La pasada semana perdí muy de mañana a uRepetidas veces se señala y hasta se ensalza que el hombre debe actuar siempre, en cualquier ocasión y circunstancia, de acuerdo con el dictado de su conciencia porque es un ser libre. El valor de la libertad no se debe malograr nunca; ni cuando el propio ser humano lo desprecie, ni cuando otros sean capaces de comprar esa libertad personal por unas monedas, unas prebendas o unos lamentables engaños. La libertad personal debe ser respetada siempre, con una delicadeza plena y con firmeza.
Nadie debe caer en la tentación de traicionar al respeto que se debe a esa cualidad del hombre, la de ser libre para obrar de acuerdo con su conciencia.
Nadie debe aprovechar la falta de conocimientos de otra persona para apropiarse de su voluntad; es un grave atentado el que se hace cuando se priva de conocimientos a la sociedad, cuando se favorece la falta de formación o cuando se propaga el error en la educación y en las costumbres.
El hombre necesita un gran apoyo para el desarrollo de su inteligencia y el de los valores que fortalecen el espíritu; sólo así podrá ir fortaleciendo su capacidad de ejercer, con plena libertad y con conocimiento de causa, la labor que le corresponde cómo componente de la sociedad, cualquiera que sea el lugar que en ella ocupe.
La falta de calidad en la educación, el deterioro de las costumbres - a veces hasta niveles vergonzosos - el ataque que se hace a conceptos fundamentales de la vida humana y la disminución de la sensibilidad en el trato entre personas, facilita la pérdida de la libertad de ejercer en conciencia.
El hombre, así, pierde calidad y pasa a ser algo acomodaticio, fácil de manejar por los intereses de otros, porque ha entregado su libertad.
Hace pocos días el Sr. Alonso, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de as Diputados, manifestó, a los medios de opinión pública, el juicio que le merecía la actuación de uno de los diputados socialistas, que votó en contra de lo que se había señalado para ese Grupo, afirmando que : “La opinión personal es libre pero la lealtad al Grupo socialista es obligada”.
Esa afirmación del Sr. Alonso es una negación expresa de la libertad que el hombre tiene - cualquier hombre y en cualquier circunstancia - de ejercer en conciencia; de tomar las decisiones que no dañen a su libertad.
¿Es que, acaso, la pertenencia a un partido político - cualquiera que éste sea - significa la entrega de su conciencia, de su libertad de acción acorde con lo que su conciencia le señala?
La lealtad es el cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad - de la observancia de la fe que alguien debe a otra persona - y las del honor y hombría de bien, y no hay mayor fidelidad que la que el hombre se debe a sí mismo, a su integridad, a lo que le dicta su conciencia; ahí está su honorabilidad y hombría de bien: Ahí está él mismo y no un anónimo número en una votación.
El honor es algo personal, algo de lo que sólo uno mismo es responsable y en esa actuación - como individuo - es donde se hace patente su hombría de bien, no en la de un grupo, y en cuanto a la observancia de la fe - la fidelidad - hay que tenerla con uno mismo antes que con cualquier otra persona.