Los familiares de los acusados dicen que ellos “van con la conciencia tranquila”

Comienza el juicio contra los supuestos “terroristas ceutíes que pretendían realizar varios atentados para recuperar Ceuta y Melilla”. Sus madres creen que saldrán libres Dicen que lo inexplicable no se puede explicar, por eso lamentan dar “pocas informaciones sobre algo que nos pilló de sorpresa hace seis años y que ha supuesto para todos desgracias y días tristes sin ningún sentido”. Están convencidos de que sus familiares saldrán libres “porque no hay pruebas”, pero quieren que los interesados en llevar a cabo esta operación, la denominada ‘Operación Duna’ que en la madrugada del 13 de diciembre de 2006 puso en jaque a los vecinos de Príncipe Alfonso cuando decenas de agentes fueron en busca de supuestos terroristas yihadistas con pretensiones de recuperar Al-Andalus y llevar a cabo atentados para ello si fuera necesario, aclaren los por qués de “haber utilizado a nuestros hijos y hermanos como conejillos de indias de este sinsentido”. Todos piden justicia. De los nueve detenidos, dos de las familia afectadas dan la cara para “defender la inocencia de estos jóvenes, porque rezar y tener barba, no tiene que significar ser un terrorista”.

De hecho, Fatima Hamido es madre de dos de los acusados. A uno de ellos le dejaron libre sin cargos tras detenerle pero rompe a llorar reconociendo “que esto le ha destrozado la vida”. Asegura que él ni siquiera seguía los rezos, que de pronto sintió que le señalaban, comenzó a tener problemas para conciliar el sueño, perdió su trabajo y era “un buen electricista”... y dice que aunque esté libre “aquella noche en que vinieron a detenerle comenzó una pesadilla”. Desde entonces asegura que la familia se encuentra en un pozo sin fondo careciendo de información pero esperando que se haga cumplir con la justicia. “El que haga algo malo, que lo pague y el que no, que lo dejen, pero ¿cómo remedian el daño hecho hasta ahora?”, se pregunta. Su otro hijo se sentará hoy en el banquillo de la Audiencia Nacional. Es Abdelkrim Chaib, al que la Fiscalía acusa de ser el responsable de obtener los explosivos del Acuartelamiento del Hacho ya que “por su experiencia militar sabía dÓnde estaban guardados”. Ahora trabajaba de guarda en unas obras. Su madre dice que se ha ido triste a Madrid, porque tras salir de prisión después de  más de dos años y medio, se casó como tenía previsto antes de su ingreso en la cárcel y tiene un hijo que no ha cumplido aún los dos años “y su mujer acaba de tener un aborto la semana pasada de un segundo hijo muy deseado”. Fatima es una luchadora y a pesar de tener una pensión que no llega a los 300 euros y un marido enfermo de Alzheimer, inició una colecta y consiguió 3.000 euros para pagar una fianza y sacarle de la cárcel. Aún sigue pagando la puerta de su casa que la Policía destrozó a las cuatro de la mañana del 13 de diciembre, tirándola al suelo y revolviendo la casa en busca de pruebas “que no encontraron y terminaron llevándose el cuchillo del sacrificio del borrego porque no había otra cosa”. Asegura que “todo es un error, una equivocación, pongo la mano en el fuego por mi hijo, que no es un terrorista”. Todos están pendientes, la hermana pequeña “nerviosa” y ella con la diabetes y la tensión disparada “porque estos disgustos son muy duros, vienen de la nada y confiamos en que habrá justicia y todo salga bien”.

“Nunca olvidaré ese día, nos trataron como a perros”
Soodia pensaba que había estallado una bomba en la puerta de su casa el día que decenas de agentes “entraron a martillazos echando la puerta abajo y tirándome al suelo a las cinco de la mañana para detener a dos de mis hijos”. Recuerda que pidió poder levantarse para ir al servicio “pero no me dejaron y me oriné encima... nos trataron peor que a perros. Hubo un agente que tuvo más educación, rebuscaron en toda la casa y como no encontraron nada, se llevaron un cuchillo”, explica. Dice que no gana para disgustos mientras cuida a su marido enfermo. Que aquel día dijeron que a otro de sus hijos, a Hmido, le dejaran tranquilo “pero a Mustafa y a Yusef les esposaron, les encapucharon y se les llevaron sin dar explicaciones mientras yo rezaba y me gritaban que hablara en castellano o que me callara”. A eso le siguieron más de dos años de cárcel y fue ya al final de la condena “cuando pude ir a verles por aproximación ya que de Madrid les trajeron al Puerto de Santa María”. Han rehecho su vida y ambos, tanto Mustafa, de 36 años, como Yusef, de 30, se han casado. El primero está desempleado y Yusef trabaja ahora en el Plan de Empleo. El hermano mayor, Mohamed, lamenta ver la tristeza que muestran los ojos de su madre mientras dice que “el Islam es paz, no terrorismo y seguro que al final habrá justicia y Alá está con nosotros”. Él asiente. Está junto a sus padres tras haber despedido a sus hermanos el domingo y pide que se publique la retención de Mustafa en el puerto, que “todo esto es un puzle sin piezas que desconocemos, un montaje y alguien tenía que pagar por ello y nos ha tocado”. Va más allá. Lamenta el desconocimiento de la gente y dice que “todos nos quedamos atónitos, mis hermanos desde que pasó todo esto parece que viven en un sueño, no se lo creen, es algo que no tiene ni pies, ni cabeza ni cola”, repite. Lo importante es que “ellos van con la conciencia tranquila y limpia y eso es lo que cuenta”.

