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Los ‘okupas’ de nueva generación

El año pasado Asuntos Sociales se gastó un millón y medio de euros en pagar alquileres. A fecha de hoy, 374 personas disfrutan del llamado alojamiento alternativo, es decir, ocupan una vivienda cuyo alquiler abonan pero contando con ayuda de la Ciudad. Hay casos en los que ésta paga el 100% del alquiler. A pesar de esto sigue habiendo familias que carecen de vivienda, que no tienen dinero para pagar un alquiler y que, dicen, no obtienen ayuda de Servicios Sociales. El destino pasa por convertirlos en ‘okupas’, hasta el punto de dar forma a un auténtico problema erigido en quebradero de cabeza para propietarios de inmuebles, para vecinos e incluso para la propia Ciudad. “Se nos pueden escapar casos porque no tenemos capacidad para inspeccionar todos los lugares y detectar a todas estas personas. Es un problema grave”, sentencia la consejera de Asuntos Sociales, Carolina Pérez.
La COMGECEU tiene fichadas 30 viviendas de propiedad militar ocupadas. Y reconoce lo complicado de resolver los expedientes, por lo que opta ya por derribar los tejados de aquellas casas que se van quedando vacías. La Ciudad no se atreve a dar datos. Tampoco hace falta, no hay barriada que se salve de este fenómeno. Los ‘okupas’ superan el centenar. “Es una lucha constante la que tenemos”, advierte Pérez. Detrás de las historias de los ‘okupas’ hay de todo. Gente que vive en condiciones ínfimas, incluso con menores (también bebés), en casas deshabitadas, sin agua ni luz. Acostumbran a enganchar la luz del alumbrado público con lo que incurren en otro delito, esta vez el de usurpación del fluido eléctrico. Asma está embarazada de tres meses y vive de ‘okupa’ en un bloque de Alfau junto a su cuñada y su pareja. Tiene cursos hechos, dispone de una preparación para ejercer de azafata o administrativo, que es lo que ha estudiado, pero no hay trabajo. La ayuda de Zapatero terminó y en su casa sólo entra el dinero que trae su pareja. ¿De dónde?, cargando bultos en las naves. “Hay mucha gente de Ceuta que está empezando a cargar bultos como los porteadores y a pasarlos a Marruecos. La cosa está muy mal. Hay veces que así trae diez euros, otros 20... Sabemos que hemos entrado en una casa de otros, pero qué hacemos, ¿nos ponemos en la calle?”, indica. Su versión choca con la del propietario, que ha visto cómo su inmueble está literalmente ocupado por decenas de personas. La esperanza la pone en una acción judicial que llegará. Y los ‘okupas’ lo saben, pero mientras, esperan y viven bajo un techo ajeno. Entre las parejas de ‘okupas’ prevalece un perfil más o menos típico: en buena parte de ellas uno de los componentes es marroquí, sin papeles y en situación irregular en la ciudad. ¿Pueden pedir ayuda si no aparecen en registro alguno, si no están ni identificados? La cosa se complica. Asuntos Sociales se enfrenta a otros ‘okupas’: parejas que vivían con sus padres y que se han peleado, se han marchado de casa sin dinero y terminan ocupando otro hogar. ¿Debe Asuntos Sociales servir de mediador en riñas familiares? Evidentemente no, ni gestionar una casa para este tipo de situaciones. Pero el hecho es que se topan con demasiados casos de este tipo. El problema está ahí y da lugar a un círculo vicioso: gente sin dinero, sin ayuda, sin trabajo que termina ocupando una propiedad. Dueños que ven cómo se quedan sin casas (hay situaciones en las que la vivienda se ha ocupado estando la dueña de vacaciones y ahora está pagándose un hotel). Y un sistema con soluciones complejas .

