Ha llegado el día. Mohamed se ha vestido “de guapo”. Esta será la primera Pascua que celebra tomando más conciencia de lo que supone todos los detalles que rodean la gran fiesta musulmana. Durante estos días ha compartido horas con el borrego que su padre tenía atado en el patio de su casa, en Loma Colmenar. Y ahora ha llegado el momento del sacrificio.
Y Mohamed, que aparenta no alcanzar todavía los diez años, se suma a la comitiva que agarra al animal para llevarlo hasta la carpa. Pasan las diez de la mañana y la barriada empieza a sacar a los animales de sus casas para proceder al sacrificio. Adultos, niños y niñas se entremezclan para ser testigos de un sacrificio al que no tienen miedo. Las mujeres en las casas. “Yo no bajo, por mí ni lo mataba”, asegura desde una de las balconadas una mujer que espera a que le lleven el animal ya sacrificado para empezar a preparar la comida. Para ellas comienza una jornada en la que el trabajo se multiplica.
Hasta la carpa van llegando los cabezas de familia con los borregos y se va procediendo al sacrificio cumpliendo con un rito que se va repitiendo, a la misma hora pero en distintos espacios, en las diferentes carpas que ha dispuesto la Ciudad. Este año dos más que el pasado, hasta un total de 17.
Se supone que todos los sacrificios deben llevarse a cabo en estos puntos habilitados por la Ciudad, pero los vecinos aseguran que hay familias que continúan “con lo de siempre”, o sea, cumpliendo con el sacrificio en los patios de las casas. No lo permite la ley, pero tampoco hay una inspección que lo pueda controlar al detalle.
Y así pasa la jornada. Los musulmanes están de fiesta y el resto de la ciudadanía también, ya que el calendario aprobado en pleno marca que el día de ayer fuera festivo y además puente. Y eso se nota en las calles, en los comercios y hasta en las cafeterías. Las que decidieron abrir hicieron su ‘agosto’ particular.
Mohamed regresa a su casa. Ha presenciado el sacrificio sin reparo alguno y vuelve a sus juegos, con los demás niños del barrio, todos guapísimos con sus chilabas nuevas, celebrando la Pascua.
“Esto es algo normal para nosotros, pero también para ustedes”, señala un vecino de la barriada. Y entonces los presentes empiezan a recordar que en los pueblos de toda España se ha procedido a los sacrificios -y se sigue haciendo- ante la celebración de las grandes fiestas como la Navidad. Así que las culturas tampoco mantienen tantas diferencias.
La Ciudad y la FPAV han planificado durante las jornadas previas a la Pascua la distribución de bolsas para recoger las vísceras de los borregos (más de 10.000) y la ubicación de las carpas, garantizando que en todas las barriadas existiera un punto al que acudir para realizar los sacrificios.
Este año se repiten las mismas quejas que otros, sobre todo por el elevado precio de la unidad, que resulta más caro que adquiriéndolo en Marruecos. La prohibición de entrada de los animales por la frontera impide que se traigan desde el otro lado, obligando a las familias a recurrir a los que llegan desde la península o bien acudir a Marruecos a celebrar la fiesta con sus familias. La crisis, este año, también ha influido y se ha materializado en dos cifras: se han comprado medio millar de corderos menos y ha aumentado el tráfico de personas que han acudido al país vecino a celebrar la Pascua.
Por cierto que en Ceuta se produjeron algunas quejas de vecinos de barriadas que prostestaban por la cantidad de sangre acumulada en algunos puntos. Por ejemplo en Benítez, ya que la canalización de la sangre que salía de la carpa fue a parar directamente a la playa.
Algunos musulmanes aún no acuden a los lugares habilitados
Si bien la Ciudad lleva varios años poniendo a disposición de la comunidad musulmana el dispositivo necesario para llevar a cabo la festividad del sacrificio, aún existen algunas familias reacias a llevar a cabo la matanza del cordero en las áreas habilitadas a tal fin. Eso ocurre en distintas zonas de la ciudad, y el sacrificio se realiza en plena calle, patios comunes o incluso en terrazas de domicilios particulares.
Además de los olores que esto puede provocar, la imagen también puede desagradar a los vecinos. Algunos de ellos han hecho llegar sus quejas a este medio, “respeto esta tradición, pero lo que no es lógico es que si lo hacen en lugares que no están adecuados para que maten el borrego, los restos de sangre corran luego por la calle como si tal cosa”, se lamentaba un ceutí que había sido testigo del sacrificio.
Sacrificios en Ceuta o Marruecos según el bolsillo
La crisis estuvo presente también en la Pascua musulmana. La crisis y el puente. La diferencia de precios con Marruecos hizo que fueran este año más las familias que acudieron al vecino país a celebrar el sacrificio. El bolsillo manda y las quejas por la carestía de los animales hizo que desde primera hora y ya desde el sábado fueran varias las familias que decidieran cargar los coches y pasar al otro lado. Y en Ceuta también la Pascua dejaba otra imagen: la del puente. Y es que fueron muchos los ceutíes que lo aprovecharon para desplazarse a la península, y muchos de ellos aprovechando el festivo del lunes para realizar compras al otro lado del estrecho. Fuentes portuarias estiman que unas 23.000 personas han utilizado la línea marítima entre Ceuta y Algeciras con motivo del puente festivo. El masivo desplazamiento se ha producido teniendo en cuenta que ayer era festivo por la celebración del Eid el Adha (Pascua del Sacrificio) y muchos ceutíes habían aprovechado para desplazarse a la península a pasar el fin de semana y realizar compras.sacrificio dentro de las carpasLimpieza en el momento