Marruecos puso en marcha ayer duros controles en la frontera para restringir el acceso a los porteadores, lo que se tradujo en la inexistencia de avalanchas y bloqueos en el paso fronterizo.
Las entradas de camalos se produjeron a cuenta gotas, nada que ver con las cifras registradas en las últimas semanas, que habían llegado a desestabilizar el control en la frontera, tanto para las autoridades españolas como para las marroquíes.
Esta medida se puso en marcha ayer como colofón a unas actuaciones previas en las que los aduaneros y la Policía marroquí estuvieron cribando las identidades de los porteadores para empezar a discriminar a los que no residen, realmente, en la zona norte (Castillejos, Tetuán) a pesar de tener documentación de la misma.
Por otro lado, Marruecos está licitando las obras para el inicio de los trabajos en su lado del puente ‘Tarajal II’, que las autoridades españolas pretenden abrir en febrero. En la mañana de ayer se procedió al derribo de un cafetín que funcionaba a modo de consigna en las inmediaciones del puente del Biutz. Allí los porteadores, tras cruzar el tubo del polígono, descargaban los bultos hasta su distribución entre sus dueños. Durante toda la mañana una grúa llevó a cabo su demolición. De igual manera se está preparando la zona que conduce al ‘Tarajal II’ para, una vez se adjudiquen las obras, puedan comenzar de inmediato, lo que supondría el cierre del Biutz. Ayer no abrió al público.