María Guerrero llegó a Ceuta dispuesta a expandir la música y el amor por ella entre todos los niños y jóvenes ceutíes. A través de su Fundación Acción Social por la Música, esta mujer luchadora trabaja para la capacitación, prevención y recuperación de menores en situación de vulnerabilidad. Para esto, se inspira en el movimiento ideado por el músico José Antonio Abreu. Ahora, junto a la Fundación Premio Convivencia y a través de la Orquesta CISO, esta ‘escuela de música’ llega a la ciudad de Ceuta.
–¿Cómo surge la idea de firmar este convenio?
–Surge como una invitación, una llamada para conocernos desde aquí de Ceuta. Para nosotros fue un honor y una llamada que escuchamos con muchísima atención, porque Ceuta es una ciudad que tiene una historia muy particular, que vive un momento muy particular. Y consideramos que se dan todas las coordenadas para el mayor éxito de un programa como el que promovemos, donde la cultura se convierte en una herramienta para unir a las personas, para generar entornos de convivencia y de progreso, donde se pueda avanzar juntos. Además, con un énfasis en la juventud y en las oportunidades que hacen falta ahora. Nos pareció que era la oportunidad.
–¿Por qué cree que ahora es la oportunidad?
–Nos parecía que era el momento para hacer algo nuevo, que por otro lado, no es tan nuevo para una ciudad como Ceuta, porque aquí ya hay un caso de éxito que es la CISO. Consideramos, además, que tiene una propuesta cultural artística volcada hacia la sociedad y que ha demostrado que con decisiones de este tipo desde la cultura se puede transformar mucho.
–¿Cuál es la idea concreta de este proyecto PLAY! Orquesta?
–La idea es promover, crear, un núcleo, a mi ni siquiera me gusta llamarlo escuela, porque no es una escuela de música al uso. Creo que se trata de un proyecto social que utiliza la cultura. Es un espacio donde se va a enseñar práctica musical colectiva y, a través de ella, se va a acceder de manera práctica a los valores que tiene la música.
–¿Qué beneficios tiene este proyecto para quienes participan?
–Nosotros hemos visto cómo los chavales que participan en nuestro programa mejoran académicamente, en su comportamiento, se vuelven más reflexivos, más conscientes, más comprometidos. Mejora su capacidad de detectar relaciones de éxito en su entorno, por lo que mejora la convivencia y las expectativas y realidades de las familias. Algo interesante que hemos podido observar a través de encuestas es que, en las familias de estos chavales, el 70% se sienten optimistas ante el futuro de sus hijos.
–Entonces, ¿este proyecto está dirigido a un sector concreto de la sociedad?
–Está abierto para todos. Y, lo más importante, es que no haya ningún tipo de barrera. Sin filtros. No se seleccionan de ninguna manera. Es lo contrario de pensar que la música es solamente para los elegidos. Al contrario, aquí los vamos a capacitar a todos.
–¿Cuál es la metodología que se va a utilizar?
– Usamos una metodología de éxito, que se empezó con el maestro José Antonio Abreu, que parte de lo colectivo, totalmente distinto a las clases de música que se suelen dar. La enseñanza es totalmente práctica y colectiva desde el primer momento. Se promueve un espíritu lúdico y de diversión. Lo que se promueve también es que lo que van más avanzados ayuden a los que van más atrasados. Queremos que esta orquesta sea también un lugar de pertenencia. Aprenden todo en grupo y avanzan muy rápidamente, lo que generan buenos resultados.
–¿Cómo selecciona el alumno el instrumento?
–Es un doble proceso. Si hay un chaval que tiene un deseo especial de tocar un instrumento, se va a procurar por todos los medios que así sea. Aunque, por lo general, no importa tanto el instrumento que toca, sino ser miembro de la orquesta. Miramos un poco el cuerpo, su manera de ser...pero, lo que decía, no importa tanto el instrumento, sino pertenecer a la orquesta.
–¿Durante cuánto tiempo están los niños en este proyecto?
–La invitación es para que estén todo el tiempo que quieran. Para nosotros el éxito son los chavales que empiezan en primaria y que, una vez que pasan a la edad del instituto, continúan vinculados y presentan una disminución clara de cualquier comportamiento de riesgo. La oferta es para que siempre puedan formar parte de una orquesta.
– Sin formación musical ¿cómo surge crear este proyecto para que los niños crezcan con la música?
–Para mi la música siempre ha sido muy importante, un factor de disfrute inmenso. Algunos de los mejores momentos de mi vida los he pasado con amigos y cantando. Y de esas experiencias frecuentes, hubo una muy fuerte durante mis años de universidad en un programa de cooperación en África. Lo más importante que hice fue cantar, además de las muchas actividades que tenía. Pero lo hice de forma natural y sin saber muy bien porqué. Me di cuenta de que cuándo cantábamos se unían nuestras voces. Depués de esto, conocí que existía esta metodología y dije ‘podría dar mi vida en esto’.