La Imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor estrena atuendo, entre otros enseres
La Real y Fervorosa Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora del Mayor Dolor se encuentra celebrando la Santa Cruz y los Dolores de Nuestra Señora. Por ello, ayer y hoy, a partir de las 19:15, celebra una función religiosa en la capilla que la Hermandad posee en la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. El programa incluye Exposición del Santísimo Sacramento, rezo de la Corona Dolorosa y Vísperas, Eucaristía y canto final de la Salve en honor a la Virgen del Mayor Dolor. Para facilitar a los fieles su participación en estas ceremonias religiosas, esta corporación cofrade ha editado sendos guiones que se reparten a los asistentes. El predicador es Fray Francesc Xavier Catalá Sellés. Para esta Hermandad supone un “auténtico privilegio” contar con su presencia, ya que “por su especial espiritualidad y delicada forma de entender la liturgia imprime un especial misticismo a las celebraciones que preside”. La Hermandad ha levantado un sobrio y elegante altar en la capilla de sus sagrados titulares de penitencia. El color de la cera es una novedad. En esta ocasión, y pese al carácter glorioso de las celebraciones, es tiniebla, otorgando al conjunto un tono muy especial que se complementa con cuatro grandes ramos florales compuestos a base de margaritas oro viejo y siemprevivas moradas dispuestos en las jarras de plata que pertenecen al paso de palio. Además, en un lugar destacado se exponen las reliquias de San Pedro Apóstol y Santa Beatriz de Silva, esta última donada a la Hermandad por Juan Enrique Sánchez Moreno. El Santísimo Cristo de la Buena Muerte luce sus potencias de plata dorada, cantoneras rematando la cruz y el Titulus (INRI) de metal plateado. Con estos elementos realizados en orfebrería siguiendo el estilo cofrade propio del siglo XX, se intenta subrayar el triunfo de la Santa Cruz. Por su parte, Nuestra Señora del Mayor Dolor luce la extraordinaria corona de salida que en 1956 labrara el desaparecido orfebre sevillano Antonio Pérez del Barrio, y estrena todo su atuendo. El manto ha sido realizado en terciopelo rojo por los propios cofrades utilizando bordados franceses del siglo XIX, procedentes de una antigua capa pluvial, siendo donación de un hermano anónimo que los adquirió en el Museo del Divino Infante de Gardone Riviera (Italia). La saya ha sido confeccionada en el taller de bordados de la Hermandad y presenta labores en oro de un bindalli otomano del siglo XIX sobre terciopelo morado, adquirido en Turquía por un donante que desea mantenerse en el anonimato. También estrena el puñal que luce en el pecho, diseñado, labrado y donado por el orfebre jerezano Ildefonso Oñate, y que recuerda al antiguo que fue sustraído en la década de los 70. Se recupera así la memoria de una pieza emblemática que durante muchos años formó parte de la iconografía de Nuestra Señora del Mayor Dolor.