La avenida Compañía de Mar se ha convertido, desde hace unos días, en punto de concentración de subsaharianos que ponen en práctica una nueva técnica para colarse en los camiones. Mucho más arriesgada, incluso, que otras ya conocidas. En la popular ‘M-30’ se posicionan los inmigrantes del CETI para llevar a cabo auténticos ‘asaltos’ como los que ayer pudo comprobar ‘El Faro’. Sabedores de las horas en las que los camiones de Urbaser salen de la planta del Hacho, esperan acurrucados ocultos tras los vehículos estacionados a lo largo de toda la vía. Lo hacen justo detrás de los que están aparcados muy cerca de los badenes. Y lo hacen a sabiendas, nada es casualidad. Los camiones deben aminorar la velocidad cuando llegan a uno de estos badenes, momento en el que los subsaharianos salen de su escondite para, literalmente, asaltar el vehículo.
¿Cómo lo hacen? De dos maneras, ambas muy arriesgadas. La primera: intentando colarse en los bajos del camión justo cuando este se encuentra prácticamente frenado. De esta forma llegan hasta el puerto, aunque arriesgan en demasía sus vidas. Tal es así que ya se han producido situaciones de auténtico infarto entre conductores que han estado a punto de atropellar a inmigrantes que se caían de los bajos del camión. Aún así los intentos continúan. ¿Por qué? Los protagonistas nos lo cuentan. Son de Senegal y llevan unos meses en el CETI, quieren marcharse porque temen quedarse años bloqueados en la ciudad. Agotada la vía de presión en la planta de transferencia del Hacho, buscan otra manera y la que ahora explotan es ésta. ¿Riesgos? Muchos, sobre todo el de sufrir un atropello. Pero nada les frena.
Hay otra técnica en la que el factor riesgo se rebaja algo. Es la del puro ‘asalto’ al camión. En cuanto lo ven aparecer, salen del escondite, y a la carrera se intentan colgar de una de las paredes. Mientras el camión circula el inmigrante va trepando hasta llegar a la parte superior. La clave para los subsaharianos es ‘asaltar’ el camión que no está cerrado herméticamente. Por es apuestan en su mayoría por lanzarse a aquellos que en su parte superior tan sólo tienen una malla por la que se filtran para ocultarse entre las basuras. De esta forma llegarán hasta el embarque garantizándose su llegada a Algeciras.
La carrera es complicada ya que algunos inmigrantes se caen y otros, como ayer pudo comprobar este medio, se chocan con vehículos estacionados o que circulan al lado del camión como es el caso de las motocicletas que intentan adelantar. El hecho de que algunos intentos salgan bien anima a los sin papeles a seguir intentándolo, generándose una nueva vía de presión igual de peligrosa que la que durante meses ha provocado auténticos quebraderos de cabeza a las fuerzas de seguridad.
En el puerto las situaciones se repiten en las cercanías de las gasolineras, cuando los camiones paran a repostar, aunque este salto es mucho más complicado de llevar a cabo debido a la vigilancia, concentrada, de la Policía y de la Guardia Civil en la zona.
Y es precisamente la falta de unidades más permanentes en la ‘M-30’ la que permite que se haya abierto una vía de intentos de pase excesivamente peligrosa.
“Le vi cómo caía del camión y casi lo atropello con mi furgoneta”
En lo que va de año cerca de un centenar de inmigrantes, en su gran mayoría subsaharianos, ha escapado de la ciudad sin formar parte de las salidas organizadas por la Dirección General de Inmigración. Son datos manejados por la Guardia Civil y son datos que reflejan una realidad que se ha convertido ya en rutina: la necesidad de los sin papeles de buscarse las vías para llegar a Algeciras sin largas esperas en lo que APDH ha dado por llamar ‘dulce prisión’, el CETI. En 2010 se marcharon del CETI por esta vía casi 250 inmigrantes, el doble de los que consiguieron protagonizar las salidas oficiales agenciadas con oenegés peninsulares. Una cifra muy llamativa y que se convierte en un auténtico efecto llamada ya que los subsaharianos conocen rápidamente quién ha conseguido llegar al otro lado del Estrecho por esta vía.
Ahora lo que es una rutina da una vuelta de tuerca en este submundo de la peligrosidad. Los ‘asaltos’ a los camiones se producen sin haber suficiente presencia policial en la zona. Además es difícil detectar a los inmigrantes ya que cuando aparece algún vehículo fingen ser meros aparcacoches. Cuando la Policía se va, esperan la llegada de un camión para intentar ‘asaltarlo’. Los camioneros empiezan a acostumbrarse y algunos, cuando detectan a los inmigrantes, empiezan a hacer sonar su bocina para asustarles, instándoles así a bajar del vehículo o informando a la primera patrulla que se encuentran de lo ocurrido. Pero otros no son conscientes y siguen el camino hasta que los vehículos que circulan detrás se dan cuenta. ‘El Faro’ topa con un conductor que a punto estuvo de atropellar a uno de estos sin papeles “Vi cómo caía del camión y casi le atropello con mi furgoneta, pero me dio tiempo a frenar”, apunta. A él le dio tiempo porque no circulaba a velocidad excesiva, algo que, desgraciadamente, no se estila en la ‘M-30’ en donde, precisamente, los vehículos aprovechan para pisar el acelerador. En presencia de este medio se producen varios ‘asaltos’ y en uno de ellos con riesgos de que una motocicleta atropellara a uno de sus protagonistas. Por la mañana, por la tarde... los horarios de los conductores de Urbaser se convierten en los de los propios inmigrantes.
Riesgo en el asfalto