Los Rosales, casi 40 años de vida

Es una de las barriadas con más solera, donde los ciudadanos viven con intensidad las tradiciones locales. ‘El Faro’ ha recorrido los lugares más emblemáticos y hablado con sus vecinos.

Quejas y demandas:

Corría el año 1977 cuando Los Rosales, una zona de huertos, pasó a convertirse en una barriada que, a día de hoy, es una de las más emblemáticas de la ciudad. Una zona de gente sencilla cuyos vecinos aún se reúnen para celebrar las tradiciones locales, pero donde también hay espacio para luchar por las mejoras del barrio. Entre ellas, las infraestructuras para jóvenes y pequeños, como un parque infantil o un polideportivo. “El que teníamos pasó al Club de Petanca y ahora los jóvenes hacen deporte en un patio que pertenece al local social. Queremos instalarlo por detrás de este área y habilitarlo para fútbol, baloncesto, balonmano...”. En cuanto al parque infantil, se lamentan que mientras algunas barriadas disponen de dos, Los Rosales lleva años demandando un área para niños. “Hemos comprobado que los niños juegan en el rellano de los portones y este parque es necesario”, explica el vicepresidente de la Asociación Familiar (AF), Kiko Alcázar.
A nivel de saneamiento se produce el mayor de los problemas. Las tuberías, con 40 años de antigüedad y fabricadas en uralita, provocan el escape de aguas fecales a las calles. “Hay ratas, cucarachas y todo tipo de insectos que provocan infecciones y se han puesto maderas para no pisar esta suciedad”.
Algunas alcantarillas huecas que carecen de tubos de saneamiento, transportan las aguas fecales a una arqueta que la redirige a la general, “pero cuando se atasca, se anegan los pisos bajos contiguos a la arqueta”.
En el límite de la barriada con la carretera, concretamente en las inmediaciones de la mezquita de Sidi Embarek, el muro de apenas medio metro, obliga a exigir la colocación de vallas metálicas de seguridad para evitar el riesgo de caída de alguna persona desde unos tres metros de altura. Ya en el interior del barrio, la AF ha solicitado unas bandas reductoras para la carretera, que se ubicarían en los puntos donde los vehículos alcanzan velocidades excesivas. “Al lado del colegio pasan muchos niños y hay que velar por su seguridad. En esta barriada, donde hay menos vigilancia, no se respeta el límite de velocidad”, se lamenta Alcázar.
Todas estas cuestiones podrían formar parte del pasado en breve, en cuanto se ponga en marcha el plan de remodelación que quedó aplazado hace unos cuatro años y cuya actuación recaerá, principalmente, en saneamiento, cornisas, fachadas o sumideros.
Por otra parte, la AF ha comenzado su campaña de captación de socios, cuya cuota anual es de 20 euros y ofrece una serie de ventajas en los eventos que se celebren a lo largo del año.

Rincones especiales:

La plaza Ramón de la Cruz recuerda al primer presidente de la asociación vecinal

Fue el primer presidente de la barriada y su legado caló hondo entre los que le conocieron, tanto por su humanidad, como por su constante labor en pro del deporte. Su prematuro fallecimiento no ha sido suficiente para que Ramón de la Cruz desaparezca de la memoria. “Era una bella persona y un gran deportista. Todos lo queríamos mucho, era un hombre fabuloso”, recuerda Pedro Luque, vocal de la AF.

Un vecino convierte una parcela en una huerta de flores, frutas y verduras

Algunos vecinos han contribuido de manera muy especial a mejorar la barriada, como es el caso de Laarbi Mohamed, que en la zona adyacente a su vivienda ha habilitado una huerta con una amplia variedad de cultivos. “Cuando compré la casa, decidí arreglar esta parcela y ahora tengo nueve tipos de flores, árboles frutales, como higueras o naranjos, además de cilantro, acelgas, lechuga o habas”.

