Tras más de una década aguardando proyectos que finalmente no veían la luz, los sindicatos mayoritarios del sector educativo acogieron ayer con “mucha cautela” y “escepticismo” el anuncio de Juan José Imbroda de que Melilla contará con un nuevo instituto de Secundaria en los terrenos del Jardín Valenciano y un colegio de Primaria en los solares del antiguo acuartelamiento Gabriel de Morales. El proyecto, fruto de la reunión que mantuvieron en Madrid el presidente de la Ciudad y el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, respondería a dos de las grandes reivindicaciones que airean los docentes desde hace años: la reducción del déficit de infraestructuras que padece Melilla desde mediados de los años 90, cuando se construyó el último centro educativo, y la corrección de la ratio de alumnos por aula, que supera con creces la media nacional.
Si tanto la Ciudad como el propio Ministerio celebraban hace dos días el espaldarazo a los trámites administrativos que deben culminar con el arranque de las obras a lo largo de 2014, los sindicatos, por contra, advertían ayer de que se niegan a lanzar aún las campanas al vuelo. “La noticia es buena, sin duda. Si es verdad celebraremos habernos equivocado al decir que no esperábamos nada de esa reunión. Pero es que hemos visto tantas cosas en estos años que hasta que no comprobemos que es realidad seguiremos siendo muy escépticos”, reconocía ayer Ricardo Jimeno, responsable de la sección educativa de CCOO en la ciudad. “Cuando sea verdad, si finalmente lo es, pegaremos saltos. Pero hasta entonces...”, coincidía Dolores Jiménez, representante de los docentes en FETE-UGT.
Las versiones de ambos convergen en el mismo punto: celebran el avance, pero casos como el del centro del Jardín Valenciano, “de cuya construcción se habla desde hace 12 o 14 años” les obligan a ser prudentes. “Ya ni recordamos desde cuándo llevamos escuchándolo. Siempre es la misma cantinela: que ya está, que es inminente. Pero en todo este tiempo, ni ha habido primera piedra ni nada de nada. Ojalá esta vez sea la definitiva y que no quede, como siempre, en agua de borrajas”, reclaman desde CCOO. “No hasta que vea poner la primera piedra... Hasta que no lo veamos inaugurado y abierto, con alumnos, no lo vamos a creer”, insiste Jiménez canalizando la voz de buena parte del sector.
Y es que, pese al avance que ha supuesto el acuerdo entre la Ciudad y el Ministerio en forma de compromiso de construcción de los dos nuevos centros, los trámites no han hecho más que empezar. Juan José Imbroda confirmó el jueves que la Administración que dirige asumirá la cesión de los suelos –que en el caso del Jardín Valenciano está aprobada por el Pleno de la Asamblea desde 2010 y registrada ante notario desde 2011– y los gastos derivados de la redacción de los proyectos, mientras que el Estado se encargará del capítulo más importante, la financiación de las obras y el equipamiento de las infraestructuras. El convenio debería firmarse a lo largo del mes de julio y las primeras actuaciones sobre los solares, si se cumplen las previsiones, serían realidad en 2014.
Es en esa horquilla temporal, la que dista entre la rúbrica del convenio y el inicio de las obras, donde los sindicatos temen que el proyecto pueda truncarse una vez más. “Son ya muchos años los que llevamos oyendo hablar de estos proyectos y siempre, independientemente de quien gobierne y del color de un partido u otro, el caso es que nunca se han llevado a cabo. Unas veces por falta de concreción del proyecto, otras veces por falta de dinero, por las dos cosas... La cuestión es que los terrenos siguen ahí, como si estuvieran en barbecho. Hasta que no lo veamos no lo vamos a creer”, insiste Ricardo Jimeno como base de su crítica.
Pese a la prudencia y el escepticismo que denotan sus augurios, ambos coinciden en su aspiración de que en esta ocasión los dos proyectos se trasladen del papel al terreno de la realidad. “Necesitamos esos dos centros porque las ratios están disparadas y así no hay forma de atender a los alumnos como deberíamos. Necesitamos nuevas infraestructuras y lo pedimos desde años, por activa y por pasiva. Ojalá sea cierto, ojalá. Y que después de esos centros vengan más, porque las altas tasas de natalidad están ahí y van a seguir creciendo”, auguran.
El pasado jueves, durante la intervención en la que anunció el acuerdo para la construcción de los dos nuevos centros, el propio Juan José Imbroda reconoció que la ciudad necesita nuevas infraestructuras educativas y recordó que la última dotación en forma de edificios se remonta a mediados de la década de los 90. También aludió a la fuerte presión en las aulas que supone el alto porcentaje de población infantil y joven de Melilla, que cifró en un 36% del total, de las más altas de toda España, y al crecimiento del censo en la ciudad, que en los últimos seis años ha experimentado un incremento del 20%.
“Que no ocurra como con el Conservatorio...”
En los peores augurios de los representantes sindicales aparece el paralelismo con la ‘Ciudad Educativa de Melilla', el espacio que debe albergar la nueva Escuela Oficial de Idiomas, el Conservatorio de Música y el Centro de Educación de Adultos, cuyas obras sufrieron en mayo la segunda paralización. “Esperemos que no ocurra lo mismo en el Jardín Valenciano y el centro de Primaria”, alertan desde CCOO. “Confiemos en que este proyecto vaya mejor, porque lo del Centro de Adultos, que está dividido en tres partes ahora, parece la obra de El Escorial. Y la EOI, con la demanda que tiene, ocupa ahora otras instalaciones...”, lamentan en FETE-UGT.