HISTORIAS DE ‘OKUPAS’ EN DISTINTOS PUNTOS DE LA CIUDAD

Vive en el hueco de una escalera

David. Hace un año que este barcelonés, de 55 años, entró a formar parte de la lista de ‘okupas’ que hay en Ceuta. Pero en su caso personal, ocupando un espacio público: el hueco de una escalera. Así, como lo leen. David trabajó en el Plan de Empleo, cobró la ayuda, pero ahora no tiene los euros suficientes como para pagarse un alquiler, ni siquiera de los baratitos. Así que pensó que el hueco de la escalera que lleva a la escuela de tenis, en plena curva Amaya, le servía para poder vivir. Y ya lleva más de un año metido en los bajos de la escalera, junto a su perra. Ahí tiene sus plantas y hasta un tendedero, porque David no tendrá casa ni dinero, pero aseado es, y manitas también. Un toldo azul le sirve de puerta y un bloque de ladrillos de escalera para trepar y salir de su ‘pequeño boquete’. Con una pequeña bombona de butano se apaña para sus comidas y con algunas chapuzas y ejerciendo de aparcacoches va tirando para comprarse lo básico para comer. David recuerda que la Policía le visitó, que sacó fotografías del lugar en que vive, pero dice que Servicios Sociales todavía no ha pasado para ayudarle a buscar otro lugar donde vivir. Ahora es un ‘okupa’ más.

30 viviendas militares ocupadas

Nabila. No quiere fotos. Pero no por vergüenza, más bien por miedo. Nabila lleva viviendo varios años en una de las casas militares que hay en Escuelas Prácticas. Allí se metió porque no tenía dinero. Tiene tres niños, el más pequeño de dos años, y una sentencia en la mano por malos tratos que ganó después de aguantar varias palizas de su marido. Las últimas las recibió estando embarazada del pequeño y sirvieron para poner el punto y final a la convivencia marital. Con 300 euros al mes, dice, no puede comprarse una casa ni tampoco alquilarla. Asegura que nunca ha podido optar a una vivienda de Emvicesa y que por eso se metió, hace años, en una de las viviendas militares de esta calle. Sus vecinos son ‘okupas’ igual que ella. ‘Okupas’ de vivienda militar. En Ceuta hay alrededor de 30 ocupadas. Los trámites para poder desalojar a estas familias son complicados. Una vecina de Nabila recuerda cómo hace unos años “vinieron a echarnos, pero no pudieron. No veas la que se montó, con ambulancias, Policía... pero no pudieron echarnos. Si no tenemos casa a dónde vamos a ir”, añade. Nabila muestra la ventana de su vivienda, que da a las actuales obras del 54. “Parece que la casa se va a caer”, señala mostrando las máquinas que se acercan. Al lado, en otras viviendas los militares han sido más precavidos: han tirado los techos de las casas vacías para frenar a los ‘okupas’.

Viviendas abandonadas por fuera, pero habitadas ¿Hay mafias?

Rapidez. Asuntos Sociales no duda en reconocer el “grave problema” que representan los ‘okupas’. Hay casos de viviendas que son desalojadas una mañana y por la tarde ya están ocupadas. Aparentemente son viviendas abandonadas por fuera, sin luz ni agua, pero dentro están habitadas. La Policía ha llegado a actuar sobre la misma vivienda hasta en cuatro ocasiones, pero si los dueños se descuidan, se habita al momento. La problemática es importante, tanto que los dueños de los inmuebles se están dedicando a tapiar puertas y ventanas con cemento para evitar que sean ocupadas. ¿Hay mafias encargadas de fichar las casas vacías y cobrar a ‘okupas’ por facilitarles la entrada? La Policía lo sospecha, pero no hay pruebas, sólo indicios.

