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La cuarta generación de matronas residentes celebraron su graduación en el Salón de Actos del Hospital Universitario. Desde ayer, hay en el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) cuatro nuevas enfermeras especializadas en el cuidado de la salud de las mujeres durante el embarazo, las asistencia al parto y el seguimiento del posparto.
Nieves Rodríguez, Lorena Corcuera, Dina Mohamed y Ana Isabel Cabañas, las cuatro residentes que pasaron a ser matronas de modo oficial, recibieron un presente como recuerdo de sus dos años de trayectoria en la Unidad Docente de manos de Manuel Sánchez y Mª Carmen Vázquez, los tutores.
El acto estuvo presidido por Beatriz Aranda, secretaria de la Escuela Universitaria de Enfermería de Ceuta, Manuel Sánchez, coordinador de la Unidad Docente de Matronas del Ingesa, y Juan Carlos Querol, gerente de Atención Sanitaria de Ceuta.
Aranda manifestó su orgullo con motivo de la finalización del curso 2011, reconociendo la labor social y profesional de las matronas graduadas. “En este día de clausura, quiero transmitir mi reconocimiento a estas cuatro nuevas enfermeras que acaban de concluir su periodo de residencia. Es una gratificación por el buen ser y el buen estar de estas profesionales”.
Manuel Sánchez, coordinador de la Unidad Docente de Matronas, aprovechó la ocasión para hacer un recorrido en el historial de las residentes matronas a lo largo de los últimos cuatro años, fecha en la que se instauró la especialidad en el Ingesa. Sánchez destacó la alta cualificación de las matronas en Ceuta destacando la completa ocupación laboral de las graduadas. “Los objetivos se van alcanzando. La Unidad Docente funciona. Acaba de concluir la cuarta promoción y ya están en marcha la quinta y la sexta”, subrayó.
La palabra pasó entonces a las verdaderas protagonistas del acto, las jóvenes matronas recién egresadas. Al estrado subieron Lorena Corcuera y Ana Isabel Cabañas, encargadas de leer un emotivo discurso al alimón en varias ocasiones. Corcuera y Cabañas rememoraron su estancia en el hospital y señalaron la suerte de haber “vivido en primera persona el cambio del hospital durante su periodo de residencia.
En varias ocasiones mencionaron la suerte de participar en el “milagro de la vida”y y aprovecharon para agradecer a las compañeras, a las familias y los ginecólogos y supervisores del centro. Tampoco quisieron dejar de ponderar las instalaciones del hospital, además de restar importancia a sus nombres y cedérsela a las más directas receptoras de la profesión, las mujeres embarazadas que a diario acuden a los centros ceutíes para recibir los cuidados especializados.