La “MARIANNE”, símbolo externo de la Francmasonería //
La mejor definición de la Francmasonería viene recogida en el artículo primero de la Constitución del Gran Oriente de Francia (GODF): la Francmasonería, institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva, tiene por objeto la búsqueda de la verdad, el estudio de la moral y la práctica de la solidaridad. Trabaja por la mejora material y ética y el perfeccionamiento intelectual y social de la humanidad.
La Francmasonería tiene como principios la tolerancia mutua, el respeto a los demás y a uno mismo y a la libertad absoluta de conciencia. Considerando las concepciones metafísicas del dominio exclusivo de la apreciación individual de sus miembros, rehúsa toda afirmación dogmática. Concede una importancia fundamental a la Laicidad. Su lema es Libertad, Igualdad, Fraternidad”.
Hacerse francmasón implica ser contactado por los miembros de una logia: un recorrido difícil y largo que comprende tres entrevistas y un voto cualificado. Para abandonar la logia, basta con enviar un correo: todo lo contrario de un movimiento sectario en el que sí se entra fácilmente, en el que se abdica de la propia libertad y bienes, y del que rara vez se sale indemne.
La adhesión a una logia del GODF implica una cotización anual, así como la participación en reuniones mensuales (llamadas Tenidas).
Ciertas organizaciones, para desarrollarse, toman de la Masonería algunos elementos, pero NO tienen nada que ver con la Francmasonería.
La Francmasonería ofrece herramientas de búsqueda personal, filosófica, espiritual…pero no es, en ningún caso, una “religión sustitutoria”.
Sus rituales y las leyendas fundacionales de la Orden tienen a menudo un origen bíblico, pero la Francmasonería ni imita a las religiones ni las rechaza. Siendo adogmática, no imponiendo ninguna creencia, no se sitúa en el mismo plano: la Francmasonería cuestiona al Hombre y le propone encontrar en sí mismo su verdad. Por lo demás, numerosos miembros del GODF son creyentes y practicantes de cualquier religión, lo que no les impide defender el corolario de la libertad de conciencia: la Laicidad.
La Francmasonería presenta una dimensión única en el mundo occidental: la iniciación.
Iniciarse es entrar en una fraternidad y es también comprometerse en un camino de progresión personal merced a un ritual y unos símbolos. Por la utilización de estas “herramientas” comienza el nuevo iniciado su trabajo masónico, que es esencialmente “trabajo sobre sí mismo” en la más total libertad de conciencia.
A veces se oye hablar de “método masónico”: es el trabajo que hacemos en la logia, siempre inacabado, que se va completando con la búsqueda individual, que es lo propio del masón. La Luz que busca cada masón (entendiéndose “Luz” en el sentido que se le daba en el siglo XVIII) ilumina su camino y disipa los condicionamientos del estatus social: iniciación y práctica del ritual contribuyen, de este modo, a la emancipación de los individuos.
El GODF se preocupa por lo que sucede en la sociedad, pero nunca a través de un debate partidista.
Se trate de opciones políticas o de creencias religiosas, la libertad de conciencia es esencial. Efectivamente, la Francmasonería tiene como vocación reunir a hombres y mujeres de diversas opiniones; todas las sensibilidades están representadas en su seno, exceptuando las contrarias a los valores: Libertad, Igualdad, Fraternidad, concediendo una importancia fundamental a la laicidad.
Contando con más de 240 años, el GODF es la obediencia más antigua del panorama masónico (fue fundado en 1773 en continuidad con la primera Gran Logia que se remonta a 1728), y la más importante (más de 50000 miembros, agrupados en cerca de 1300 logias en los 5 continentes).
Las logias del GODF ofrecen un amplio abanico de prácticas y temas de estudio: temas prospectivos de sociedad, reflexión sobre el simbolismo, espiritualidad…esta diversidad es fuente de riqueza y de fructuosos intercambios.
El GODF funciona con un modelo democrático. Sus logias son soberanas. Las diferentes funciones (Gran Maestro, Consejeros de la Orden, Presidentes de las logias…) son todas electivas y se enmarcan en el plano del cúmulo, la renovación y la duración.
Las logias están representadas en la Asamblea General (llamada “Convent”) según el principio “una logia, un voto”. Asimismo, diferentes comisiones permiten profundizar en campos como la laicidad, la bioética o el desarrollo sostenible, entre otros muchos.
Además, el GODF edita varias publicaciones divulgativas y de estudio, impulsa una fundación y da a conocer la historia de la Francmasonería en su museo.
•Revistas: “Humanisme”, “La Chaîne d’Union”, “Chroniques d’Histoire Maçonnique”.
•Fundación, declarada de utilidad pública (www.fondation-godf.org).
•Museo en Francia: el Museo de la Francmasonería está abierto al público en la sede del GODF (calle Cadet, nº 16, París 9º distrito) para poder obtener una información histórica sobre tres siglos de historia de la Orden (www.museefm.org).
