Natural de Ponferrada, Manuel Ovalle es un reportero gráfico que ha publicado un libro donde cuenta su biografía profesional. Esta tarde hará parada en Ceuta para narrar aquí su historia en primera persona.
¿Cómo se le ocurrió recoger en un libro todas sus vivencias?
Porque en España ningún reportero gráfico de televisión había escrito y había contado su biografía profesional, sus vivencias profesionales. Yo he sido, y sigo siendo, el reportero gráfica más veterano de España. Durante 47 años he estado con una cámara en el hombro por el mundo y qué menos, que nosotros, los reporteros gráficos, que tenemos también muchas historias que contar, las plasmáramos en un libro.
Es un trabajo que ha llevado a cabo junto a Ana Martín, ¿cómo ha sido el proceso?, ¿cuánto tiempo les ha llevado?
Fueron cuatro años y medio. Dos años antes de la pandemia nos veíamos dos veces en semana y Ana Martín, periodista onubense, trascribía todo lo que yo le iba contando desde el año 1974. Y después de la pandemia, nos veíamos online.
Ha sido un proceso de cuatro años y medio. A día de hoy, a mis 69 años, me jubilé a los 67, conservo bien la memoria.
Después llegó una productora, que es ejecutiva, y autoeditó el libro con una editorial onubense que se llama Niebla y ahora estamos recorriendo 50 ciudades gracias a la Diputación Provincial de Huelva y a RTVE, que me está ayudando mucho.
Yo no aspiro a ganar dinero, aspiro a que se lea mucho y, sobre todo, los futuros periodistas de hacer grandes reportajes de televisión. Que vean cómo lo hacíamos antes, a finales del siglo XX y cómo es ahora. Todo ha cambiado.
"Convivir durante mi vida profesional entre conflicto y conflicto ha sido una lotería. Gracias a Dios estoy aquí"
Ha cumplido 50 años como profesional, ¿cómo recuerda sus inicios?
Con 19 años empecé a trabajar en RTVE, en el año 1974. Empecé siendo un joven auxiliar de filmación y teníamos una responsabilidad muy grande. Prueba de ello es que en el año 1975 muere el dictador Francisco Franco y yo tuve que dar luz para iluminar el cadáver en el Palacio de Oriente y descargar los chasis de película y que no se me velaran. Si a mí se me llega a velar esa película, no hubiera habido memoria histórica.
Lo mismo ocurrió con el intento de Golpe de Estado del 23F del 81, que me cogió dentro; y ya con 24 años, en el 79, en Guinea Ecuatorial viví un conflicto armado que lo recuerdo como lo mejor que pudo pasar en la vida.
Primero, por conocer a Miguel de la Quadra, el cual yo con 16 años veía en televisión y decía que quería ser como este hombre, y tuve la gran suerte y esa gran fe tremenda que hay que tener siendo joven para conseguir las cosas.
Conocí a este hombre cuatro años después y, no solamente lo conocí, si no que pude viajar con él. He recorrido parte del Amazonas y 13 años seguidos haciendo el trayecto Huelva–América en un proyecto que se llama La ruta Quetzal emulando el quinto centenario.
Para mí trabajar con los grandes me ha ayudado bastante y he sido un afortunado en esta profesión y en la vida también.
Y ahora, ¿qué está por venir?
Ahora está por venir mi vida de jubilado con este tipo de proyectos, dando conferencias a futuros periodistas por las facultades y por los institutos donde se estudia esta profesión maravillosa que es el periodismo y la información gráfica. Aunque en España es un derecho la jubilación, un periodista jamás se jubila.
Serán muchas las historias que narre entre sus páginas, pero, ¿podría quedarse con alguna para contarnos?
Hay una historia que son 40 segundos de imágenes, que es en el terremoto de Haití. Seguía a unos camiones que salían a verter a un descampado enorme, a 30 kilómetros de Puerto Príncipe. Les seguimos con el coche a ver dónde iban, ellos no sabían que íbamos detrás, y llegando a fosas comunes que había allí, yo me subí a un montículo aprovechando el polvo que cometían los camiones y grabé como basculaban esos amasijos de hierro, de escombros, y entre ellos, restos humanos, que los enterraban con los escombros.
Gracias a esas imágenes, TVE las distribuyó por el mundo y llegó Naciones Unidas, que le dijo al Gobierno haitiano que enterrara a los muertos con dignidad. Por consiguiente, en mis 50 años de profesión, me doy por satisfecho de que hayan enterrado a los muertos con dignidad en el terremoto de Haití, que fueron 216.000 fallecidos.
"Ahora está por venir mi vida de jubilado, aunque un periodista jamás se jubila"
Ha estado en muchos conflictos bélicos, ¿cómo se vive desde dentro?
De las 15 guerras que he estado, no me quedo con ninguna porque toda guerra es lo peor que puede existir en la vida del ser humano. Ya no solamente por los muertos, que es mucho lo que se sufre, sino por esos desplazados que suelen ser personas ancianas y los niños.
Convivir durante mi vida profesional entre conflicto y conflicto ha sido una lotería. Gracias a dios no me ha tocado y aquí estoy, pero contaré cómo he podido perder la vida en hasta cuatro ocasiones. Una de ellas con Almudena Ariza, que se encuentra ahora en el Líbano. Estuvimos a punto de morir y estamos aquí gracias a una intuición mía que ya contaré.
¿Por qué no deberían perderse esta presentación?
Es el primer libro que escribe un reportero gráfico de televisión, siempre lo escriben los que están delante de la cámara o los que están con un micrófono o los escritores, pero este es el primero que escribe en España un reportero que ha estado 47 años recorriendo el mundo y tiene muchas historias que contar.
Tiene una lectura fácil pero completamente de aventuras y de lo que era el periodismo de finales del siglo XX y comienzos del XXI.
Sí le digo a los periodistas que hay que estar en el lugar de la noticia, contrastarla y ser objetivos. Con este ruido mediático que hay hoy día, no hay que hacer mucho caso de lo que se ve en redes sociales. Hay que leer un periódico como este, serio, como El Faro de Ceuta, escuchar una buena emisora de radio o ver un informativo de televisión.