El fiscal general del Estado puso de ejemplo a la Fiscalía ceutí para defender y poner de relieve el papel investigador del fiscal
El fiscal general del Estado, José Manuel Maza, ofreció ayer la última de las conferencias de la octava edición de las Jornadas Jurídicas de Ceuta. Lo hizo para defender la reforma procesal que, a pesar de que se ha quedado dos veces en el cajón en las Cortes, introduce la figura del fiscal investigador en la instrucción penal. No obstante, este papel ya lo viene desarrollando desde hace más de 20 años, precisó Maza, el fiscal de Menores en toda España. En este sentido, Maza calificó de “excelente” el trabajo y la colaboración que vienen desarrollando la Fiscalía de Área de Ceuta con el servicio de Menores de la Ciudad Autónoma.
Durante su visita a Ceuta, el fiscal general del Estado visitó las dependencias de la Fiscalía de Ceuta así como el centro de menores Mediterráneo. Es por ello que mostró su satisfacción por el “excelente” trabajo que se realiza, por lo que no dudó en felicitar al fiscal jefe de área, José Luis Puerta, presente en el salón de actos del Ayuntamiento. Igualmente extendió su reconocimiento hacia toda la plantilla fiscal de Ceuta. “Tienen ustedes, además, un equipo en Fiscalía magnífico y con un estupendo jefe”, remarcó Maza.
Al hilo incidió en que todos los fiscales de Menores de España ejercen las funciones de investigación que ayer planteaba Maza como extensibles al resto de fiscales, tema central de la conferencia.
Se trata de la figura del fiscal investigador sobre el que pese la dirección de la instrucción en materia penal, siempre contando con la complementariedad del juez, hasta ahora instructor, para pasar a ser un juez de garantías.
Un reparto de funciones, consideró Maza, muy beneficioso no solamente para el desarrollo de los procesos de instrucción e investigación, especialmente los calificados como procesos complejos, que garantiza cada paso que se dé en la investigación sino que también repercutiría en una agilización de la justicia.
Y es que, para el fiscal general del Estado, que ha estado quince años como magistrado en el Tribunal Supremo, uno de los problemas más graves de la justicia española es la lentitud. Una demora, especialmente en la fase de instrucción, que provoca la desconfianza de la ciudadanía, de la opinión pública.
“Que un juez de instrucción garantiza la tutela de los derechos de los sometidos a investigación o a instrucción en este país, sin duda ninguna. Y quien diga lo contrario, miente. Ahora bien, ¿no será mejor que se dividan las funciones y que ese juez, que en vez de instrucción le tendríamos que llamar de garantías, ese juez se dedique a tutelar los derechos de los ciudadanos, a gestionar las medidas cautelares, a gestionar las injerencias en los derechos fundamentales y que no sea ese juez el mismo que dirige la investigación. Que haya una figura que dirija el procedimiento y un juez que controle esa investigación. Yo creo que sería buenísimo y sanísimo para el Poder Judicial que esto fuera así”, argumentó Maza.
No sería más que extender a todos los fiscales lo que ya hacen, por tanto, los fiscales de Menores “desde hace 21 años”, reiteró Maza, y que ya está dando resultados, junto con las reformas legales, “la delincuencia de menores está bajando poco a poco”. Además, hay que tener en cuenta que hay otras especialidades fiscales que también investigan antes de que el caso se judicialice, como en el área de medio ambiente.
Dos reformas frustradas Pero los problemas a la hora de acometer la reforma procesal necesaria, también fueron objeto de crítica ayer por parte del fiscal general del Estado. Y es que en 2011 y en 2013 se plantearon dichas reformas legislativas que finalmente quedaron en un cajón. La primera fue presentada por el PSOE durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero y la segunda bajo el auspicio del Gobierno popular de Mariano Rajoy. En ambos casos, la reforma no salió adelante con el consenso necesario, recordó Maza, porque los dirigentes de ambos partidos políticos expusieron el mismo argumento aludiendo a un posible “control político” a los fiscales. “Es la triste historia de siempre”, lamentó Maza.
El fiscal general del Estado recalcó que la figura del fiscal es cada vez no solo más independiente, sino también más autónomo. “El fiscal puede discutir las órdenes que reciba”, aseveró, si bien igualmente en el Ministerio Público existe una jerarquía también necesaria.
Un compromiso personal La reforma que Maza defendió ayer en el salón de actos del Ayuntamiento y en la que se pone de relieve la labor investigadora del fiscal, con el juez de garantías, no es nueva. Aseguró que, dado que es una de las tesis que él ha defendido siempre, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, le aseguró que impulsaría esta reforma cuando le ofreció el cargo de fiscal general del Estado. Y fue por ello que aceptó el puesto, puesto que se trata de un reto personal.