La lucha contra el narcotráfico ha sido siempre una obsesión para las fuerzas de seguridad. Se ven sin medios suficientes como para frenar un auténtico negocio del que comen muchísimas personas. La maquinaria que se pone a funcionar detrás de los alijos de droga es ambiciosa, de ahí que la respuesta tenga que ofrecerse al mismo nivel. No valen medias tintas ni anuncios meramente políticos, de los que solo buscan imágenes, portadas y demás.
Combatir el negocio del tráfico de drogas va más allá de crear reglamentos contra las narcolanchas o de publicitar mensajes en redes sociales en los que se convenza a la ciudadanía de que no pararán hasta ver a los malos entre rejas. Eso no sirve si se quiere desmembrar una auténtica maquinaria cuya presión escuece si se quiere atacar en serio.
No valen los discursos de doble moral. Atacar el tráfico de drogas en serio es, como dice un buen amigo mío, ir a por todas. A por los gomeros y a por los que los sostienen. A por los que conforman el último eslabón y a por los que están en la cúspide habilitando todo un tejido nacido del delito, del tráfico de drogas, de la fractura de muchísimas familias. Para eso hace falta medios de investigación y reformas que permitan hilar con mucho mayor acierto el delito del tráfico con el del blanqueo de capitales. Son muy pocos los casos en los que se han visto condenas por este último, y es ahí donde fallamos.
Las condenas por blanqueo, la pérdida de todas las fortunas construidas a base de este negocio es lo que realmente hace daño al narcotráfico. Hay que ir más allá de los mensajes pueriles de todo un señor ministro. Ir más allá significa eliminar esa forma de construir fortunas que tan bien conocen los señores de la droga, de cerrar negocios que son meras tapaderas, de acosar aquellas infraestructuras que solo sirven para ‘lavar’ dinero. Pero para eso hace falta implicación, ir a por todas, ser sinceros con nosotros mismos y sumarnos, desde nuestra propia parcela, al frente común contra todo aquello que, sabemos, procede de ese mundo. Cafeterías que se abren de forma sospechosa, tiendas que se mantienen sin vender ni un mísero artículo pero llegan sin problemas a final de mes... El mundo del narcotráfico llega más allá de lo simple, de lo impactante... pero quizá no haya demasiado interés en ejercer una lucha sin cuartel contra esos pesos pesados cuyo perfil ha sido construido a base de un mundo delincuencial que parece que odiamos solo sobre el papel.