Las reivindicaciones de Ceuta y Melilla por Marruecos son un clásico, cualquier época del año donde vean que la actividad política en España está relajada, sirve como motivo para entrar a valorar sus posesiones y las aspiraciones. En esta ocasión la mecha para desatar una nueva polémica ha partido de Melilla y los tratos a los inmigrantes marroquíes que cruzan a diario para ganarse la vida en la ciudad española (además de un supuesto desembarco de inmigrantes en Marruecos por la Guardia Civil, cuando esas pateras salen de allí y sin control alguno…)
Si hablamos de la frontera de Melilla poco o nada tiene que ver con la nuestra, estando más cerca de un paso de ganado que de un paso de personas. Las instalaciones son obsoletas, estrechas, angostas y un embudo que da a parar a la parte española como un “ahí llevas eso…” los miembros de las fuerza de seguridad apenas pueden repeler una muchedumbre que intenta entrar a empujones… mientras la guardia civil con pocos medios intenta aguantar a una masa humana que a ciertas horas del día se vuelve más intensa e imposible de controlar.
No podemos dejar en el tintero el grupo de marroquíes que en lado de la frontera Beni-Anzar ocupan un espacio desde hace mucho tiempo ahuyentando a todo el turismo de clase media que intenta entrar en Melilla. Un grupo de manifestantes posicionados libremente a la entrada de la frontera con el único objetivo de mantener vivo una protesta absurda. Y cuando digo absurda en Melilla lo digo con todas sus letras, porque la zona oriental del país vecino pasa por ser la menos patriótica del reino alauí, donde la población es de origen rifeño-bereber y poco o nada se identifican con la unidad marroquí (y menos siendo una zona donde la pobreza no deja espacio para la política). Mientras todas estas acciones entorpecen el tránsito humano y el comercio diario para miles de personas que se ganan la vida a uno y otro lado de la frontera. Ni la Delegación del Gobierno melillense, ni la Ciudad Autónoma aprovechan su posición para denunciar en voz alta en los medios nacionales los inconvenientes y retrocesos en la economía provocados por su inoperancia. La clase política melillense apuesta por una élite más cercana a los campos de golf y a las regatas que a hacer una política para todos. Pero bueno, algún día les contaré las diferencias y parecidos entre las dos ciudades.
Mantenerse al margen de las declaraciones del ministro marroquí de exteriores y ver como tratan la noticia los medios de la progresía española no puede más que dejarnos con la incertidumbre de la orfandad eterna ante el ninguneo figurado de un político que nos tacha de racista.
Nuestra posición en las relaciones con Marruecos será la misma, ayudándoles a crecer en empleo tanto allí, como aquí… alentando el crecimiento de sus empresas y su tecnología, amparando a sus menores y recibiendo miles de inmigrantes ilegales… pero parece siempre insuficiente, siendo siempre buen momento para ellos para ponernos en el disparadero y señalarnos sin ningún tipo de complejo.