Los rocieros ceutíes vuelven al camino

Las condiciones meteorológicas no terminaron de acompañar a la Real Hermandad de Nuestra Señora del Rocío en su salida procesional, antes del inicio de su peregrinación hacia la aldea almonteña. Y es que si bien la lluvia no estuvo presente durante todo el recorrido desde la parroquia de Santa Teresa hasta la iglesia de Nuestra Señora de África, sí hizo su aparición de forma intermitente, aunque eso no mermó la ilusión de los romeros que, con la alegría que les caracteriza,  realizaron el recorrido por las distintas hermandades para despedirse antes de comenzar periplo hacia tierras onubenses. “Evidentemente no son las mejores condiciones, creo que no se habían producido nunca, pero el camino que nos mueve es la fe, no es el buen tiempo ni las ganas de no mojarse, sino la fe y el compromiso de estar ante ella. Lo importante es poder caminar hacia la Virgen”, apuntaba hermano mayor, Juan Antonio García Ponferrada.

Tras la misa oficiada en la parroquia de Santa Teresa daba comienzo el recorrido por distintos puntos de la ciudad, con una primera parada en la Capilla de Madre de Dios de la Palma y San Bernabé para entronar el Simpecado en la carreta y dejar un ramo ante la imagen de la Virgen de la Palma.
Bajo los sones de tambores y sevillanas, los romeros realizaban distintas paradas en otras tantas hermandades o particulares como el coro de mayores de Blanca Vallejo, la escuela de danza de María José Lesmes, el grupo Rumba Jóvenes o Al Compás, quienes rendían su homenaje cantando o bailando ante el Simpecado. Este año la carreta ha sido reformada con la recuperación de las antiguas maderas o la eliminación de la pintura, presentando así un nuevo aspecto en los casi 30 años de existencia.
Una segunda novedad es el relativo al recorrido de la comitiva ceutí. Este año, se le había asignado el Camino de los Tarajales, una travesía que se usaba en la década de los 60 para el recorrido de la Virgen entre el Rocío y Almonte. El hundimiento de un puente obligó a abandonar esta vía por la de Los Llanos, pero su reciente rehabilitación ha permitido que este año las hermandades vuelvan a realizar el recorrido. “A 14 hermandades nos fijaron ese camino, pero las inclemencias han hecho que ese haya sido el camino del Rocío de este año porque todas las que no pueden ir por la Raya o por el Hinojo, irán por los Tarajales. O sea que cuando lleguemos, no vamos a ser 14, sino 114 las hermandades que vamos a ir por ese camino”, explica Ponferrada.
El grupo de ceutíes que peregrina hasta el Rocío es, cada año, más numeroso. “La casa la tenemos al completo, 70 personas, pero después van algunos hermanos más porque hay otros peregrinos fuera. Entre 120 y 150 personas se van incorporando ya que hay muchos  caballas que viven en otras ciudades que también nos acompañan en la presentación el sábado”. Este hecho satisface a Ponferrada que ve como cada año se incremente el número de fieles en este hermandad. “Llevamos 29 años y más que dificultades, contamos con la ayuda de la Virgen. Crecemos más poco a poco y los que estamos convencidos seamos hermanos comprometidos participemos de todos los actos de la hermandad.
El recorrido finalizó en la iglesia de Nuestra Señora de África donde fueron recibidos por las primeras autoridades locales que despidieron a los romeros antes de partir de peregrinación hacia Almonte.

“Ser rociera es lo más grande para mí”, dice una de las peregrinas

Muchos son los rocieros que viven con gran fe este momento y una de ellas es Antonia Vera, una romera que hace más de 25 años que peregrina con la hermandad a Almonte. “Tengo una hija que se llama Rocío, mi padre era muy rocieron y me hizo rociera desde que llegue a Ceuta y la hermandad estaba en sus comienzos”.
Ser rociera “es lo más grande para mí” y en estos 25 años son muchas las anécdotas vividas en el camino. “Todos los años voy a visitarla antes y había un señor cantándo en la verja y me llamó la atención. Se volvió a mí y me pidió que cantara con él. Fue un momento que me emocionó porque era una sevillana con un significado muy especial”. Tan especial como es el romero que entregan los hermanos como símbolo de buena suerte y de tradición. “Dicen que a la Virgen se la encontraron entre romero y que trae suerte. Por eso siempre lo repartimos y somos una hermandad alegre y de gloria”.