Forman parte de la rutina del
puerto. Quizá ya nadie o muy pocos reparen en ellos, a pesar de que sean menores y a pesar de que arriesguen a diario sus vidas. Entre las actuaciones previstas por la Autoridad Portuaria de Ceuta está la eliminación de los huecos próximos a la estación marítima, que siguen siendo usados por los inmigrantes para llegar hasta el techo de la estación y acceder a los barcos que unen la ciudad autónoma con Algeciras. De momento es un proyecto, así que trepar por las viejas oficinas clausuradas de la estación continúa formando parte de la ruta elegida por adultos y menores.
"Marruecos no me gusta nada", expresa un menor cuando es instado a bajar cuando pretendía llegar a los techos de la estación. "Quiero ir a España", repite, mientras sus compañeros se apartan del escenario de los hechos buscando una nueva oportunidad.
Así es el día a día para estos inmigrantes. Un día a día marcado por un control constante ejercido por quienes tienen la encomienda de hacer cumplir las leyes y quienes invierten las 24 horas en burlarles para conseguir el paso al otro lado del Estrecho.
El puerto se ha convertido en una segunda frontera a la que en breve se le colocarán más obstáculos pero que constituye el único punto de mira posible para unas personas que han visto de todo y que son capaces de poner en riesgo sus propias vidas con tal de marchar. La presión migratoria es cada vez mayor y el puerto es uno de los lugares donde los inmigrantes se refugian a la búsqueda de una oportunidad para poder pasar a la Península. Son varios los casos en las últimas fechas en las que varios de ellos han intentado 'colarse' en alguno de los barcos que hace la línea regular con Algeciras.