“Maite Alascio me ayudó mucho en un momento difícil”

Auixa Ahmed es técnica de Integración Social de la Consejería de Asuntos Sociales y cuenta a ElFaro TV cómo recibe este premio.

Comisiones Obreras informó ayer de la concesión del premio ‘Maite Alascio’ a la técnico de Integración Social de la Consejería de Asuntos Sociales, Auixa Ahmed. Un premio que se concede a aquellas mujeres que por su “ejemplaridad y relevancia social, contribuyen a la lucha por la igualdad de género en la que estamos comprometidos”. Horas después de recibir la noticia Auixa Ahmed comenta a El Faro Tv, sus impresiones, ilusiones y deseos.
–¿Cómo recibe la noticia?
–Yo recibo la llamada de Fati, una trabajadora de CCOO y la verdad es que al principio no me lo creía. Pensaba ‘a Fati le han puesto algo en el café’. Me estaba preparando para ir a trabajar y me senté y me empezó el cuerpo a temblar. Pensaba que se había equivocado y que me iba a llamar para decirme, mira que era un error.
–¿Le explicó por qué le concedían este premio?
–Me dijo que el jurado se había reunido y lo habían decidido. Además es un número precioso porque es el décimo premio. A pesar de que me lo explicaba, yo seguía pensando que era un error. Sigo preguntándome ¿por qué a mí?
 –Aún no lo ha asimilado...
–La verdad es que no me lo creo todavía porque significa mucho porque conocía a la persona, a Maite Alascio. Me ayudó mucho en un momento difícil de mi vida, muy duro, y me ayudó muchísimo.
 –¿Cómo han recibido la familia y los compañeros de trabajo?
–Pues muy bien, están muy contentos. Me dicen que me lo merezco y que ya era hora... qué va a decir la familia. Y yo sólo pienso ¿por qué a mí? Porque en Ceuta hay gente extraordinaria que hace una labor brillante, que vale un montón...
 –Es un premio, además, muy exigente. Hay que cumplir unos requisitos muy específicos...
–Sí, por eso me siento tan halagada, orgullosa y sobretodo agradecida a Comisiones. Es un premio que tiene requisitos estrictos y creen que los reúno. Por eso no deja de ser extraordinario. Por eso, solo siento agradecimiento con mayúsculas.
 –¿Cuéntenos su labor en el área de Asuntos Sociales?
–Comencé a trabajar en Servicios Sociales en 2007, en el Polifuncional con un taller de jóvenes en inclusión social a los que se les informaba y asesoraba para que adquieran una serie de valores. Y luego también talleres de alfabetización. Hemos apostado siempre por la formación y concienciar a los jóvenes de la importancia de estudiar a través de los talleres. Luego en Benzú también trabajamos con jóvenes y adultos. Hacemos un taller de actividades lúdicas educativas basadas en la comprensión lectora porque creemos que si un niño lee y no entiende lo que lee, difícilmente puede avanzar.
 –¿Cuál es el resultado en los niños, mejoran en sus estudios?
–Lo notamos mucho en la motivación. De nada sirve diseñar un programa y una memoria si no contamos con los chicos, que nos cuenten sus vivencias, sus necesidades. Hay que hacer trabajo de campo, si no apaga y vámonos. A los niños les exiges respeto, pero también hay que darles respeto. Nos limitamos muchas veces a catalogar a los niños, si es vago o si es estudioso. Pero hay que motivarlos y se motivan y se buscan cosas para ellos. Se hace difícil, pero si tienen interés en trabajar de mecánico se busca un taller de mecánica, o si le gusta el campo, pues un taller de jardinería. A los chicos no les puedes cerrar la puerta porque no hay presupuesto. Y hay que llamar a muchas puertas. A veces tienes la sensación de que lo pides para tí, pero es para los chavales. Conseguir su motivación es muy difícil y se pierde muy fácil. No todos tienen que ser universitarios y tener una carrera. A veces olvidamos que los estudios no hacen a la persona y muchas veces catalogamos a los jóvenes por si tienen estudios o una carrera. Hay otras alternativas para formarte sin necesidad de pasar por la Universidad. Hay que trabajar por y para ellos, hay que escucharles.