Hablar de las apabullantes cifras de los próximos presupuestos generales puede ser un tostón de difícil comprensión que nos lleve a detestarlos. Todos los años la misma cantinela de un gobierno loando en tropel los “mejores” presupuestos – lo contrario sería negligencia –, y una oposición matraca demonizando y echando pestes sobre los mismos.
¿Cuánto tiempo hace que no existen unos PGE de consenso? Los presupuestos son la mejor herramienta para llevar a cabo un programa político, pero la falta de razones de Estado, la penuria de sentido común, la carencia de un proyecto común de España como nación, la indolencia de la casta, y la exigua imagen de una jefatura de Estado en plena decadencia, hacen que los partidos políticos solo velen por sus propios intereses, algo legítimo y avalado por las urnas si no fuera porque olvidan la principal razón su existencia: España.
Los presupuestos para el año que viene son más de lo mismo. La deuda pública, que roza el 100% de toda riqueza que produce España, no se verá disminuida; al contrario, la administración pública podrá seguir gastando un 6% más de lo que ingresa. Esta deuda nos tiene tan atenazados, que el pago de intereses supera al gasto de todos los ministerios de España. Aun así, la administración pública sigue gastando por encima de sus posibilidades. Pero no crean que esto es el PP, ojo, que la oposición pide que este saco sin fondo lo sea aún más.
No bajarán los impuestos y apuntan a cierta subida teniendo en cuenta los optimistas datos de recaudación que ya han fracasado este año. Y eso que, pese a todo, vivimos en el país con mayor tasa fiscal del mundo. No hay que olvidar que a los impuestos y tasas hay que sumar los seguros sociales.
Teniendo en cuenta que la última subida de impuestos que hemos tenido en esta ciudad ha venido solicitada por Caballas, no podemos demonizar al PP por esto.
Es simbólico, pero esclarecedor, que se recorta en casi todo menos en los partidos políticos, a quienes se les aumenta un 28%. Lo que resulta una cifra nada significativa, pero sí hiriente ante una administración con funcionarios perdiendo un 30% de su poder adquisitivo.
Estos PGE son eminentemente sociales, más de la mitad de estos presupuestos se dedican a dar cobertura social a los ciudadanos. Esto que a priori pudiese parecer bueno, realmente no lo es, puesto que atenaza la inversión y deja sin posibilidades de futuro a España. El mejor apoyo social que se debe requerir del Estado es poder encontrar un empleo digno y no dádivas.
También tienen parte buena estos PGE. El incremento de gastos e inversiones en Ceuta la sitúan como una privilegiada en el entorno. Un crecimiento anual superior al 15% no va a pasar desapercibido en nuestra ciudad, sobre todo cuando Ceuta es una de las 8 únicas comunidades en las que sube la inversión pública y, además, el valor total la sitúa como la cuarta comunidad autónoma. Y España es muy grande y muy necesitada en todos lados.