Dos marroquíes intentaron entrar en Ceuta saltando
la doble valla que separa la ciudad de
Marruecos. Una doble valla en la que ya han desaparecido prácticamente las
concertinas, en donde los peines invertidos y los tubos muestran el nuevo modelo ideado por el Ministerio de Interior. En este caso concreto, la pareja fue detectada cuando trepaba por un punto en donde han sido
colocados ya los peines invertidos, en pleno intento de cruzar a Ceuta saltando de la misma forma las dos vallas. Fueron activados tanto los agentes marroquíes como
la Guardia Civil, sin que se llegara a producir el acceso completo.
No es este un caso aislado, de hecho los intentos de entrada protagonizados por marroquíes se producen por goteo, de manera aislada pero constantes en el tiempo. Algo impensable años atrás, ya que la vía de entrada irregular tanto de marroquíes como de argelinos era esa permeable
frontera del Tarajal por donde se colaba de todo.
Desde el cierre provocado por la pandemia, ejecutado el 13 de marzo de 2020, que dejó a marroquíes atrapados a ambos lados del paso fronterizo, la población vecina ha buscado formas de cruzar a nuestra ciudad que eviten el mar. Y cuando se trata de intentar pasar todo vale: también saltar la valla.
En el caso de marras, los protagonistas de esta noticia no pudieron alcanzar su meta, pero otros compatriotas sí lo han logrado. También a la inversa, saltar la valla pero al contrario, con tal de evitar quedarse atrapado en Ceuta.
En cuanto a la población subsahariana, solo ha habido una entrada exitosa de un joven sudanés que consiguió burlar el perfecto esqueleto de seguridad auspiciado por el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. Sí que ha habido acercamientos de pequeños grupos, muy aislados, de jóvenes que logran acercarse a la valla y que forman parte de los últimos que quedan en el norte.
La otra vía, la del mar: Los atrapados que han aprovechado el cambio de año para arrojarse al agua y cruzar a nado
En estos últimos días de 2020 y principios de 2021,
varios marroquíes han intentado cruzar a Marruecos a nado, bordeando los espigones de Benzú o del Tarajal. Algunos con éxito, otros no. No han sido cifras destacadas, pero sí ha supuesto una reactivación de las salidas de aquellos que siguen atrapados en Ceuta y han buscado la necesidad de regresar a su país, aunque al otro lado del paso la situación es todavía peor, con familias sin trabajo que han tenido que vender todo lo que tienen para comer.