Los vecinos de Cabrerizas Bajas ven ahora un panorama muy diferente al de hace una semana. Por su ventana, mirando al monte, ahora sólo se ve la devastación provocada por el fuego que el pasado domingo arrasó con más de 70 hectáreas en García Aldave. Pese a haber vuelto a una relativa normalidad, aún recuerdan los momentos de tensión que vivieron el sábado, al ser desalojados y permanecer durante horas sobre la carretera del Serrallo a ser evacuados, viendo mientras tanto como ardía el monte a escasos metros de sus hogares.
Subiendo la misma carretera, en Cabrerizas Altas, la situación es la misma. En su caso, el sábado pasado vivieron con expectación el incendio que afectaba a sus vecinos, pero no fue hasta el domingo, con el nuevo fuego cuando lo sufrieron en sus propios hogares.
Pepi Fernández, integrante de una de las cinco familias que tuvieron que ser desalojadas, aún sigue limpiando el destrozo que el humo hizo en su casa. “No sé cómo, pero el olor ha llegado hasta dentro de los armarios”, explica la mujer. En su caso, cuenta como su hijo, de vacaciones en Londres, la llamó angustiado al ver las noticias del incendio en los informativos y como su madre explicaba lo sucedido, mientras era evacuada de su casa. “Mi hijo estaba desesperado”.
Ese día todo se volvió caótico para los vecino de esta zona de la ciudad, ya que sin luz y sin teléfono, la comunicación con sus familiares se volvió imposible para corroborar que todos estaban bien. “Durante estos días aún nos seguían llamando”, explica la mujer. La luz volvió el mismo sábado, gracias a una conexión que se estableció desde el centro penitenciario de Fuerte Mendizábal, ya que todo el cableado de la red eléctrica que abastecía tanto al Serrallo como a Cabrerizas, quedó totalmente destrozado por el fuego.
Sin embargo, la línea telefónica y la cobertura sigue siendo un problema para los vecinos. El incendio causó daños graves a la estación tubular del Serrallo, en la que las compañías como Orange, Vodafone y Movistar ocupan para dar el servicio tanto de red móvil como de internet a sus usuarios.
Ayer por la mañana, un técnico de Orange conseguía reestablecer el servicio de telefonía móvil, aunque aún seguían teniendo problemas con internet. Y no es para menos, ya que el calor tan intenso derritió el interior de la caseta donde se encuentran los servidores de esta compañía por no hablar del exterior, que quedó completamente calcinado, dejando metros de cableado y los transformadores reducidos a cenizas.
Esto ha provocado que toda esta zona, a día de hoy, carezca de cobertura móvil y de internet. Tal y como explica Pepi Jiménez o su vecino Jorge, que ya han llamado a sus respectivas compañías para ponerles en conocimiento de esta situación.
No obstante, el técnico de una de las compañías reconoce que la perdida de cableado ha sido mucha y pese a que en su caso ha podido resolverlo, admite que las otras dos compañías lo van a tener más difícil, puesto que todos sus transformadores han quedado calcinados, teniendo que hacer la instalación de nuevo.
La línea telefónica es el único servicio con el que aún no cuentan, pero no es el único problema que tienen. La pérdida de vegetación ha convertido esta zona en un paisaje calcinado y desértico, subiendo considerablemente la temperatura del lugar. “Era imposible dormir con el calor”, relata una joven que fue evacuada el pasado sábado. Y la situación no mejora.
El sonido de las chicharras ensordece a un paisaje que dista mucho de lo que era hace sólo una semana. El verde característico de lo que era considerado “el pulmón” de Ceuta ahora se ha tornado en el gris y negro de la vegetación calcinada. Aún extinguido, el olor intenso a quemado sigue presente y tras volver a la tranquilidad, los vecinos siguen sin olvidar los momentos de tensión que vivieron.