El Hospital Universitario albergó ayer la presentación de la Cartilla INGESA de Control Infantil de Radiaciones Ionizantes (CICIR), que vigilará las dosis radiológicas aplicadas a los niños ceutíes de hasta 14 años. La iniciativa se enmarca dentro del programa sobre seguridad al paciente que desarrolla el centro hospitalario.
En el evento intervinieron el doctor José López Barba, responsable de gestión de riesgos clínicos e impulsor de la cartilla, y el doctor Javier Delgado, subdirector médico de atención especializada del hospital.
El doctor López Barba expuso algunas cifras para evidenciar la importancia del control radiológico. Según afirmó, anualmente se realizan más de 2.500 millones de exámenes con radiologías en todo el mundo y los pacientes de cáncer que reciben quimioterapia superan los cinco millones.
“La radiología tradicional está dando paso a formas cada vez más sofisticadas, el número de pacientes tratados aumenta y se administran más dosis.” En este contexto, según explicó López, la Organización Mundial de la Salud recomienda optimizar las exposiciones con buenas prácticas médicas, consejo que el INGESA ha adoptado en forma de cartilla.
El facultativo indicó que las exposiciones radiológicas superan ampliamente las radiaciones que sufrimos en nuestra vida diaria: “Una radiografía de tórax equivale a la radiación que una persona recibe en un día y medio en su rutina normal. Un digestivo dieciséis meses y un TAC de abdomen cuatro años y medio.”
“En diversos estudios se ha comprobado que hay un pequeño pero apreciable incremento porcentual de afectados de cáncer entre la población radiada respecto a las personas que no han estado expuestas a radiología”, aseveró el doctor López.
A pesar de ello, y dado que “los beneficios para el paciente son enormes”, la mejor vía es el control de la radiación, minimizándola en lo posible para evitar exposiciones innecesarias, especialmente en los niños, “seres humanos en desarrollo y con células más sensibles”. Por el momento, no se plantea extender el programa a los adultos.
La cartilla se divide en dos partes, a rellenar por médico y radiólogo
La cartilla de control infantil de radiaciones ionizantes (CICIR) tiene soporte físico de cuartilla de cartón. La portada contiene los datos identificativos y de contacto del menor.
Las caras centrales están divididas en dos partes. La primera, situada a la izquierda, debe ser rellenada por el médico que solicita la exploración radiológica. Tendrá que indicarse la prueba solicitada, el facultativo que lo pide y el lugar anatómico en que se pretende aplicar la radiación.
En la zona derecha, el servicio de radiología que realice la prueba debe dejar constancia de la fecha, la dosis administrado e identificar el servicio radiológico del que se trate.
En el envés, el INGESA ha impreso información para los padres. Según reza, el objetivo del documento es “conocer las exploraciones radiológicas solicitadas previamente, evitar la realización de exploraciones repetidas y disminuir la carga de dosis radiológica a la que expone al niño, disminuyendo el riesgo de irradiación innecesaria.
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