Dicen que sus actuaciones son potentes, enérgicas y que hasta hipnotizan. Y Mammal Hands ayer fue fiel a la fama que le precede. Los británicos llegaron por primera vez al Revellín con pretensiones de ganarse al público caballa y su música cargada de diferentes influencias consiguió llevarse a la asistencia hasta su terreno. Un jazz espiritual con influencias asiáticas vibrante, a la vez que reflexivo y tranquilo, emocionó y conquistó para hacerse un hueco en próximas ediciones.