Luis Cebrián, nuevo comandante general de Ceuta: “El espíritu de equipo lo puede todo”

El acuartelamiento de García Aldave ha acogido una parada militar en donde se ha hecho entrega del mando de la Comandancia General de Ceuta a Luis Cebrián, justo después de haber jurado el cargo en un acto institucional que se ha desarrollado en la sede de la Comgeceu.

El acto de entrega de mando ha contado con la presidencia del teniente general jefe de la Fuerza Terrestre, el general Juan Gómez de Salazar Mínguez, y en la secuencia general de hechos se ha contado con la participación de las distintas fuerzas en formación, al mando del coronel del Tercio Duque de Alba 2º de La Legión, Francisco Javier Bartolomé García.

La Escuadra de Gastadores de la Compañía del Mar (ULOG 23), la Banda de Guerra Mixta, la Música de la Comgeceu y cuatro batallones con representación de todas las unidades de la Comandancia (del Tercio, de Regulares 54, del Ramix 30 y uno Mixto de Montesa 3, Ring 7, ULOG 23, Batallón de Cuartel General y la USBAD) han participado en la formación.

En el discurso ofrecido por el nuevo comandante general, se ha dirigido a todos los presentes valorando la enorme responsabilidad que le ha sido concedida en esta etapa al mando de la Comandancia General, en una Ceuta con una unión fuerte entre sociedad y Ejército de la que ya Cebrián ha sido consciente.

No se entiende Ceuta sin el Ejército

“Al tomar el mando de la Comandancia General, recae sobre mí la grave responsabilidad que impone el rico bagaje histórico de los gobernadores y comandantes generales, que no pocas veces tuvieron que defender la plaza con las armas, escribiendo algunas de las mejores páginas de la historia militar de España; la grave responsabilidad de estar a la altura de su legado”, ha expuesto Cebrián. “A la vez he podido sentir el afecto hacia las fuerzas de la Comandancia de una sociedad que las siente parte indisociable de ella, que constituyen una de las señas de su identidad, carácter y personalidad. No se entiende Ceuta sin el Ejército, sin los Regulares, sin la Legión. Trabajar con el respaldo y apoyo de la sociedad a la que servimos supone un soporte moral a nuestro quehacer, refuerza nuestro sentido de propósito y añade una carga adicional de compromiso de no fallar a los ceutíes”.

En su presentación ante los presentes, el comandante general se ha dibujado como uno más al frente de una institución que tiene cuantiosos retos por delante y que tiene que seguir desarrollando un camino de trabajo y liderazgo. No se ha olvidado de su predecesor, Javier Sancho Sifre, del que ha valorado su trabajo en la plaza, alcanzando “elevados niveles de prestigio y nivel operativo”. Ahora le toca seguir en ese reto de mejora.

“Soy un soldado de Infantería, que ha desempeñado en múltiples ocasiones funciones de oficial de Estado Mayor y he servido muchos años en unidades de la Fuerza. He pasado por vuestras vicisitudes, conozco vuestros problemas e inquietudes desde dentro, ya que son y han sido los míos. Todo esto me acredita, por mi experiencia y bagaje profesional, como uno más de los vuestros. Soy además un jugador de equipo, un soldado de unidad, y por ello consciente de que el valor individual supone mucho, pero el valor colectivo y el espíritu de equipo lo pueden todo. Por tanto tengo bien presente que la misión que hoy he recibido solo la podré cumplir si es con todos vosotros, los componentes de la Comandancia General, y que será un éxito de todos o no será. Por tanto a todos, militares y civiles, debe guiarnos el honor y el compromiso de nuestra Unidad”.

El compromiso y los retos

El comandante general ha destacado el compromiso de la propia Comandancia General que pasa por “anticiparse a los problemas” y a las “situaciones específicas” para resolverlas con el éxito debido.

“Nuestra tarea va más allá de la simple implantación y exigencia del cumplimiento de las órdenes, planes, instrucciones, normas, directivas y procedimientos. También deberemos buscar las formas que alivien a unidades de la carga que supone la gestión de la vida ordinaria y la solución de los problemas que se presenten en la conducción de la preparación. La ausencia de recursos no servirá de excusa para la inacción, antes bien, será una acicate para nuestra actividad incesante para conseguirlos, de manera que las necesidades de las unidades sean servidas. Una necesidad insatisfecha, un problema sin resolver, debe constituir un peso sobre nuestras conciencias, un motivo de constante preocupación hasta que se hayan solventado”.