Los corsarios de Salé (y II)

El corso marroquí en la que se encontraba empeñada después del siglo XVI, no era en particular obstáculo para la expansión colonial europea. Un caso que ilustro una situación general, estando el Magreb supeditado a un bloqueo marítimo permanente europeo, siendo los primeros de estos los reinos ibéricos, por lo que no era nada mas natural que el pueblo marroquí resistiera a su manera con los medios disponibles, lo que explica su reacción según intereses.
De esta forma se comprende el uso dado por los historiadores europeos de la palabra berberisco, que explica toda suerte de evocaciones violentas, llegando a pensar en acciones bárbaras conectadas con el estado anárquico en que aquellas tierras imperaban, con un pueblo entregado a la piratería, enemigo de la fe, en desórdenes constantes y además amparados por los turcos.
No pertenece a la historia el disculpar los hechos acaecidos en un plan moral explicativo. Para ello el corso era una manera de justificarse en los países magrebíes, para la defensa de sus derechos y existencias y al mismo tiempo afrontar a unos enemigos muy poderosos que los mantenían constantemente bajo presión y les impedían tener toda relación con el mundo exterior, tanto por vía marítima como terrestre, ya que también hay que recordar que Portugal se empleaba activamente para arruinar el comercio exterior carabinero del que vivía Marruecos, y mientras por el mar procuraban también destruir esta vía marítima de tráfico al ocupar la mayor parte de sus puertos atlánticos. En estas condiciones, el corso o guerra santa marítima, era una reacción lógica y nada sorpresiva.
Se habla mucho del corso magrebí y siempre se olvida decir que también existió un corso europeo, principalmente dirigido contra los países magrebíes. También se habla de los cristianos retenido en los puertos de Salé, Argel, Tetuán, Fez o Tánger, pero no mencionan a los subyugados que remaban en las galeras cristianas, los que no podían redimir. También se menciona los bombardeos navales que sometieron en diversas ocasiones a las ciudades magrebíes como represalia.
De esta forma era fácil condenar al corso berberisco en nombre de la moral cristiana que las consideraban como actos aislados unidos a otros mas violentos y agresivos que los situaba en un verdadero contexto mundial, percibiendo que no había ninguna piratería vulgar y que tiene un significado histórico muy plausible, ello representa en efecto el rechazo o la repulsa de los pueblos ante las arbitrariedades creadas por ciertos estados europeos, relacionadas con el derecho del más fuerte como principio de su moral.
Es así como sucedió en gran parte, dando origen al subdesarrollo de los países magrebíes y de su posterior conducción a su colonización, siendo esto una imagen de la historia en relación a mostrarnos la importancia vital del mar para Marruecos, que era para ellos una base de estabilidad y de desarrollo económico, presentándose con mayor claridad cuando vemos la evolución del país después del siglo XVI. Muchas acciones significativas surgieron de las que contaremos como las más importantes:
1. El ejemplo del emirato de Bou Hassoum As-Semlala en el siglo XVI, creo un pequeño estado próspero, gracias al tráfico comercial desarrollado con Europa por los puertos de Agadir y Marsá.
2. Los Dil’i tenían necesidad de salir al Atlántico para trasformarse en verdadero estado, lo que explica que sus disputas con los Ayachis y su ocupación de Salé que era la ciudad marítima comercialmente mas rica de todo Marruecos en aquella época.
3. Este sentimiento fue el que impulsó a Moulay Ismail a dedicarse a la emancipación de las costas magrebíes y lograr la liberación de las ciudades de Tánger, Larache, Arcila y Mehdia, que volvieron a desarrollar su comercio marítimo, dirigiéndolo y orientándolo en actividades mercantiles hacia el Atlántico, siendo este acto el mas importante de su reinado.
4. La política ambiciosa del sultán Mohamed Ben Abdallah, consagrada de una manera espectacular y especial par la construcción de los puertos marítimos principalmente en Anfa (1760) y la erupción de uno nuevo en Essauira (1765) destinado este último para ser el lugar de acogida de los comerciantes    europeos y además ser el punto de llegada de las caravanas saharianas, coronando esta política con la conquista del puerto de Al’ Brija (Mazapán) en 1769.
Cuando se estudian y consideran el conjunto de estos hechos, se piensa que todas estas acciones no son para el Magreb, más que una forma de afirmación y de defensa en sus derechos en el mar, de cara a la hostigación de los estados dominantes que sustentaban sus proyectos esclavizantes en todos sus aspectos, sin pensar en la adversidades que podian producir.
Como curiosidad vamos a señalar los lugares mas frecuentes de las acciones de las naves corsarias. Ordinariamente algunos solían salir hacia finales de Febrero o primero de Marzo, para situarse a la altura de los cabos de San Vicente y Santa María. En el mes de Abril zarpaban el resto, ya en cruceros, dirigiéndose hacia los cabos de Finisterre, Ortigueira y la Rheille, situandose a lontananza de tierra. En los meses de Junio y Agosto era cuando más se acercaban a las costas y en septiembre volvían a prepararse para volver sobre finales de mes, retirándose de sus singladuras y poniéndose a cubierto de los fuertes vientos que en estas temporadas llegaban. Hacia sus presas entre los cabos y costas de Bayona, Bidasoa y Sisarcos a unas treinta millas marítimas de la Coruña. Pasado el mes de septiembre se dirigían a las Islas Canarias en espera de los navíos que transitaban principalmente llevando vino. En verano, sus galeras y algunos otros buques menores navegaban mas arriba del cabo de Santa María, llegando hasta las costas inglesas y francesas.

Buques piratas armados que tenían su base en Salé (1 de agosto de 1669)

-Una fragata recién construida en Salé, llevaba como insignia, en su popa, un sol dorado en relieve, tenía una noventa toneladas e iba armada con diez cañones y su tripulación constaba de ciento ochenta marineros.
-Una fragata construida en los artilleros de Ollone (Francia), cogida a los franceses en 1669, llevaba de distintivo una luna en su popa y era de unas sesenta toneladas. Esta artillada con diez cañones y tenia como tripulación unos ciento diez marineros
-Una fragata recién construida y tomada por los ingleses, de unas cincuenta toneladas, con la misma fuerza y poder que la precedente, con cuatro cañones y unos ochenta tripulantes, no tenía ninguna señal distintiva.
-Una urca cogida a los franceses, sin proa ni puente, pero con las mismas características navales y artilleras de los buques de su tipo en armamento y tripulación.
-Tres pequeñas fragatas construidas en Salé, de aproximadamente unas treinta toneladas, llevando en ellas como insignia una estrella pintada en la popa y estaba armada con diez cañones, cuatro pedreras y unos sesenta tripulantes cada una.
También había en Salé una fragata recientemente construida de unas doscientas toneladas, tenía once cañones en ambos costados ordenados en línea, además de dos popa en cada lado del timón y en la misma forma colocación, veinticinco cañones, una fragata argelina que se había refugiado en Salé dañada por los ingleses y que había embarrancado en la barra del puerto sin poder atracar en el mismo.