también míos. Mis hijos, tus hijos, nuestros hijos , que vivían en un buen hogar y se les quería, yo los quería y los hubiera debido apartar de la violencia de la muerte, que rondaba a nuestra vera , sin que supiera como espantarla, sin que hubiera matamoscas que burlara los pasos, de algo tan grande y tan negro.
Ahora no tiene solución, porque me llevan al anatómico y salgo en los periódicos en la página de sucesos y tu familia y la mía, se pelearán en los juzgados y en los servicios sociales, por la custodia de los niños y no habrá nadie que los acoja a los cinco juntos y se desvairán como las hojas caídas, con la fuerza del levante, cada una racheadas y fugitivas. Solo una cosa me duele, que no supe hacerte frente y ponerte cara, que no supe meterte en la cárcel y denunciarte, para que no me hicieras daño a mí y mis hijos, que no me hicieras abandonarlos , en caja de madera y hundirme en la agonía de no verlos ,ni mesar sus cabellos , ni enjugar sus lagrimas, cuando más falta le haga, porque nosotras las gitanas no acusamos a nuestros maridos, y nos sorbemos las lagrimas y nos aguantamos los golpes y morimos , como yo morí, con los ojos abiertos, esperando la llegada de mis hijos.