Quienes somos ya ochentones de edad, pero que en aquella nuestra pujante juventud en la que ya empezábamos a madurarnos y tardíamente estudiamos, con mucho esfuerzo, sacrificio y noble espíritu de superación, la antigua licenciatura en Derecho de cinco años, pues no tenemos más remedio que recordar, con acariciadora nostalgia y sana envidia hacia aquellos años bastante más jóvenes, cuando a principios de la carrera comenzamos a estudiar en Historia del Derecho, la vieja figura jurídica de la “Lex (ley) Flavia Malacitana” que, dentro de la lógica desorientación inicial de todo estudiante principiante, pues encontrábamos algo farragosa y de difícil comprensión, porque entonces casi no llegábamos a tomar conciencia de la importancia histórica que aquella ley tenía. Por eso, quizá pueda ser de interés recordarla hoy.
Dicha Lex Flavia, se nos ponía entonces como ejemplo de lo que fueron las primeras compilaciones normativas que la antigua civilización romana llevó a cabo en la vieja Hispania, que figura escrita en una tabla de bronce de unos 50 kilos, en la que figuraba escrita conteniendo parte de los estatutos de la creación de Malaca (Málaga) como ciudad también romana, ya que hay otra parte de dicha ley perdida que todavía no ha podido encontrarse. El original conservado de la parte recuperada se encuentra depositado en Madrid, en el Museo Arqueológico Nacional, aunque una copia de la misma se guarda en los archivos ubicados en el edificio de la antigua Aduana de Málaga.
Eso nos da idea de lo importante y “pesada” que era aquella vieja lex, así como lo laboriosa que en aquella época también resultaba la escritura de las normas, para su conservación, para su publicidad, como toda ley exige, y para su debida observancia.
Aquella ley se concedió allá por el año 74 d. C. (hace nada menos que 1.948 años) por el entonces emperador romano Vespasiano a Malaca, en virtud del otorgamiento que dicho soberano hizo del “ius latinii” (derecho latino) de forma generalizada a dicha ciudad malagueña. Sin embargo, no sería hasta un momento indeterminado que cabe situarlo entre los años 81 y 96 d. C., cuando esa concesión de ciudadanía entraría en vigor, ya bajo el mandato de otro emperador llamado Domiciano.
"La romanización de Málaga, como sucedió en la mayoría de todo el sur de la Hispania Ulterior, fue pacífica y mayormente llevada a cabo mediante pactos negociados llamados “foedus aequum”, logrados de manera amistosa, en términos de igualdad y en forma de tratados"
Hasta ese momento, aquella antigua Málaga había sido una ciudad integrada en el imperio romano por medio de un pacto, pero sólo con la categoría de ciudad federada. Sin embargo, a partir de que se le concediera dicha ley Flavia de ámbito municipal, todos sus habitantes adquirieron la condición de ciudadanos romanos de pleno derecho, ya que en principio el derecho romano se aplicaba en su plenitud, exclusivamente, a los propios romanos invasores, mientras que, a los demás habitantes de origen hispano que habían sido dominados se les aplicaba el derecho colonial, que era bastante más restringido y discriminatorio para los propios naturales hispanos.
Y es que, con anterioridad a aquella Lex Flavia Malacitana, los nativos hispanos rara vez gozaban del derecho romano utilizado en la misma Roma, que era mucho más amplio que el derecho colonial aplicado a las provincias que estaban bajo su dominio. En éstas, sólo se concedía en toda su plenitud, de forma privilegiada y a título individual, a algunos miembros pertenecientes a la élite de aquella sociedad malagueña, que entonces era muy clasista. Pero, a partir de la Lex Flavia dada a Málaga, el derecho romano se generalizó extendiéndose a toda la población, que ya disfrutaría de todos las prerrogativas y privilegios que suponía ser ciudadanos de pleno derecho. O sea, dicha ley Flavia supuso hacer ciudadanos de primera a quienes hasta habían sido tenidos de peor clase, derecho y condición social (en Roma entonces había dos clases principales: los “patricios”, pertenecientes a la clase romana dominante y los “ilotas” o plebellos.
Por eso aquella ley resultó ser tan importante para aquella sociedad romana, porque hasta entonces, los naturales de Hispania apenas tenían derechos, mientras que los invasores romanos estaban colmados de toda clase de poderes y privilegios. Y la nueva ley que nos ocupa, lo que hizo fue concederlos de forma igualatoria a todos los habitantes, ya fueran de origen romano o hispano. De ahí que la misma fuera históricamente tan importante y tan merecedora de ser conocida, por el avance social e integrador que supuso.
