Marruecos ha prolongado el denominado estado de emergencia sanitaria -el equivalente al estado de alarma español- en todo su territorio hasta el próximo 10 de mayo, en una nueva prórroga más de este mecanismo aprobado este jueves por el Consejo de Gobierno y que cumplirá así 14 meses, al menos, en vigor, después de que
se aprobara nada más aparecer los primeros casos de coronavirus, a mediados de marzo de 2020. Al igual que España, Marruecos seguirá bajo el amparo de este estado de emergencia hasta primeros del mes de mayo, aunque en nuestro país ya se sabe que el 9 de mayo decaerá ese estado de alarma, mientras que en Marruecos al menos llegará hasta esa fecha -concretamente el 10-, con posibilidad de que se amplíe a más. Otra diferencia es que en el vecino país la aprobación se realiza mes a mes, mientras que en España el estado de alarma actual se aprobó a finales de 2020, con vigencia de seis meses. Así, Marruecos seguirá en este estado de emergencia sanitaria que se toma principalmente como medida para luchar contra la expansión del coronavirus.
El actual finalizaba el próximo sábado, 10 de abril, por lo que antes de su finalización ha sido prorrogado. Este decreto habilita a los representantes del Ministerio del Interior en las diferentes provincias del país a tomar las medidas necesarias para proteger el orden sanitario, como el cierre de ciudades o barrios, la restricción horaria de circulación o la limitación en la apertura de comercios. Por ejemplo, una de esas medidas ha sido
la de establecer un toque de queda -prohibición de movilidad nocturna- a partir de las 20:00 horas una vez comience el Ramadán, la próxima semana, a partir del 13 de abril, una limitación que durará cada día hasta las 6:00 horas. Todo ello se enmarca en el refuerzo de las medidas de precaución tomadas para preservar la salud de los ciudadanos, teniendo en cuenta la fuerte movilidad que caracteriza el tejido social marroquí durante el Ramadán, con el objetivo de que el mes sagrado se desarrolle en condiciones de salud apropiadas, en la medida de su gran simbolismo religioso.