Más de la mitad de la población de Ceuta vive del dinero público. Es una de las conclusiones a las que ha llegado el abogado y secretario de Acción Sindical de la Unión General de Trabajadores (UGT), Miguel Ángel Escobedo Cortés, tras varios estudios.
El letrado argumenta que más de la mitad de la Población Activa son funcionarios o empleados públicos, trabajadores de los planes de empleo, jubilados u otros beneficiarios.
Para Escobedo, este alto porcentaje de personas que viven del sector público mantiene la estabilidad económica en la ciudad autónoma debido a que mantienen el nivel óptimo de consumo al disfrutar de una tranquilidad en su economía familiar.
Esta situación ha causado, por ejemplo, que el precio de la vivienda no haya sufrido un gran descenso en los últimos años. Y es que, según sus conclusiones, la gente no tiene necesidad de vender su vivienda porque tiene asegurado su salario.
Para el secretario de Acción Sindical de esta central, el porcentaje de funcionarios en la ciudad autónoma, alrededor del 60 por ciento, no podría darse en el conjunto de la Nación -en la actualidad está en torno al 15 por ciento- debido a que “los ciudadanos no podríamos mantener esos sueldos con los impuestos”.
La economía “mutante”
Escobedo ha realizado un estudio que ha sido elevado a la Secretaría General del sindicato. Éste, titulado ‘Historia de una economía mutante’, habla de cómo ha cambiado la economía en el mundo con el paso de los años apoyado en distintas teorías.
Una de las conclusiones que hace de su estudio es que la economía ha “creado esclavos” porque, por ejemplo, una de las cosas básicas que necesita alguien para vivir es una vivienda, y no muchas pueden pagársela. Otras, en cambio, tienen que hipotecarse para conseguir este bien primordial.
Este hecho obliga, por ejemplo, a que en muchas familias tanto el padre como la madre estén trabajando, ya que “en muchas ocasiones no se puede pagar una casa con un sólo sueldo”.
De esta manera, la economía familiar ha cambiado con el paso de los años, pasando por tres situaciones bien distintas. En la primera de ellas, se consumía lo que se necesitaba; en la segunda, no se consumía sólo lo que se necesitaba, sino por encima de las posibilidades; y en la tercera, la actual, las personas consumen por encima de sus necesidades y posibilidades, cambiando así la economía de ahorro a una de deuda, es decir, variando hasta llegar a “una economía ficticia”, dice.
En el apartado de conclusiones, Escobedo dice que la idea de una nación como entidad soberana responsable ante su pueblo “ha quedado como un mero decorado dentro de un escenario en el que, detrás de las bambalinas, se encuentran los verdaderos gobernantes. La economía, tal como la conocimos, como medio para servir a los fines del pueblo, cubrir sus necesidades, ha sufrido una mutación provocada por la invasión de lo virus de la avaricia, el egoísmo, la codicia, el deseo de poder por el poder. La gente y los países existen, a día de hoy, para servir a la nueva economía mutante, y no al contrario.
Para Escobedo, las políticas económicas de deuda “están llevando a mucha gente a vivir tragedias familiares y personales, haciéndoles sentir miedo, a costa del enriquecimiento de unos pocos avaros que sólo piensan en sus cuotas de poder, en los beneficios indecentes a corto plazo y en su lucro personal”.
Así, considera que quienes tienen poder y responsabilidad deberían dar ejemplo para “contagiarnos a los demás y poder entre todos construir un mundo mejor”.