“Si no piensas como yo, hermano mío, lejos de ofenderme me enriqueces”. Con esta inspirada frase de Antoine de Saint-Exupéry (el famoso autor de “El Principito”, “Carta a un rehén”, “Vuelo de noche” o “Piloto de guerra”) se acoge a los visitantes en los locales del GODF.
Este es exactamente el sentido del espíritu masónico. Enriquecerse con el otro, con su diferencia, esa es la ruta que lleva al conocimiento, sin ingenuidad ni complacencia.
El que fuera diputado y primer y último alcalde de la II República Española, es el regidor más famoso y admirado de Ceuta: Antonio López Sánchez-Prado. Además de ser el primer edil más recordado de nuestra Ciudad Autónoma, era médico y su humanidad ha quedado reflejada en numerosos testimonios, artículos y libros, llegando a ser conocido como “el médico de los pobres”.
Sánchez-Prado nació el 4 de mayo de 1888 en el municipio de Herrera (Sevilla) y fue fusilado el 5 de septiembre de 1936 en la playa del Tarajal.
Lo que es menos conocido es su pertenencia a la Francmasonería. Sánchez-Prado ingresó en 1930 en la Logia Hércules 446 del Gran Oriente Español. Fue un hermano activo de la Francmasonería ceutí, plasmando en su quehacer diario el lema masónico de “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, tanto en su labor política en el consistorio como en su vida profesional como médico.
De todos es sabido que este integrante de la Logia Hércules de Ceuta, cuyo nombre simbólico era Grecia, visitaba a los enfermos, no les cobraba la consulta e incluso les dejaba dinero con el que pagar los medicamentos. Todo un ejemplo de Humanidad que ha perdurado en el tiempo.
En un emocionado discurso pronunciado en el hispalense cementerio de San Fernando el 27 de febrero de 2010 por un ceutí e hijo de Ceuta, el Venerable Maestro de la Logia Tartessos del GODF, ubicada en Sevilla, se hizo una referencia destacada a la figura de este masón: “En el cementerio de Ceuta, mi Ciudad –afirmó- hay un humilde nicho donde reposan, por expreso deseo de su viuda e hijos, los restos de nuestro Hermano. Allí –agregó- nunca faltan flores y sigue siendo un lugar de peregrinación de quienes valoran las obras de los hombres de bien”.
Para finalizar su sentido recuerdo a un hombre bueno, el caballa máximo responsable de la Logia Tartessos de Sevilla afirmó: “Hoy, una de las avenidas de la Ciudad Autónoma de Ceuta lleva su nombre. En esta avenida, y frente al Ayuntamiento, su estatua de bronce ilumina la calle. En ella, el artista ha dejado para la posteridad los símbolos masónicos por excelencia: la escuadra y el compás”. La Francmasonería en Ceuta tiene, en nuestro Hermano Antonio López Sánchez-Prado, un ejemplo a seguir cuya huella sigue más viva que nunca.
La trayectoria masónica en Ceuta ha sido siempre importante. En el periodo republicano –ciudad de apenas 50.000 habitantes- se llegaron a contabilizar en nuestra ciudad al menos 4 logias: Hércules 446 (a la que pertenecía Sánchez-Prado), Hijos de Hércules 55, Themis 107 o Constancia 89. Todo ello al margen de otras logias que, para esa fecha, ya habían desaparecido a finales del Siglo XIX como “la Africana”, “África” o “Hijos de la Africana”.
Además, en el Protectorado y en el Campo de Gibraltar, la presencia de la Francmasonería también era muy importante. Las logias “Atlántica” de Tetuán o “Cabo Quilates” de Alhucemas, y las logias “Aurora” de La Línea o “Trafalgar” de “Algeciras” son algunos ejemplos de ello, si bien también existían logias en Tánger y Larache. Señalar que los masones ceutíes mantenían fluidas relaciones tanto con las logias asentadas en el Protectorado como las que lo estaban en la Península.
La práctica totalidad de las logias implantadas en Ceuta en la fecha reseñada pertenecían al Gran Oriente Español (incluida la de Sánchez-Prado) cuyo lema también era “Libertad, Igualdad, Fraternidad”.
Los francmasones integrados en las logias tenían diversas procedencias profesionales: albañiles, abogados, médicos, funcionarios, soldados, suboficiales y oficiales del Ejército o políticos formaban parte de las logias ceutíes.
La gran implantación de los librepensadores en Ceuta (al igual que en el resto del estado español) da una idea de la tradicional importancia de la masonería en nuestra ciudad, algo que desde luego perdura.
Si está interesado/a en recibir información en torno a la Logia Pitágoras, puede ponerse en contacto mediante el correo electrónico pitagoras.malaga@gmail.com o visitar su página web.
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