Reacio a dar declaraciones a los periodistas, el juez Pablo Llarena se sentó como ponente para hablar sobre las reglas de la exclusión de la prueba ilícitamente obtenida y sus excepciones, un tema del que los ciudadanos no están acostumbrados a escuchar, pero que resulta de bastante utilidad para los jueces.
El presentador de esta conferencia, el abogado Francisco Baena Bocanegra, reconoció que las excepciones en materia de exclusión de pruebas “es la asignatura pendiente en un Estado de Derecho”. El mediático juez, conocido por se el instructor de la causa del ‘procés’, confesó que era la primera vez que estaba en Ceuta.
Quizás fuera por su fama o por el tema del que versaba su conferencia, fue la única ponencia que logró un lleno absoluto del salón. Ante todo el público, comenzó a detallar la jurisprudencia existente para determinar las reglas excepcionales para que un juez pueda aceptar una prueba que inicialmente había sildo excluida al considerarse que se había obtenido de manera ilícita, poniendo distintos ejemplos, todos ellos basados en casos reales, algunos muy conocidos.
Uno de ellos fue el ‘caso Falciani’, que durante un tiempo copó los medios de combinación español, por la publicación de una famosa lista en la que se encontraban presuntos evasores fiscales, entre ellos, algunos españoles. Este caso le sirvió como ejemplo de cuando una prueba se obtiene de forma legal, pero a través de una fuente ilegal, es decir, cuando el Estado español solicitó conocer los nombres que había en la lista, lo hizo de manera legal, pero los datos que ésta incluía fueron obtenidos de manera ilegal por Falciani, un particular. Pese a ello, la prueba se aceptó y se tuvo en cuenta, terminando con la persona requerida por la justicia española condenada.
Asimismo habló de las excepciones a la teoría del ‘árbol envenenado’, que es cuando una prueba se obtiene de manera legítima, pero gracias a una información que se consiguió con quebranto de derecho, como puede ser una escucha ilegal. El juez desglosó un catálogo de excepciones que los magistrados pueden usar para poder llegar a tener indicios que culminen en un enjuiciamiento o condena, despertando la curiosidad de los presentes, que aprovecharon el turno de preguntas para exponer casos concretos que el magistrado fue respondiendo, reconociendo que muchas veces todo depende de la misma interpretación que los jueces hagan.