En los juegos de ping pong cada jugador se empecina en lanzar la pelota al lado contrario. En medio, una red que a veces funciona de parapeto pero otras no. Entre Marruecos y España estos juegos están a la orden del día, sustituyendo las pelotas por vidas humanas, las de los inmigrantes que buscan burlar fronteras como esas pelotas la red.
Ayer un grupo de subsaharianos fueron eso. Meras pelotas de ping pong para los gobiernos de España y
Marruecos.
Tras llegar a isla Perejil en torno a las 7.00 horas, permanecieron hasta las diez de la noche en la isla,
esperando a que alguien los rescatara. Nadie intervenía ante ese ‘pequeño problema’ que había devuelto el protagonismo al mítico conflicto diplomático que hinchó los pechos de dosis de españolidad en todo el país.
Aunque en un principio la activista Helena Maleno cifró en 8 los ocupantes de una balsa a remos que llegó a Perejil,
Delegación del Gobierno dijo que eran 7, entre ellos una mujer. Maleno también fue alertada por los propios inmigrantes de la caída de un compatriota al agua; Delegación en ningún momento se ha referido a esa supuesta persona.
Durante toda la jornada las autoridades políticas se lavaron las manos en Ceuta. Delegación del Gobierno no habló, excusándose en ubicar este asunto en responsabilidad directa del Ministerio de Interior. Las vidas de estos inmigrantes, naturales de Burkina Fasso, Guinea y Costa de Marfil quedaban en “la montaña” que dijeron ver cuando, tal y como narraron a Maleno, no pudieron seguir travesía hacia la Península por el fuerte viento.
Un acuerdo entre España y Marruecos permite estas actuaciones
La unidad Atria de Salvamento Marítimo fue alertada y permaneció en las inmediaciones. La Guardia Civil esperó órdenes de qué debía hacer sin llegar a intervenir. Y mientras los inmigrantes decían a Maleno que se les estaba “tirando fotos” pero sin atenderles.
“Necesitamos asistencia”, dijeron en una de las escasas conexiones que pudieron mantener con la activista. Esa asistencia no llegó hasta las 22.00 horas, después de la ruptura del ayuno, cuando todos los subsaharianos fueron sacados de isla Perejil por los agentes del vecino país. Ahora no se sabe su paradero, dónde están ni a dónde serán expulsados. Tan solo que son los protagonistas de un periplo que se inició de madrugada y que terminó con más de 15 horas en un terreno en el que todavía existen lagunas.
Hay que retrotraerse al 3 de junio de 2014 para encontrar otro caso similar, cuando agentes marroquíes entraron en Perejil para hacerse cargo de 13 subsaharianos, entre ellos hombres, mujeres y un bebé que habían estado allí diez horas. ¿Quién manda en la isla? El Ejecutivo de Mariano Rajoy lo dejó claro en una respuesta al grupo Amaiur: Marruecos puede acceder libremente al islote. España supuestamente también. De aquel conflicto se derivó una especie de limbo en el que más que las leyes y normas pesan los intereses.
España dejó vía libre al reino de Mohamed VI para interceptar a los inmigrantes que, habiendo salido de allí, hubieran alcanzado dicho territorio, de soberanía española y protagonista de aquel mítico incidente diplomático en el año 2002, cuando militares marroquíes ocuparon la zona. Fue el propio Gobierno español quien dio permiso a Marruecos para llevarse a los inmigrantes de Perejil, pues existe un convenio bilateral del año 2002 que permite este tipo de intervenciones, siempre y cuando la isla permanezca deshabitada.
“El 22 de julio de 2002 los reinos de España y Marruecos firmaron un acuerdo por el que se comprometían a restablecer y mantener el statu quo existente en la isla de Perejil con anterioridad al citado mes. En dicho acuerdo también se determinó que la isla, de titularidad española, no estaría ocupada por ninguna fuerza y que correspondería a cada país recomponer el status quebrado por su parte”, rezaba la respuesta del Gobierno que publicó este periódico.