Las costumbres locales encuentran en Andrés Peña Cózar un hueco especial. Su defensa de las tradiciones ceutíes -afianzada por las convicciones de su padre- se pone de manifiesto por una vida que está estrechamente relacionada con este tipo de manifestaciones. Unos lo conocerán por su afición por el carnaval -donde durante veintitrés años ejerció como autor de música y letra-, otros por su labor en la Cofradía de la Virgen de la Esperanza y Nuestro Padre Jesús Nazareno, muchos lo relacionan con el mundo de la pintura por su afición con los óleos y las acuarelas y otros pocos lo conocen por su actual faceta como administrativo de la Viceconsejería de Festejos, donde tiene relación directa con todas estas costumbres ceutíes.
Andrés Peña Cózar no duda en reconocer que su trabajo le permite seguir ligado a lo que más le apasiona y, por ello, se siente un afortunado. Disfruta con lo que hace y espera aportar su grano de arena para que la ciudad siga presumiendo de tener su propia identidad. –¿Cómo un funcionario del Estado en comisión de servicio con la Ciudad Autónoma?
–El actual presidente, Juan Jesús Vivas, estimó que mi sitio estaba en la Viceconsejería de Festejos y acepté porque me siento muy identificado con este trabajo. Siempre he participado de todas las tradiciones de mi tierra y ahora lo hago desde otro punto de vista, concretamente desde la organización y la gestión, lo cual me encanta.
–¿Y tan contento no?
–Sí, antes asistía a todos los eventos como un ciudadano normal y ahora lo hago para trabajar pero me considero un defensor y un amante de las tradiciones de mi pueblo.
–¿Dónde nace ese sentimiento?
–Desde pequeño porque he vivido en un seno familiar totalmente caballa, mi padre era un devoto de la Vírgen de África y un aficionado del carnaval, por lo que ha sido lo más grande de mi vida. Él me enseñó todos los valores de la vida, era muy estricto pero a la vez un perfecto padre y esposo.
–¿Qué es lo que más quebraderos de cabeza puede dar en la organización de cualquier festejo?
-Todos tienen su complejidad, sobre todo en los momentos de crisis donde se mira mucho el dinero y cualquier cosa que se organiza vale dinero y ahora no son momentos para gastar. Por este motivo, hay que seguir organizando las fiestas pero con menos presupuesto.
–¿Cuál de los acontecimientos locales es más difícil de poner en escena?
–Las Fiestas Patronales y los carnavales porque el resto crean menos dificultad, entre ellos, San Antonio, San Juan, el Corpus, los conciertos de Radio Olé, la Virgen del Carmen y las navidades.
–¿Con qué momento de estas tradiciones te quedarías?
–Con el día de los Reyes Magos porque es una ilusión para todas las edades así como con la salida de la Vírgen de África porque es mi patrona y era la de mi casa y, en particular, de mi padre.
–Cambiando un poco de tema, ¿Cuándo te picó el gusanillo de los carnavales?
–A pesar de que me inicié en tiempos clandestinos, lo cierto es que escuchaba cintas de cassete en mi casa porque la madre de mi padre era gaditana, es decir, en mi hogar se respiraba un ambiente carnavalero gracias a las cintas de mi padre.
–¿Qué te ha dado la fiesta en honor al Dios Momo?
–Muchas satisfacciones, sobre todo durante muchos años donde vivía con intensidad esta fiesta porque ahora lo sigo viviendo pero desde la barrera. Pienso que no me ha quitado nada porque lo único que he perdido han sido unas amistades que en verdad no lo eran, por lo que bien quitadas están.
–¿Recuerdas tu primer grupo?
–Sí, fue en el año 1973 con la “Murga Kaos”, cuyo nombre pusimos porque éramos un caos el grupo en sí y le pusimos la ‘K’ para darle un poco de fantasía. Luego, mi primer año de carnaval oficial fue en el año 1983 con la comparsa “Renacimiento caballa”.
–¿Por qué las comparsas?
–Del carnaval me gusta todo pero como me gusta la música me incliné por la comparsa porque se defienden más las voces y es más sonórica. Me rodeé de muy buena gente como Chiki, Paíto y Fructu, sin querer nombrar a más para no olvidar a nadie.
–Si tanto te gustaba ¿Por qué decides un buen día dejar las tablas y marcharte?
