El español Carlos García Juliá, uno de los autores de la matanza de Atocha de 1977, ha embarcado este jueves en el aeropuerto internacional de Guarulhos, desde donde es extraditado a España, en Sao Paulo (Brasil). Tras varias décadas prófugo, fue arrestado en 2018 en el país sudamericano.
La matanza de Atocha, ocurrida en el Madrid de 1977, dejó huella en Ceuta ya que una de las víctimas de aquel atentado era vecino de nuestra ciudad. Francisco Javier Sauquillo, abogado laboralista, quien resultó gravemente herido muriendo días después en el Hospital Primero de Octubre, fue atacado a disparos cuando se encontraba en el despacho con más letrados.
Sauquillo tiene una calle rotulada en Ceuta, su ciudad natal, en concreto en la barriada de Juan XXIII.
Tres décadas en paradero desconocido
García Juliá llegó este jueves a la pista del aeropuerto internacional de Guarulhos, en la región metropolitana de Sao Paulo, acompañado por el cónsul de España en Sao Paulo, Ángel Vázquez, según pudo constatar EFE.
Fuentes de la Policía Federal de Brasil informaron de que García Juliá, cuya extradición fue autorizada por la Corte Suprema en agosto de 2019, embarcó en un vuelo comercial de Iberia que despegó poco después de las 16.00 hora local (19.00 GMT) rumbo a la capital española.
Después de casi tres décadas en paradero desconocido y un año de arresto en Brasil, la extradición de García Juliá podría cerrar esta misma semana uno de los capítulos más negros de la Transición española.
El 24 de enero de 1977 tres pistoleros de extrema derecha entraron a cara descubierta en un bufete de abogados laboristas situado en el número 55 de la madrileña calle de Atocha y asesinaron a tiros a cinco personas: tres abogados, un estudiante de Derecho y un administrativo.
Uno de los pistoleros era García Juliá, quien por entonces tenía 24 años.
"En varios momentos de los interrogatorios (García Juliá) reiteró que aquello (la matanza) ocurrió en la época en la que era joven, era un idealista, y que estaba arrepentido de ello, pero ya había pagado por la sentencia y por el crimen cometido", recalcó su abogado defensor.
El español fue condenado a 193 años de prisión en 1980, pero tan sólo cumplió 14. En 1991, consiguió la condicional y, algunos años después, un permiso para viajar a Latinoamérica por una oferta de trabajo, pero, aunque la decisión fue revocada posteriormente, García Juliá nunca regresó a España.
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