Varios agentes de la Policía Nacional pasaron en la mañana de ayer por el juzgado de instrucción número 1 para declarar en torno a la tangana que se produjo en la noche del 4 de julio en Claudio Vázquez, que se saldó con varias detenciones y con heridos, tanto policías nacionales como civiles. Contando con asistencia letrada, los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que declararon vinieron a coincidir en las claves de cómo fue la actuación que llevaron a cabo aquella noche.
Según las informaciones que ha podido conocer ‘El Faro’, los agentes manifestaron que en ningún momento se extralimitaron en sus funciones, ni golpearon expresamente a las personas allí congregadas. Coincidieron en que, tras recibir aviso de emergencia de que se estaba produciendo una reyerta entre jóvenes cerca de la comisaría de Los Rosales, se toparon con un ambiente “muy hostil” hacia la Policía. Insistieron en que ellos no fueron los que arremetieron contra las personas allí concentradas, sino que tras llegar para atender una reclamación ciudadana se toparon con una animadversión clara hacia la Policía.
En sus declaraciones los agentes hablan de actitud desafiante hacia los agentes y de repulsa hacia su presencia. Ese ambiente hostil al que aluden se agravó más después de que reconocieran y procedieran a detener a una persona que tenía pendiente una reclamación judicial.
Los agentes coinciden en que esta detención fue el detonante para que el ambiente se crispara más, derivando en la tangana posterior. Ante el juez señalaron que tuvieron que responder ante la presión que estaban recibiendo, haciendo uso de sus defensas para evitar un mayor conflicto. Insistieron en que su uso se llevó a cabo de manera disuasoria, pero no agresiva, y que se tuvo que echar mano de este elemento para, primero, proteger a un compañero que estaba acorralado por varios participantes en la tangana y, segundo, para disolver a la aglomeración formada que pretendía, dicen, evitar la acción policial y la detención de esa persona identificada.
Los policías manifestaron ante su señoría que los participantes en la tangana mostraban una agresividad verbal y física hacia los agentes e insistieron en que en ningún momento golpearon a la gente sino que su actuación fue acorde a la presión popular que se había desencadenado.
Los policías se negaron a contestar las preguntas de la Acusación Particular. Quedan por declarar algunos agentes que no habían sido citados para la jornada de ayer. Las testificales de los agentes forman parte de la investigación judicial abierta al existir dos versiones sobre lo ocurrido que chocan frontalmente al ser opuestas.
La grabación, en posesión del juez
En algo coinciden las dos partes enfrentadas en torno a este suceso que llenó páginas y páginas el pasado mes de julio. Coinciden en la importancia que dan a las grabaciones hechas con las cámaras de la comisaría de Los Rosales. Unas grabaciones que ya fueron trasladadas, a requerimiento del juez, por la Jefatura Superior y que deben recoger parte o todo de lo que sucedió aquella noche. De esas imágenes se puede derivar una cierta aproximación a lo que sucedió para dar mayor o menor validez a una parte u otra. Los policías nacionales que ayer prestaron declaración vienen a defender su actitud, contando con el respaldo de la Jefatura Superior que ya en su día, vía comunicado, arropó lo llevado a cabo. Por contra las personas que resultaron detenidas en aquella tangana así como los vecinos de Claudio Vázquez y barriadas colindantes, se unen en una versión completamente distinta, que viene a acusar a algunos de los agentes de extralimitarse en sus funciones. Entre toda esta maraña de testificales, pruebas y versiones, aparece también el informe del forense, tras examinar los hematomas presentados por las personas detenidas. El juez, de momento, continúa adelante con el proceso judicial, complicado, ya iniciado.