–Lo dejé en el mismo momento en el que nació mi hija, es decir, en el año 1993 porque eran más los sinsabores que las satisfacciones y fuí totalmente radical. Ese día dije que jamás me subiría al escenario en un concurso y no lo he vuelto a hacer aunque he colaborado con grupos y he sacado agrupaciones callejeras pero a concurso no volveré jamás.
–¿Cómo se fusiona el carnaval con la Semana Santa?
–Mi pasión por la Semana Santa llega desde los dieciséis años cuando formé parte de la primera cuadrilla que sacó de costaleros el Nazareno porque antes lo sacaba el Tercio. Desde entonces he estado dieciocho años como costalero y hoy soy capataz y tesorero de la Junta de Gobierno de la hermandad.
–¿Por qué capataz?
–Es algo que nunca podía pensar como costalero porque lo mío era meterme debajo del paso pero las enfermedades no me lo permiten. Es una vivencia muy difícil de escribir, sobre todo cuando tienes a La Esperanza delante en pleno encuentro y al mismo tiempo suena el ‘Novio de la muerte’, esa marcha que a ‘algunos’ tanto les disgusta escuchar en la Semana Santa.
–¿Donde radica el éxito de la hermandad en su salida procesional?
–Pienso que en la compenetración con mi equipo y los costaleros, porque se lo merecen todo. Hay años mejores y peores pero nunca tenemos problemas de costaleros, incluso hay reservas. Siempre me acompaña como ayudante-capataz Jesús Garrido y como contraguías Satur y Quico.
–¿Cómo te referirías a la cofradía del Nazareno?
–Una cofradía seria que tiene uno de los cortejos más grandes de la Semana de Pasión. En particular, destacaría la seriedad.
–Carnavales, Semana Santa y también pintor ¿Cómo se enlaza esto último?
–Desde pequeño me aficioné con la pintura influenciado también por mi padre. Cuando dejé el carnaval tenía más tiempo libre y me dediqué a la pintura de forma más seria desde el año 2000.
–¿Qué te reporta la pintura?
–Me da la vida y me ha quitado de problemas psicológicos gordos porque cuando me meto en el lienzo y me concentro en lo que estoy haciendo me evado de otras cuestiones.
–¿Te encuadrarías en algún tipo de género o eres de los que pintan por pintar?
–Me considero un pintor realista en la técnica del óleo y me decanto más por el impresionismo con la acuarela, es decir, tengo las ideas claras.
–¿Es difícil reflejar en un lienzo tus pensamientos?
–La dificultad te la pones tú mismo porque el tiempo de un cuadro depende de muchas cosas ya que no es lo mismo pintar un árbol que un retrato, es decir, la pintura tiene tantas posibilidades que particularmente me considero muy estricto y nunca satisfecho, porque me exijo cada vez más.
–¿Qué es lo que más te gusta llevar a tus cuadros?
–Los paisajes y las pinturas del mar porque tenemos la gran suerte de vivir en una ciudad privilegiada con la luz y, de hecho, mi primera exposición se llamó “La luz” porque Ceuta es un paraíso para cualquier pintor.
–¿Es afición o diversión?
–Para mí es afición porque disfruto pintando ya que casi todos los días me pongo delante del caballete e incluso tengo obras repartidas por todo el mundo y en organismos oficiales como Acicatena en Italia.
–¿Te cuesta trabajo desprenderte de un cuadro?
–Mucho porque cada vez que me desprendo de uno se me va algo mío ya que me da mucha pena. He pintado cerca de 500 cuadros y tengo una base de datos porque me gusta llevar un control absoluto de todos, desde el momento que lo terminé hasta quién lo adquirió, es decir, todos van en serie y están autentificados por mí. En mi casa no se ven las paredes porque están llenas de cuadros.
–¿Te gustan las exposiciones?
–Sí, es una forma de que conozcan tu obra y que la gente disfrute con ella, además de que me encanta explicar lo que pinto, sobre todo a los más pequeños como me sucedió en Conil.
–¿Has transmitido alguna de estas aficiones a tu hija Alicia?
–El nacimiento de mi hija fue el mejor momento de mi vida y estoy muy orgulloso de ella. Yo era portero en el UA Ceutí y curiosamente ella es portera del Caballa de waterpolo, algo impensable e inesperado porque ocupa una demarcación muy complicada y con pocas jugadoras a nivel nacional en ese puesto. Ha sido llamada con la selección nacional juvenil, lleva tres años y pienso que es una gran deportista pero también una buena estudiante.
–¿Algo más?
–Sólo seguir teniendo salud porque es la base de la vida.