“Los padres deben educar, orientar y motivar a sus hijos y dejarse de gaitas”

El prestigioso orientador, formador y asesor educativo Senador Pallero participa en unas jornadas educativas que concluyen hoy con motivo del centenario del Colegio San Agustín.

Cincuenta y cinco años después de su paso por la antigua Escuela de Magisterio de Ceuta, ciudad a la que no había vuelto desde entonces, el prestigioso maestro y pedagogo Senador Pallero, director honorífico de 'Mente Colectiva', colaborar habitual de editoriales como Santillana, Anaya o Edelvives, profuso conferenciante y autor del programa para el desarrollo de los valores deportivos en la Fundación Real Madrid, regresó ayer a este lado del Estrecho para participar en las jornadas educativas organizadas por el Colegio San Agustín con motivo de su centenario.
–¿Qué recuerda de sus años en Ceuta, hace más de medio siglo?
–Estábamos aquí porque mi padre trabajaba en Banesto y recuerdo que la Escuela de Magisterio era la mejor de España. Estaba en un grupo muy batallador, muy de estudiar y de trabajar, una delicia, y la mayoría de mis compañeros de promoción continuó después estudios de Pedagogía, Informática... No sé por qué no había vuelto. Quizá no quería perturbar el recuerdo tan maravilloso que tenía.
–Le ha convencido el Colegio San Agustín...
–Llevo mucho tiempo trabajando en la formación de profesores. Colaboro mucho con los Agustinos y cuando me invitaron acepté entusiasmado para trabajar con docentes y familias del alumnado.
–¿Qué mensaje les quiere transmitir?
–A los padres, sobre los pasos para desarrollar la responsabilidad en los hijos. A los profesionales, del sentimiento de pertenencia, del orgullo de estar en un centro educativo, tanto por parte de los profesores como de los estudiantes. Además vamos a hablar del cambio educativo, que es a lo que nos dedicamos en 'Mente Colectiva'.
–Ahora se habla mucho de cambio, también en Educación. ¿Por dónde van sus tiros?
–Se habla demasiado del cambio metodológico. Nosotros apostamos por empezar por las relaciones interpersonales: entre la familia y el colegio, entre el profesorado y el alumnado... Ese es el primer paso y fundamental. Después viene el metodológico, la adaptación a las nuevas peculiaridades y combatir la desmotivación generalizada. Queremos una escuela en la que los profesores quieran estar y los alumnos y familias deseen gozosamente venir.
–¿Eso en qué se materializa?
–En aprendizaje de calidad, calidez en el trato y eficacia en la organización.
–¿Esa receta sirve igual en la pública que en la concertada que en la privada?
–Vale para todos los públicos. En España nos hemos desangrado luchando públicos contra privados, laicos contra religiosos... Todos los esfuerzos educativos los quiero con independencia de su nombre. Si sumamos conseguiremos más cosas que restando.
–¿Cómo propone cuidar el "sentimiento de pertenencia" a un colegio?
–Profesores y alumnos tienen que estar a gusto. Abogamos por una enseñanza divertida. Ni la virtud ni la ciencia tienen caras adustas. Deben tenerlas alegres, sonrientes.
–¿Cuáles son los doce pasos que propone a las familias sobre la responsabilidad de los hijos?
–Los padres tienen que educar a sus hijos y dejarse de gaitas gallegas de orientación profesional. Ese es el resumen. Tienen que educarles, orientales y motivarles. Yo no hablo a las familias de responsabilidad en general. En España fomentamos las precocidades, que quien destaca pronto va a seguir haciéndolo, y a veces es un error. Hay prisa porque un niño lea y eso en el contexto educativo es lo de menos: lee cuando tiene la madurez necesaria. Lo primordial es el ejemplo y el ejercicio de la mano de padre y madre. A un niño no se le puede decir en pantuflas y con el periódico en la mano: '¡Ponte a estudiar!'. Eso no es motivador. Mi mensaje va a los cinco ámbitos de la persona: el personal, el relacional, el familiar, el estudiantil y el espiritual, no el religioso.
–¿Trasladan demasiado las familias la responsabilidad del éxito o fracaso académico de los jóvenes sobre los docentes?
–Ese mensaje de que en casa se educa y en el colegio se instruye no está bien concebido. No puede haber una instrucción que no sea educativa y no puede haber una educación completa si familias y colegios no se ponen de acuerdo. En Cádiz, cuando yo empecé a trabajar como maestro, hace más de 50 años, yo viví esa luna de miel de confianza absoluta de los padres en el docente. Hoy hay una tremenda susceptibilidad, incluso celos si los chicos quieren a los profesores, con quienes pasan más tiempo que con los padres. También veo una sobreprotección. Nadie puede tocarles pero en el colegio hay que poner límites, decir lo que se puede y lo que no... No cabe pensar que la disciplina solo para los demás.
–¿Necesita la Educación en España otra Ley, un Pacto...?
–Necesita despolitizarse, dejarla en manos de profesionales sobre un marco legal que no tiene que ser muy largo, un par de folios es suficiente, pero sí acatado y con treinta, cuarenta o cincuenta años para poder medirlo.