La madre de la turista danesa decapitada en Marruecos pide la pena de muerte para sus asesinos

La madre de la turista danesa asesinada y decapitada por un grupo yihadista en Marruecos el pasado diciembre ha pedido la pena de muerte para los presuntos autores, en horas previas a la sentencia del juicio ante el Tribunal de Apelación de Salé, ciudad vecina a Rabat.

La madre de Louisa Vesterager Jespersen, que tenía 24 años cuando fue asesinada en una tienda de campaña en las montañas del Atlas junto con su compañera, la noruega Maren Uenald, de 28 años, redactó una carta que este jueves fue leída ante el tribunal de Salé (ciudad vecina de Rabat) que juzga los hechos.

Fue el abogado contratado por la familia, Khalil al Fataoui, quien leyó la misiva de la madre, en la que reclama la pena de muerte para los asesinos de su hija y argumenta que solo así podrá paliar el sufrimiento que ella ha padecido.

Y, aunque reconoce que en su propio país la pena de muerte está abolida, solicita que se aplique en este caso, sabiendo que la máxima pena está en el Código Penal marroquí, aunque exista una moratoria "de facto" sobre su aplicación desde 1993.

El propio fiscal del caso ha pedido esa condena para los tres principales acusados que asesinaron y decapitaron a las dos turistas, además de grabar con su teléfono un vídeo de su crimen, que más tarde compartieron en redes sociales.

El abogado Fataoui ya se pronunció en favor de la pena de muerte en una entrevista el pasado mayo al diario noruego Dagbladet: "Los cuatro acusados principales no son humanos, sino criminales que se comportan peor que los animales: merecen la pena de muerte y estoy casi seguro de que la tendrán", afirmó.

"Una mayoría de marroquíes quiere que los responsables de los asesinatos de las dos turistas sean castigados con la muerte", añadió.

En total, comparecen ante el juez 24 implicados en el crimen: de ellos, tres son los presuntos autores materiales del asesinato, un cuarto (para el que el fiscal pide la cadena perpetua) estuvo al corriente antes y después de los hechos, mientras que el resto son presuntos cómplices en uno u otro grado.