“Vamos a pedir cambiar de abogado defensor”

Nayat espera en Madrid la víspera del juicio acompañando a su hermano Yusef Abderrahman, uno de los acusados, junto a su hermano Mustafa, de “seleccionar los objetivos para atentar contra ellos” tal y como explicó el fiscal de la Audiencia Nacional. Cuando la tarde del domingo iban a coger el barco para posteriormente trasladarse en autobús a Madrid, se encontraron con una sorpresa en el puerto: “No dejaron a mi hermano Mustafa embarcar por estar en busca y captura por no pagar una multa y lo trasladaron a Los Rosales a pesar de llevar junto a él la notificación judicial de la cita ante la Audiencia Nacional y por eso lo primero que haremos será pedir al juez que intervenga para que no se suspenda el juicio porque eso supondría un mayor gasto en transporte y estancia que tampoco nos podemos permitir”, apunta Nayat. Lo segundo que solicitará será el cambio de abogado defensor “porque parece que está más de parte de la acusación que de los que debe defender. Si tuviéramos dinero ya lo habríamos hecho pero preferimos que nos asignen uno de oficio antes que García Montes que no vemos que se tome en serio el caso”.
Sobre lo que han vivido en su familia todos estos años, siguen sin encontrarle explicación ninguna. “Mis hermanos no son terroristas, esto es una historia que responde a intereses que desde luego a nosotros no nos cuadran las piezas de un puzle en el que han pringado a gente sin explicación alguna y sin ni siquiera haber pruebas, por lo que sinceramente, creo que va a demostrarse que son inocentes”. Ella recuerda cuando vio la película ‘En el nombre del Padre’, la impotencia que sintió como espectadora. “Es algo similar pero a menor escala de lo que siento ahora. de lo que sentimos en mi familia. De estar viviendo realmente esa película, que te acusen de algo falso, te metan en la cárcel, cumplas condena y ahora esperes un juicio que aún no comprendemos ni siquiera las acusaciones a nada le encontramos sentido”. El hermano mayor, Mohamed, intuye, al igual que Nayat, que todo al fin y al cabo “son intereses que se escapan de nuestras manos y que nos ha tocado porque siempre tiene que haber un culpable, pero ellos son inocentes y se demostrará”.

Se prevé que el juicio dure 9 días y se enfrentan a penas de 11 años

Se prevé nueve días de juicio y los acusados se enfrentan a penas de entre ocho y 11 años, algo “excesivo” para las familias pues aseguran “se basan en nada”. El fiscal sostendrá que la célula se fue formando a partir del mes de abril de 2005 en la mezquita ceutí de Darkawia, en torno a la figura de Mohamed Fuad Abdeselam, que reunió un grupo que consiguió expulsar al imán del templo y sustituirlo por dos marroquíes “que predicaban la versión más extrema del islam”. Como supuestos objetivos ideológicos tenían liberar a Ceuta y Melilla y convertir de nuevo España en Al-Ándalus, bajo dominio musulmán, dice el fiscal, que añade que en las reuniones de la célula se hablaba de ir a combatir a Irak o Afganistán e incluso de repetir en las ciudades autónomas «lo sucedido el 11 de marzo (de 2004) en Madrid». La progresiva radicalización de los miembros del grupo -que se autodenominaron ‘Ejército del Mesías’- les llevó a planificar acciones concretas de violencia directa y a la búsqueda de armamento para llevarlas a cabo. Así, acordaron obtener los explosivos del acuartelamiento de El Hacho, ya que uno de los procesados, Abdelkrim Chaib Abdelaziz, ‘por su experiencia militar, sabía dónde estaban guardados’. De la selección de objetivos se encargaron los hermanos Mustafa y Yusef Abderrahman Ahmed, en cuyo poder se encontraron fotos de iglesias y del puerto y del ferry de Ceuta. En cuanto a la financiación los acusados pretendían financiar estos actos mediante robos, continúa el fiscal, que añade que Mustafa Abderrahman Ahmed intentó atracar a punta de pistola el 2 de agosto de 2006 a un comerciante que “solía llevar encima importantes cantidades de dinero”.