Lleva dos años y medio burlando la justicia, sorteando cualquier intento por ponerle los grilletes. Es el presunto cabecilla de una red de blanqueo de capitales que a ojos de la Fiscalía funcionaba con un ajustado reparto de papeles entre personas de estrecha confianza. Todos los intentos de la Guardia Civil por dar con su paradero han resultado infructuosos. Se cumplen ya dos años y 6 meses desde que componentes del Instituto Armado ejecutaron una de las operaciones más importantes de las llevadas a cabo en Ceuta contra el blanqueo, deteniendo a varias personas con lazos de sangre compartidos, entre ellas una agente de la Policía Local.
A quien no pudieron arrestar es al que los investigadores consideran cabecilla de la red. Se presume que está en Marruecos, oculto para evadir la acción judicial y sabedor de que el Ministerio Fiscal solicita penas de hasta 14 años de cárcel para alguno de los investigados. Hay una orden de busca y captura internacional contra él y contra su propio hermano, ambos compañeros de fuga. De momento no ha sido efectiva.
Para los investigadores y para la propia Fiscalía resulta clave que las operaciones contra el blanqueo ejecutadas den sus frutos en forma de condenas. Es una manera de asegurar la sanción y la pérdida de poder económico en torno a un delito que sostiene el tráfico de drogas porque permite que los que viven del negocio sigan manteniendo su ritmo de vida. Si pierden propiedades, dinero, cuentas y reciben condenas ejemplares no hay manera de recuperarse para seguir delinquiendo. O al menos durante un tiempo.
El OCON-SUR (Órgano de Coordinación de las Operaciones contra el Narcotráfico en el Sur de España) lideró esta investigación después de constatar la existencia de una organización que, con la intención de obtener un beneficio patrimonial ilícito, realizaba labores oportunas para la compraventa, transporte y posterior distribución y comercialización de una gran cantidad de hachís por la zona del campo de Gibraltar y Ceuta. Los acusados se relacionaban entre sí y se informaban acerca de la existencia de la mercancía y precio además de concretar las fechas y circunstancias en que se llevaría a cabo la operación de compraventa y transporte de la sustancia estupefaciente. Ese negocio ilícito supuso la base del posterior blanqueo de los bienes obtenidos.
Las operaciones contra el blanqueo de capitales son complicadas: hay que demostrar en sede judicial que existe una conexión directa entre el narcotráfico y la generación de ese patrimonio económico en muchos casos descomunal.
Solo en 2021, la Guardia Civil ha intervenido 260 millones de euros en propiedades y dinero en efectivo vinculado al narcotráfico en el Estrecho, llevando a cabo distintas operaciones en el sur peninsular y en Ceuta. Viviendas, joyas, coches... y en este caso, por ejemplo, hasta caballos.
El presunto cabecilla de este entramado disponía del apoyo de varios integrantes que pudieron obtener elevados beneficios adquiriendo bienes inmuebles, vehículos a motor y motocicletas, embarcaciones, sociedades mercantiles y hasta ganadería con caballos de pura raza española. Según la investigación de la Benemérita, la organización se servía de sus cónyuges, parejas de hecho y familiares más directos, quienes conocían el origen ilícito de dichos activos a los que se daba apariencia de lícita procedencia sirviendo incluso para su titularidad.
El Instituto Armado ha liderado hasta 160 actuaciones en las provincias de Cádiz, Sevilla, Huelva, Málaga, Granada y Almería, además de en Ceuta, en el marco del Plan Carteia puesto en marcha por el Ministerio de Interior para atacar al narco pero, sobre todo, a su modo de financiación.
Los profesionales del blanqueo buscan argucias de todo tipo para mantener en este negocio. Según la Fiscalía, el cabecilla de este entramado llegó a simular el divorcio de su pareja, policía local, con el ánimo de ocultar el origen ilícito de los bienes adquiridos y ponerlos a salvo de las posibles responsabilidades penales en las que pudiera incurrir por sus actividades delictivas.
Hay otros casos mediáticos en los que personas que nunca han trabajado llegan a ser titulares de grandes negocios o financian actividades que, en base a su vida laboral, no podrían sufragar.
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