Un bloque entero lleno de "Okupas" en plena calle Alfau

La historia más singular. A los dueños de este bloque, ubicado en plena calle Alfau, les pilló por sorpresa la situación. De la noche a la mañana y después de que se marchara el último inquilino que tenían, el bloque entero se llenó de ‘okupas’. Ocurrió el pasado enero y en un fin de semana se toparon con todos los pisos ocupados. En el primero: una madre y su hija. En frente: una embarazada. Más arriba: una familia al completo. Y entre medio: parejas. Unidades familiares diversas que se introdujeron en unas viviendas que los propietarios querían desalojar debido a que no reúnen las condiciones de habitabilidad necesarias. No les dio tiempo a cerrar el bloque cuando se toparon con la sorpresa: eran víctimas de los ‘okupas’. En el bloque de al lado fueron más rápidos. Los dueños tapiaron enseguida los pisos conforme se iban marchando sus inquilinos con el objetivo de evitar la entrada de ‘okupas’. Ese es el arma que les queda a los propietarios: cerrar con bloques de hormigón sus viviendas. La historia de este bloque está ya denunciada en el juzgado. Todos sus inquilinos están acusados de un presunto delito de usurpación de edificio, que figura en el artículo 245.2 del Código Penal, e incluso algunos están ya identificados. Los propietarios confían en la justicia porque quieren recuperar su propiedad. Los inquilinos saben que están cometiendo un delito pero replican: “Si no tenemos dónde vivir y hay casas que están vacías, las tendremos que ocupar ¿no?”.

Denunciaron su caso hace meses, ahora son "okupas"

En octubre. Ese mes, de 2010, fueron protagonistas de un reportaje contado en ‘El Faro’ sobre las infraviviendas del Príncipe. Sacaban a la luz la casa en la que residían en la Agrupación Este de la barriada y avisaban del mal estado de la misma. Por aquel entonces esperaban una solución por parte de la Ciudad, una llamada de Asuntos Sociales, pero no llegó ni una ni otra. Así que comenzaron una vida de ‘okupas’. “Pasad, pasad. Mira, nosotros ya salimos en El Faro. Pedíamos una mejora en la casa que nunca llegó, no podíamos estar así, somos personas no animales. Yo empecé a dar vueltas por la ciudad viendo las casas que estaban abandonadas y me dijeron que aquí había una. Así que nos metimos mi madre y yo. Había mucha basura y la sacamos toda, hasta ratas y cucarachas”, indica una joven ‘okupa’. Lo hace tras abrirnos la puerta de la vivienda en la que vive desde hace un mes, en plena calle Alfau. “No tenemos agua, ni luz. Nos alumbramos con las velas y para comer salgo a la calle y busco algo. Para lavarnos vamos a la casa de algún familiar. No tenemos a dónde ir, qué vamos a hacer. La casa estaba abandonada y nos metimos. Siempre se queda una de las dos en la casa y no abrimos la puerta a nadie”, advierte. Reconoce que está ocupando una vivienda que no es suya pero asegura que no encuentra trabajo por ningún lado, ni tiene ayudas: “Qué vamos a hacer, vivir en la calle, como los animales... En el Príncipe no podemos estar”, indica, mostrando el periódico en el que salía su infravivienda. Allí sólo vive ya su abuela.

También hay "okupas" de bienes protegidos

Los garitones. Hasta en cuatro ocasiones la Ciudad ha actuado sobre el garitón del Sarchal, porque hasta en cuatro ocasiones ha estado ocupado por distintas personas. La última, un marroquí que las pasadas navidades se marchó del lugar después de que se produjera en su interior un incendio. Ahora trabaja de vigilante de obra y vive en otro garitón dentro de la propia obra y que no tiene la protección patrimonial BIC. Pero hay más historias, porque en esto de las vidas de los ‘okupas’ los hay de viviendas particulares, de casas militares, de espacios públicos o de bienes culturales. Sucede por ejemplo en el camino de Ronda, allí vive una persona que tiene incluso su propia plaza de garaje, estacionando el vehículo al lado de su ‘casa’. También sucede en la Potabilizadora, en cuyo garitón, también considerado BIC, viven desde hace unos meses una pareja de italianos. Llegaron a Ceuta después de pasearse por distintos puntos del país y son el fiel reflejo de un estilo de vida basado en el ‘amor libre’, la libertad y el espíritu de otros años pasados. Sin agua, sin luz, son ‘okupas’ de un bien abandonado al que ellos intentan poner vida y que respetan. Reconocen que dentro no pasan frío aunque las últimas lluvias les ha supuesto más de un dolor de cabeza. ¿Cuánto tiempo estarán en Ceuta? No piensan en el futuro, más bien en el día a día, sin pensar en ataduras ni en problemas.

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