M.J.V. ha sido condenado a tres años y seis meses de prisión por un delito de robo con intimidación, agravado por el uso de instrumento peligroso, que se produjo el pasado 17 de febrero, cuando el condenado robó un teléfono móvil a una pareja, que paseaba por Gran Vía, tras amenazarles con un cuchillo.
Posteriormente, fue interceptado por agentes de la Policía Nacional quienes encontraron el móvil que el propio acusado había ocultado entre unos matorrales, y que fue devuelto a su legítimo propietario.
La sentencia de la magistrada se ha basado en la inexistencia de una relación previa entre acusado y víctimas por lo que no hay motivo para alterar la verdad, verosimilitud y persistencia en la incriminación. Asimismo, el denunciante ofreció una versión “coherente y persistente” sobre la forma en la que se desarrollaron los hechos, atribuyendo desde el primer momento al acusado la autoría de los hechos.
Declaró que M.J.V. le puso un cuchillo en el cuello y otra chica que lo acompañaba se lo puso por la espalda. Tras ello, lo trasladaron a un callejón, lo registraron y se llevaron el móvil.
Esta versión fue corroborada por el padre del joven atracado quien relató que su hijo lo llamó desde el teléfono de un amigo para informarle de que le habían robado el móvil. Decidió entonces salir al encuentro de su hijo y se encontró con el acusado, al que reconoció por la descripción que previamente le habían hecho en la llamada telefónica. Tras retenerle le obligó a confesar donde había escondido el móvil, mientras esperaba la llegada de la Policía.
El agente que intervino en los hechos indicó que el propio acusado reconoció los hechos ante su presencia, aunque fue necesario “insistir” para que indicara el lugar en el que lo había ocultado. En este caso, la magistrada considera que la devolución del móvil vino motivada por la presencia y persistencia de los agentes de la Policía Nacional, por lo que impide considerar este hecho como atenuante.
Frente a esta versión, el acusado declaró que su novia, menor de edad, cogió los cuchillos de su casa antes de dirigirse al Poblado Marinero para acudir a los pubs y negó los hechos, incriminando a su pareja y a otro joven que les acompañaba. Una versión que para la magistrada es “ilógica, incoherente y contradictoria con la ofrecida en el Juzgado de Instrucción e incluso con la ofrecida por la menor, que compareció en calidad de testigo, quien también ofreció una declaración descargando de toda culpa a su novio, el cual únicamente observó mientras ella y el otro joven amenazaban y robaban al denunciante.
La condena me parece justa, pero por qué cuando el autor es del vecino país, y el delito es el mismo se le ofrece la opción de expulsión, a sabiendas de que en horas vuelve?.