Atrapados en las colas, sin posibilidad de llegar hasta la frontera, obligados a esperar la llegada del autobús para que se les dé paso... así transcurre el día a día para los asalariados del taxi. Trabajadores convertidos en las grandes víctimas de las colas que han visto sus ingresos mermados notablemente. A los dueños del vehículo les tienen que entregar una recaudación fija que, ahora, con las retenciones y bloqueos resulta más complicado de lograr. ¿Qué sucede? Que al final el asalariado termina trabajando toda la jornada para, una vez entregada la parte a su jefe, tan solo se pueda llevar entre 15 ó 20 euros a su casa. “Somos casi todos padres de familia que sufrimos con impotencia lo que está pasando. Nadie nos defiende y somos los más perjudicados por esta situación”, lamenta un chófer. Viven presionados por la necesidad de hacer el mayor número posible de carreras y ganar un margen que llevarse a casa. Un margen que cada vez es menor. “Nos vemos obligados a dejar a los clientes en la curva del Hospital, incluso mujeres con carritos de bebé porque no podemos avanzar más. La crisis que ya de por sí sufríamos ahora está agravada por las colas”, añade otro compañero que apunta a la jornada de tarde como la más problemática.
A pocas puertas pueden pegar para trasladar sus quejas. Pueden estar trabajando horas y horas para terminar ganando menos que cualquier taxi de Marruecos, a los que, por cierto, la Policía marroquí sí les abre camino para no quedar atrapados en las colas de hasta cinco horas que se organizan en el lado vecino, debido a las obras de mejora que están llevando a cabo en Bab Sebta.
El sector del taxi junto con el de autobús habían anunciado la organización de una caravana de protesta para el próximo lunes. La misma no se llevará a cabo, ya que, tras una reunión en la Delegación del Gobierno, se ha optado por dar un margen de confianza para la obtención de mejoras. Los asalariados no ven con buenos ojos que se haya anulado esa particular forma de presión, ya que es la única que les queda para significar ante la Administración, todos unidos, que no pueden más.
Delegación les ha prometido mayor coordinación por parte de la Guardia Civil para que se les facilite el paso y puedan llegar hasta la frontera. Esto, prometido, muchas veces no es viable ya que se les obliga a los taxis a esperar al bus, lo que les rompe su manera de trabajar.
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