Los vecinos edificaron una pequeña capilla que nunca llegó a abrirse

El crecimiento de la barriada desde sus inicios hasta hoy día ha llevado incluso a la construcción de una pequeña capilla para que los fieles pudieran acudir a rezar cuando lo desearan. Este proyecto, que se ejecutó hace unos seis años, finalmente no vio la luz por la necesidad de la presencia de un párroco. Hoy en día, se desconoce si en algún momento se retomará la idea de abrir esta pequeña capilla.

Los vecinos:

Pedro Luque: casi 40 años en la barriada

Es el vecino que más años lleva en la barriada, 39 años de su vida la ha pasado en Los Rosales y ahora echa la vista atrás para recordar que ‘todo tiempo pasado fue mejor’. “ La barriada ha cambiado mucho, antes era más familiar, había más unión y nos reuníamos con frecuencia, aunque las reuniones de vecinos las hacíamos en el portal 15 porque no teníamos local”.
Pedro recuerda una de las primeras romerías “a la que vino el grupo sevillano de flamenco Los Maravilla, o la corrida de un becerro, con motivo de unas fiestas. “Lo trajimos en una furgoneta desde el matadero para torearlo, pero sin hacerle daño”, rememora.
Entre las numerosas anécdotas vividas, este vecino recuerda los primeros bancos que se colocaron en la barriada. “Los construyeron en la Plaza Vieja, fueron unos 40. Todos los vecinos querían uno para su portón y mucha gente se quedaba dormida en el banco”, explica sonriente.

María del Carmen: más seguridad policial

Si la gran mayoría de los problemas a los que se enfrenta la barriada de Los Rosales gira en torno a la mejora de las infraestructuras, los edificios o la instalación de una nueva red de saneamiento, también existen otras cuestiones que afectan, y de manera muy directa, a los vecinos: la seguridad ciudadana.
La opinión de una de las vecinas, María del Carmen Ibáñez, deja en evidencia que este tema se encuentra entre los que más preocupan a los ciudadanos de esta zona. “Hace falta más vigilancia policial porque la barriada está desprotegida y los vecinos nos sentimos inseguros”.
Recientemente, varias personas fueron víctimas del robo del bolso, hecho que también afectó a su integridad física. “Les dieron un tirón y salieron a la fuga. Está claro que hace falta más presencia policial para que no pasen estas cosas”.

Actividades

La barriada no se caracteriza por su inactividad. Todo lo contrario, ya que durante los doce meses del año, sus actividades son prácticamente continuas. Enero, con la visita de los Reyes Magos para los más pequeños, da paso al mes de febrero con el carnaval y el memorial Jesús Ayala para dúos y tríos. El tradicional festival de ‘La Rosaleda’, que se celebra el 20 de febrero y que este año alcanza su séptima edición, pone fin al mes del Dios Momo con la participación de las agrupaciones carnavalescas.
Recorridos de senderismo, campeonatos de fútbol o concursos de ‘Play Station’ para los más jóvenes son otras de las actividades que se organizan a lo largo del año.
Mayo y sus tradicionales cruces, romerías, las fiestas patronales de agosto o la festividad de Halloween completan una ajetreada agenda que finaliza con las actividades navideñas.
Pero no todos son celebraciones. Los vecinos de Los Rosales también tienen tiempo para dedicar a la solidaridad, y así lo demuestran con la recogida de alimentos y todo tipo de enseres para los más necesitados. Una actuación que llevan desarrollando desde hace siete años y que se acomete en el mes de diciembre, coincidiendo con las entrañables fiestas navideñas. “Aunque este año ha estado más flojo porque hemos empezado más tarde, en la pasada edición recogimos casi 3.000 toneladas que llevamos a la iglesia de Santa Teresa”.

La barriada ha experimentado cambios en numerosas zonas que se pueden apreciar a través de estas dos imágenes

Al igual que el resto de la ciudad, Los Rosales también ha experimentado cambios en algunas zonas que los vecinos más antiguos quizá recuerden. En estas dos imágenes, en la izquierda se aprecia que, si bien el parterre no ha sufrido demasiadas modificaciones, sí es cierto que antes se ubicaban unos bancos que ahora han desaparecido. También se puede apreciar el aumento de algunos árboles y vegetación en la imagen de la derecha, tal y como se encuentra esta zona en la actualidad.