El objetivo de la Consejería de Sanidad de trasladar a los ciervos de San Amaro a una zona más acorde a sus necesidades y costumbres, ha quedado, de momento, en punto muerto, debido a que aún no se ha encontrado un lugar en el que ubicarlos. “Todos los sitios están llenos y nadie se ha interesado por acogerlos”, aseguran fuentes de la Consejería.
Este hándicap ha llevado a que los ciervos tengan que permanecer en el parque de San Amaro, en el recinto donde han vivido toda su vida, aunque desde hace unos años se dividió en dos, debido a la agresividad del macho dominante que terminaba agrediendo y matando a todas las crías de sexo masculino, a fin de seguir manteniendo el liderato del grupo.
La intención de la Consejería era trasladar a los rumiantes a algún área adecuada en la península que se asemejara lo más posible a su hábitat natural. “Necesitan un espacio más amplio que el actual, donde puedan moverse más cómodamente y ramonear. En resumen, que cuenten con todos los hábitos que tendrían de vivir en libertad”.
Desde hace tiempo, Sanidad barajó varias opciones para estos ciervos. En primer lugar, se propuso su suelta en los montes ceutíes, opción pronto descartada dada la presencia de cazadores y de que las condiciones naturales tampoco responden a las necesidades de estos rumiantes.
Una segunda opción era su ubicación en un terreno frente a la zona en la que habitan actualmente. Se trata de un kilómetro de superficie con grandes áreas de sombra y suficiente vegetación para ramonear. Con la decisión de trasladar a los ciervos a la península, esta segunda alternativa también fue descartada, aunque ahora podría tratarse de la opción más viable.
El traslado a algún recinto en la península también presenta sus inconvenientes, tales como el estrés que supone un viaje y la ‘mutilación’ a la que han de ser sometidos antes de su partida. “En un traslado de animales de estas características es necesario cortarle los cuernos para evitar lesiones. Es un mal menor en comparación con el daño que podrían hacerse durante el viaje, en el que pueden llegar a romperse los cuernos”, apuntan las mismas fuentes de Sanidad.
Recordar que los animales que sí se trasladaron hasta la península hace un tiempo fueron los monos de Gibraltar que se han adaptado a su nuevo hogar en una reserva de Alicante.