La Lex Flavia, es también conocida como Lex Malacae que, jurídicamente considerada, era un compendio de estatutos municipales que establecían el paso de la ciudad de Malaca [1] como ciudad federada [2] a municipio [3] de derecho latino dentro del imperio romano [4]. Y aquella concesión de ciudadanía fue grabada en cinco tablas metálicas de bronce, que entonces era la forma más común de escribir y conservar la escritura de las leyes promulgadas; habiéndose podido rescatar y conservar sólo una tabla que fue encontrada casualmente por dos obreros trabajando en un talud, permaneciendo todavía perdidas las cuatro tablas restantes. El original de la que fue hallada se encuentra depositado formando parte de los fondos del Museo Arqueológico Nacional [5] de España, como documento histórico relevante de primera magnitud, habida cuenta de su enorme valor histórico y arqueológico consiste en que fue la primera compilación de su género y porque figura escrita en bronce puro de la antigua Hispania.
La romanización de Málaga, como sucedió en la mayoría de todo el sur de la Hispania Ulterior [9], fue pacífica y mayormente llevada a cabo mediante pactos negociados llamados “foedus aequum [2]”, logrados de manera amistosa, en términos de igualdad y en forma de tratados. Durante la época que la tabla representa, el Municipium Malacitanum era un lugar de tránsito e intercambio dentro de la Vía Hercúlea [10], dinamizadora de la ciudad tanto económica como culturalmente, al comunicarla con otros asentamientos del interior de Hispania [11] y con los demás puertos del Mediterráneo [12]. Tras las guerras civiles que se produjeron en el imperio romano (años 68 [13]-69 [14], o llamado "año de los cuatro emperadores [15]"), resultó vencedor Vespasiano [16], fundador de la dinastía Flavia [17], quien contaba con buenos aliados en Hispania.
Dicha ley se otorgó en el año 74 [18] d.C. porque la ciudad de Malaca solicitó al emperador que se le concediera la Lex Flavia, al amparo del otorgamiento de la latinidad a toda Hispania. Sin embargo, esta concesión de ciudadanía no se materializó hasta algún momento indeterminado que debió tener lugar entre dichos años 81 [19] y 96 [20], ya bajo el gobierno de Domiciano [21], el cual es citado dentro de los juramentos del texto legal.
"Por eso aquella ley resultó ser tan importante para aquella sociedad romana, porque hasta entonces, los naturales de Hispania apenas tenían derechos, mientras que los invasores romanos estaban colmados de toda clase de poderes y privilegios"
Las tablas fueron halladas en el año 1851 [22], en la zona del Monte de El Ejido [23] de Málaga, en la parte oeste de las afueras de la ciudad, por los dos trabajadores mencionados; cuya pretensión inicial era la venta de estas piezas como simple metal viejo a una familia malagueña de broncistas que, en principio, pensó fundirlas. Pero antes de que fuesen fundidas, la noticia de la existencia de las tablas llegó a oídos de otro matrimonio malagueño perteneciente a distinta familia, quienes las adquirieron con el fin de iniciar con ellas una colección arqueológica.
Con posterioridad, un pariente de esta última familia, estudió, tradujo y divulgó entre los especialistas de derecho romano dicha Lex Flavia Malacitana, trabajos muy meritorios por los que su analista fue nombrado caballero de la Orden de Isabel la Católica [24]. Durante años, estas tablas fueron expuestas en el Museo [25]de la finca de la Concepción [26] en Málaga, pero sus poseedores decidieron vender su colección de bronces al Estado para evitar de este modo que tan valioso hallazgo se dispersara tras su muerte y que también pudiera extraviarse. Y así pasaron a formar parte de los fondos del Museo Arqueológico Nacional [5].
Actualmente, el Ayuntamiento de Málaga [27] posee una copia de dichas tablas, que se exponen al público en su Salón de Plenos. El lugar donde se encontró la Lex Flavia Malacitana se encuentra ubicado en una zona de antiguos tejares donde también fueron encontradas otras dos tablas de bronce de la época romana con inscripciones latinas, una de ellas del antiguo municipio romano de Salpensa (Utrera), que por la misma fecha (siglo I a.C.), jugó un papel comercial muy importante dentro del entorno de lo que entonces fue la vieja Hispalis romana (Sevilla). Como se sabe, en la actualidad Utrera es una importante ciudad de unos 50.000 habitantes y que ya en aquella época tuvo una historia muy interesante, porque era un municipio con numerosos rincones históricos, también con iglesias milenarias, antiguas juderías, etc.
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