La línea 7 de autobús, la más transitada de Ceuta por tener como destino la frontera, presenta desde el cierre del paso del Tarajal una imagen desoladora: se ha convertido en una línea fantasma, pasando de recoger a cientos de pasajeros a ir prácticamente vacía.
Las frecuencias también han cambiado: si antes del estado de alarma pasaba cada 10 minutos, ahora tarda 20. Los trabajadores transfronterizos, en su mayoría, hacían que esta línea supusiera hasta un 40% del total de la recaudación de la empresa.
Ricardo Rosa, conductor habitual de la línea 7, cuenta que “el cierre de la frontera, para nosotros ha sido un gran mazazo. La frontera es lo que nos mantiene y también a otras líneas como sería la de Hadú y la de la Calle Real; los autobuses pasan por ahí porque lo necesitan los vecinos, pero la de la frontera es la que nos cubre muchos de los gastos que provocan las otras dos líneas”.
También ha sufrido un cambio de ruta, siendo su última parada Loma Colmenar. El recorrido diario ha cambiado, pero se parece al que hacía los domingos antes del Estado de Alarma. “Como no podemos llegar hasta la frontera porque está cerrada, subimos hasta el Hospital y hasta los pisos de arriba como servicio para los vecinos y los usuarios que van al HUCE. Esto es lo que se ha reforzado, por lo demás estamos como los domingos”, cuenta el conductor.
Las normas también han cambiado. Ahora es obligatorio el uso de mascarillas, aunque no todos quieren ponérsela. Durante el trayecto de FaroTV en el autobús, dos pasajeros se han quedado fuera por no llevarla puesta.
La Guardia Civil trabaja para que esto se cumpla por la seguridad de todos los usuarios. Ricardo Rosa, el volante, aclara que “la mayoría de los pasajeros sí que la llevan. Sin embargo, otros dicen que tienen ansiedad o calor y que por eso no la llevan de ahí que no puedan montarse. Es la ley llevarla y lo tienen que cumplir, nosotros la llevamos ocho horas y nos tenemos que aguantar”. Además ellos mismos reparten mascarillas y a veces conocen a los vecinos a los que se las dan “y de repente al día siguiente dicen que no tienen y no la llevan”, como una de las personas que ha querido subir y no se le ha permitido el paso.
Después de varias paradas, hemos llegado a la última. El flujo de pasajeros ha caído drásticamente, además de notarse una reducción de coches y de horario. Antes de que se decretara el Estado de Alarma, esta línea la cubrían hasta 19 vehículos durante todo el día: cinco por la mañana y cinco por la tarde, además de nueve de refuerzo diarios. Ahora la línea solamente está cubierta con cuatro autobuses. ¿Cómo era un día habitual de la línea 7? “Un día de la línea 7 es de mucho trabajo desde primera hora. El primer autobús sale a las seis y media de la mañana y ya va cargado desde primera hora. Así cinco autobuses a la vez, más los de refuerzo y todos llenos de público. Esto del cierre de la frontera a nosotros nos ha matado”, lamenta Rosa.
La expansión de la pandemia del coronavirus ha asestado un golpe mortal al autobús conocido popularmente como ‘el de la frontera’. Una línea que rebosaba vida y que estos días presenta un aspecto similar al lugar donde solía acabar: un Tarajal ahora desierto.
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