Entiendo que haya personas a las que nos les guste los animales. Entiendo también que consideren al resto como un peculiar grupo de locos que sufren con lo que a diario se ve en esta ciudad. Lo que no puedo llegar a entender es ni el maltrato ni la nula persecución que se hace contra los casos que a diario se conocen, se publicitan pero no se investigan. Existe una dejación de libro, tanto que sonroja que se mantenga en el tiempo.
Hay colonias de gatos que deben respetarse. Quien no lo haga debe ser castigado. Sorprende que se hayan asaltado algunas de ellas o que se haya permitido matanzas que han quedado en el anecdotario de un artículo en la prensa y un puñado de comentarios en facebook. Nos topamos con casos de individuos que golpean a gatas preñadas provocando la muerte de sus crías o de elementos que azuzan a sus perros contra estos animales. Les divierte, actúan por placer, hacen daño porque sí. Se saben impunes.
Un sentimiento que se extiende a los que gustan de maltratar perros, de golpearlos, de abandonarlos sin miramiento. Incluso hemos tenido casos mediáticos en los que los abandonos podían haber sido investigados pero no ha sido así. No hay mentalidad animalista, tampoco ganas de actuar y trabajar asuntos relacionados con los negocios derivados de las peleas clandestinas. No pasa nada. Todo se reduce a un grupo de locos que quieren a los animales y cuya voz parece no sensibilizar a quienes están obligados a actuar.
Ayer se difundió a través del blog de la Seo la historia de un jabalí que murió agonizando en el arroyo de Calamocarro tras ser atacado por una jauría de perros furiosos. Lo dejaron malherido, repleto de mordiscos, incluso le habían arrancado el rabo. Murió agonizando. Dicen que fueron unos perros, aunque hay quienes piensan que no, por el hecho de que el animal quedara allí tras ser simplemente mutilado y sometido a un sufrimiento extremo. Estén seguros que a nadie interesará saber qué hay detrás de este ataque, como tampoco interesa perseguir a los que atacan colonias, colocan veneno, abandonan sus viejas mascotas incluso preñadas... Las alertas saltarán cuando en vez de un jabalí atacado sea una persona, cuando quien disfruta haciendo daño a los animales quiera dar otro salto, cuando las mafias que se nutren de las peleas clandestinas cometan otros delitos. Entonces quizá sí, quizá alguien haga su trabajo de una puñetera vez.