Se negó a dejar que su arte fuera solo parte de su pasado. Zakaria Errahmani se lanzó al mar hace un mes, una ruta arriesgada que muchos emprenden en busca de una vida mejor. Dejó atrás en casa sus pinceles y a su familia. Después de un trayecto difícil de seis horas y media en las corrientes del mar, retoma en Ceuta la normalidad como puede.
Un retrato de Messi, un dibujo de la serie de la Casa de Papel y un niño a manos de un grupo de soldados lo acompañan en su estancia en el CETI. Son las únicas tres pinturas que puede enseñar. Las demás están en su tierra natal, El Jadida, una ciudad en la que la situación social y económica lleva a muchos jóvenes a llevar a cabo este plan que ya se ha cobrado vidas.
Él, por suerte, llegó a las orillas de Ceuta. Junto a un amigo enseña los trazos que emanan de su creatividad. No tiene disponibles sus herramientas habituales. Confiesa que los plasma gracias a materiales que les dan otros compañeros y en el mismo centro. Se las apaña para no abandonar su pasión.
“Los chicos que están por aquí, cada uno me dan alguna cosa. El CETI también me da alguna que otra”, comenta. Su dibujo más reciente representa a Messi rodeado de un entramado de cerámica. Su predilección son los retratos, desde figuras conocidas a personas de a pie. “Cuando llegué a este nivel, me di cuenta de que podía hacerlos. Me encantan. Puedo hacerlo de cualquier persona. Te pones a lo tuyo y mientras trazo uno”, apostilla.
Hay distintas formas de evadirse. Cada persona tiene la suya propia, desde escuchar música a practicar algún deporte. La de Zakaria se encuentra entre rotuladores, lápices y colores. “Me suelo inspirar cuando me siento mal o triste. Esos sentimientos los proyecto en dibujos. Me relaja y me quita mis problemas”, asevera.
Su plan de futuro es empezar a darle salida a estos cuadros e incluso se ofrece para realizar rótulos a tiendas o empresas que lo requieran. Así se ganaba la vida en Marruecos. Zakaria es un joven inquieto. Tímido y tranquilo, refleja sus sentimientos a través de sus lienzos. Es fotógrafo y tiene la intención de estudiar alguna formación de audiovisuales. Fue también futbolista en un equipo de tercera división.
Tiene 22 años y busca darle rienda suelta a su talento. Su propósito es hacerse hueco y ganarse la vida. Manifiesta que no le importa estar en una ciudad u otra. Solo desea trabajar y dar a conocer sus dibujos. La faceta artística en su caso es un asunto familiar. Su hermano mayor también comparte este amor por la disciplina plástica.
De hecho, él es su gran referente. Empezó a interesarse por los trazos en el papel precisamente por él. Ahora kilómetros de distancia los separan y los une su pasión por el arte.
Zakaria quiere aportar su granito de arena al mundo. Pincel, lápiz o rotulador en mano, expresa su mundo interior a los demás.
No tuvo profesor de arte. Solo su propia guía. La práctica es lo que le ha dado su nivel actual y su talento. Sin embargo, no le importaría comenzar a estudiar alguna formación de bellas artes si tuviera la oportunidad en el futuro. Zakaria considera que esta pasión y oficio está “por encima de todo”. Confiesa que es lo que le da fuerzas a diario para seguir. “Es lo que hace que me levante y que trabaje en ello”, añade. Su intención es que quien lo desee contacte con él “por si quiere que haga alguna pieza”. Cuenta con dos teléfonos disponibles para las personas que quieran pedirle un encargo, el 63 14 73 057 y el 212 70 79 47 539.
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