Algunos de los negocios de la Marina, con múltiples daños y sin poder abrir; familias del Recinto desalojadas por el derrumbe de una estructura militar que tuvo que ser revisada
Las lluvias han marcado sus secuelas más graves en distintos puntos de la ciudad. Desde el viernes en la Marina, dejando a varios negocios muy afectados por las inundaciones cuyos responsables no podían atender al público debido a los daños sufridos. Ayer en el Recinto, al producirse un derrumbe en una estructura militar, la del polvorín y estación telemétrica de San Hipólito, que llevó a la intervención de los servicios de emergencia de la Ciudad ante el riesgo de caída sobre las viviendas más próximas. Esta estructura está ubicada al igual que varias viviendas en terreno militar y durante años las 14 familias que allí residen han advertido de su deterioro instando a la Comandancia General a que actuara. No se hizo y al final ha sucedido lo esperado: que tras las constantes y fuertes lluvias se produjo un derrumbamiento que, según la valoración del SEIS, puede ir a más.
El consejero de Gobernación, Jacob Hachuel, y el responsable de Bomberos acudieron al lugar para informar a tres de las familias que residen en las casas más próximas a esta estructura que debían abandonarlas, al estimarse que podía producirse un derrumbamiento mayor que afectaría directamente a su integridad. Un ingeniero militar y el teniente coronel de guardia de la Comandancia se desplazaron también a la zona, comprobando los graves daños registrados.
Una de las familias afectadas por el desalojo denunció a El Faro la situación en la que se encuentran, viéndose obligados a dejar su vivienda sin tener a dónde acudir y sin que nadie les diera una alternativa. Critican que desde hace mucho tiempo habían advertido de la dejación en la zona sin que nada se hubiera hecho, protestando porque se les ordenó dejar su hogar, buscarse por su cuenta un lugar donde dormir y ante las reticencias mostradas se les advirtió de que, de no hacerlo, se les podía detener u obligar a salir por la fuerza ante el riesgo existente. “No nos dicen nada, que nos vayamos, pero ¿para cuánto tiempo? Dos, tres meses... ¿y a dónde vamos?”, exponía una de las afectadas. “Nuestra casa está nueva. Al menos que nos den información, que apuntalen esto... no que nos digan que tenemos que salir de aquí, ya, y con estas formas”, lamentaba. De momento se ha desplomado una de las fachadas de esta estación, ubicada en lo alto del monte y que en su tiempo sirvió como nido de ametralladoras a modo de vigilancia. El martes se procederá a la apertura de esta estructura para comprobar los daños sufridos y valorar su arreglo.
Bomberos ha informado a Gobernación del peligro de que haya nuevos derrumbes.