Abrazos, historias y un sinfín de recuerdos. Un reencuentro entre esos amigos que se reunían y soñaban en La Peña de Baile de Los Bucaneros en la década de los 60. La noche de este sábado fue muy especial para un grupo de aproximadamente 40 personas que conversaron, rieron y bailaron rememorando esos tiempos de juventud en Fuente Caballo.
Daniel Pino, presidente de ‘Los Bucaneros’ desde el año 1965, habló para El Faro de lo especial que fue esta ocasión para él. “Para mí es una gran ilusión que nos reunamos todos, hacía 23 años que habíamos hecho otra reunión, y ahora con mucho trabajo, con mucho sacrificio, pues aquí estamos, con mucha edad, pero muy contentos, muy alegre de ver a mis compañeros y compañeras bucaneros”.
Lo que más recuerda Pino son aquellos años de juventud y esa amistad, que era la base que sostenía al grupo y que es lo que ha permitido mantenerse en contacto durante todos estos años, además de otros ingredientes.
“Yo creo que el secreto es el respeto y aparte del respeto, el cariño que nos teníamos”, agregó.
Quienes asistieron a la especial celebración de la noche este sábado, también se llevaron un gran regalo que recoge todos aquellos momentos que vivieron. Y es que José María Garrido Pérez escribió un libro de 208 páginas que cuenta toda la historia de ‘Los Bucaneros’, acompañado de un álbum de fotografías que son un verdadero tesoro.
“Aquel grupito que precisamente se formó entre estas calles, Velarde, Marqués de Santa Cruz, la zona de Fuente Caballo… unos chavalillos con unas ganas de vivir tremendas. Imagínate chavales de 17, 18 y 19 años con una ilusión tremenda por la música”, contó muy emocionado.
Todo comenzó con un grupo que vivía ilusionado con la música de la época y que se reunía en una casa en la calle Marqués de Santa Cruz, donde se creó todo un ambiente para que los jóvenes pudieran bailar todos los domingos y otros días más.
“Entonces el grupito pequeño de tres, cuatro o cinco, se convirtió en catorce, en veinte y hubo que buscar un lugar que fuera mejor, y uno de los chavales dijo: mira allá abajo en Fuente Caballo tenemos un local tremendamente extraordinario, justo para nosotros”, señaló Garrido Pérez.
Se dirigieron allí, por el año 64, y se encontraron con un lugar que aunque estaba en malas condiciones tenía su potencial, porque reunía lo que se necesitaba para que saliera adelante. Entonces La Peña se convirtió de mínima a máxima, con chavales muy ilusionados que se reunían los domingos, los festivos, las celebraciones locales, San Antonio y Navidades, todo en Fuente Caballo.
De esos años, Ana Mesa recuerda muchas cosas que la hacen apreciar aún más el poder volver a ver esos rostros que la acompañaron durante esos años que no olvida. Además, su historia tiene algo de particular.
“Para mí tiene mucho, mucho significado, ya que de casa de mis padres pues enchufaban la luz los domingos para que hubiese baile, o sea que parte de aquella historia la conozco perfectamente”, señaló.
La noche de este sábado Ana no hacía más que sonreír al ver a su alrededor. “La verdad que muchísima alegría, la pena por los que se fueron, pero la verdad que mucha alegría por recordar aquellos tiempos y sobre todo a mis padres, a mi padre y a mi madre que estaba dispuesta siempre, y la verdad que mucha alegría”
Conchi Arrebola León también quiso hablar de lo especial de la ocasión. “Esto es muy entrañable porque somos todos de los años 60 y ahora estamos todos aquí juntos, que yo hace 50 años que había muchos que no veía, nos emocionamos de vernos después de tantos años, es muy bonito”.
Entre risas también recordó algunas anécdotas. “Lo más bonito es que era una niña, que me gustaba mucho el baile, me escapaba de mi casa y mi padre cuando no estaba iba a buscarme, me sacaba del baile, y me divertía mucho porque bailaba mucho, me gustaba mucho bailar, era mi locura, me divertía, eran otros tiempos muy bonitos”.
Y así ha transcurrido esta bonita historia de amistad que aún se mantiene, de un unido grupo del que salieron 15 matrimonios y que se sigue reencontrando cuando le es posible para abrazarse, para conversar y para viajar en el tiempo hacia aquellos años que los hicieron tan felices.
La mejor manera de definir a ‘Los Bucaneros’ para su presidente, Daniel Pino, definitivamente “es la amistad de muchos años y el cariño que nos tenemos”. Y sobre el nombre que decidieron darle a este grupo de amigos que se reunía para bailar, para jugar fútbol y para compartir las ilusiones del futuro, contó que se les ocurrió “porque donde tenían La Peña, una de las partes pegaban las olas del mar, digamos que era como un barco en mampostería”. “Teníamos una peña en la que convivíamos, en la que convivíamos chicas y chicos, en la que bailábamos,en la que teníamos un equipo de fútbol, en la que nos íbamos a la feria juntos”, recordó con mucha ilusión Pino.
El último reencuentro de ‘Los Bucaneros’ fue en el año 1997 y esta fue una nueva oportunidad de recordar esos tiempos que tienen un lugar especial en sus corazones. De los recuerdos más significativos que tiene Daniel Pino destacó “nuestra amistad, lo bien que la pasábamos, el cariño que había y que existe todavía entre nosotros”. Estas reuniones significan mucho para ellos mucho porque pueden verse, compartir unas horas, charlar y darse ánimos unos a otros “para la lucha que es el día a día”, dijo Pino. “Los Bucaneros era una peña de baile que estaba en Fuente Caballo en la que teníamos también un equipo de fútbol, en la que teníamos una amistad”. Desde adolescentes comenzaron a reunirse hasta que se fueron al servicio militar y fue en ese momento en el que tomaron rumbos distintos, pero siempre con la ilusión de volverse a ver. La mejor manera de definir a ‘Los Bucaneros’, según Pino, “es la amistad de muchos años y el cariño que nos tenemos”. Unos desde la propia Ceuta y otros que llegaron de afuera, pero la emoción era la misma, al saber que iban a verse otra vez.
“La vida en aquella época, hablamos de los años 1964 a 1970, nos cogió a este grupito de chavales, en una pubertad en la que todo era alegría y diversión y actividad, cada uno iba viviendo su camino y lo que más le interesaba, a mí era el fútbol que me tenía encandilado”, recordó entre risas José María Garrido Pérez. Habló de un grupo de amigos, cercanos a su calle, que aparte de tener un equipo de fútbol, también tenían una peña de baile. “Yo los conocí en Fuente Caballo, pero ellos se iniciaron en la calle del Marqués de Santa Cruz, pero yo los conocí en Fuente Caballo, en un local antiguo que había sido pescadería, después había sido una imprenta, un local muy grande, con muchos metros cuadrados” y que terminó siendo un lugar de encuentro para cultivar una amistad que se ha mantenido durante décadas.
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